jueves, 31 de enero de 2013

A Pablo Neruda, con Chile en el corazón

No dormiréis, malditos de la espada,
cuervos nocturnos de sangrientas uñas,
tristes cobardes de las sombras tristes,
violadores de muertos.

No dormiréis.

Su noble canto, su pasión abierta,
su estatura más alta que las cumbres,
con el cántico libre de su pueblo
os ahogarán un día.

No dormiréis.

Venid a ver su casa asesinada,
la miseria fecal de vuestro odio,
su inmenso corazón pisoteado,
su pura mano herida.

No dormiréis.

No dormiréis porque ninguno duerme.
No dormiréis porque su luz os ciega.
No dormiréis porque la muerte es solo
vuestra victoria.

No dormiréis jamás porque estais muertos.
                                            España, 1973.

Rafael Alberti: Fustigada luz (1980)

Versións:
Rafael Alberti: A Pablo Neruda en el corazón; Soledad Bravo Rafael Alberti; 1978; Cara 1, Corte 5



Ángel Corpa: No dormiréis; Canta a Rafael Alberti. Verte y no verte; 2004; Pista 6



Zapata: A Neruda, con Chile en el corazón; Poesía en resistencia; 2012; Pista 5

miércoles, 30 de enero de 2013

Como se arranca el hierro de una herida

Rima XLVIII

    Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué;
aunque sentí al hacerlo que la vida
            ¡me arrancaba con él!

    Del altar que le alcé en el alma mía,
la voluntad su imagen arrojó;
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

    Aún, para combatir mi firme empeño,
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
            en que acaba el soñar!

Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)

Versións:
Benito Moreno: Como se arranca; La vida; 1988; Cara B, Corte 4



Vicente Monera: Como se arranca el hierro; www.musicaypoemas.com; 2008;

999 calorías

            XXXII

999 calorías
Rumbbb... Trrraprrrr rrach... chaz
Serpentínica u del bizcochero
engirafada al tímpano.
      Quién como los hielos. Pero no.
Quién como lo que va ni más ni menos.
Quién como el justo medio.
1,000 calorías
Azulea y ríe su gran cachaza
el firmamento gringo. Baja
el sol empavado y le alborota los cascos
al más frío.
      Remeda al cuco; Roooooooeeeis...
tierno autocarril, móvil de sed,
que corre hasta la playa.
      Aire, aire! Hielo!
Si al menos el calor (___________Mejor
                            no digo nada.
      Y hasta la misma pluma
con que escribo por último se troncha.
      Treinta y tres trillones trescientos treinta
y tres calorías.

César Vallejo: Trilce (1922)

Versións:
Juanito C. Bueno: Pregón calórico; Los pasos lejanos. Tributo rock a César Vallejo; 2007; Pista 10

Canción cantada

En el gris,
el pájaro Griffón
se vestía de gris.
Y la niña Kikirikí
perdía su blancor
y forma allí.

Para entrar en el gris
me pinté de gris.
¡Y cómo relumbraba
en el gris!

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Vicente Monera: Canción cantada; www.musicaypoemas.com; 2011;

martes, 29 de enero de 2013

Balada

    El pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!

    El va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!

    El besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!

    El irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!

Gabriela Mistral: Desolación (1922)

Versións:
Ángel Parra e Javiera Parra: Balada; Amado, apresura el paso; 1995; Pista 3



Fernando González e Paula Batarce: Balada; A Gabriela Mistral. Amo amor; 2005; Pista 2

Cendal flotante de leve bruma

Rima XV

    Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
            rumor sonoro
            de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz:
            eso eres tú.

    Tú, sombra aérea que cuantas veces
voy a tocarte te desvaneces
¡como la llama, como el sonido,
como la niebla, como un gemido
            del lago azul!

    En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
            largo lamento
            del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor:
            ¡eso soy yo!

    Yo, que a tus ojos, en mi agonía,
los ojos vuelvo de noche y día;
yo, que incansable corro, y demente,
¡tras una sombra, tras la hija ardiente
            de una visión!

Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)

Versións:
Benito Moreno: Cendal flotante; La vida; 1988; Cara B, Corte 2



Vicente Monera: Cendal flotante; www.musicaypoemas.com; 2011;

domingo, 27 de enero de 2013

Así nunca volvió a ser

Como llevaba trenza
la llamábamos trencita en la tarde del jueves.
Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba
a una extraña región de la que nunca volveríamos.

Porque es casi imposible abandonar
aquel olor a tierra de su cabello sucio,
sus ásperas rodillas todavía con polvo
y con sangre de la última caída
y, sobre todo,
la nacarada nuca donde se demoraban
unas gotas de luz cuando ya luz no había.

Allí me dejó un día de verano
y jamás regresó
a recoger mi insomne pensamiento
que desde entonces vaga por sus brazos
corrigiendo su ruta, terco y contradictorio,
lo mismo que una hormiga que no sabe salir
de la rama de un árbol en el que se ha perdido.

Ángel González: Breves acotaciones para una biografía (1971)

Versións:
Pedro Guerra e Ángel González: Así nunca volvió a ser; La palabra en el aire; 2003; Pista 4



Ángel González: Así nunca volvió a ser; A todo amor: antología personal; 2006; Pista 32

Arrepentimiento y lágrimas debidas al engaño de la vida

Huye sin percibirse lento el día,
y la hora secreta y recatada
con silencio se acerca, y despreciada,
lleva tras sí la edad lozana mía.

La Vida nueva que en niñez ardía,
la juventud robusta y engañada,
en el postrer invierno sepultada
yace entre negra sombra y nieve fría.

No sentí resbalar mudos los años;
hoy los lloro pasados, y los veo
riendo de mis lágrimas y daños.

Mi penitencia deba a mi deseo,
pues me deben la Vida mis engaños,
y espero el mal que paso y no le creo.

Francisco de Quevedo: El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido con las nueve musas castellanas (1648)

Versións:
Vicente Monera: Arrepentimiento y lágrimas; www.musicaypoemas.com; 2008;

Cuando vayamos al mar

Cuando vayamos al mar
yo te diré mi secreto...
Mi secreto se parece
a la ola y a la sal.

Cuando vayamos al mar
te lo diré sin palabras:
Por bajo del agua quieta,
Desdibujado y fugaz,
mi secreto pasará
como un reflejo del agua,
como una rama de algas
entre flores de cristal...

Cuando vayamos al mar
yo te diré mi secreto:
Me envuelve, pero no es ola...
Me amarga..., pero no es sal...

Dulce María Loynaz: Melancolía de otoño (1997)

Versións:
Amaury Pérez: Cuando vayamos al mar; Eternidad; 1999; Pista 2



Amaury Pérez: Cuando vayamos al mar; Muy personal. 30 años de canciones; 2001; CD1, Pista 8

(Reedición da versión do disco Eternidad, do ano 1999)

viernes, 25 de enero de 2013

Agua, ¿dónde vas?

Agua, ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?

Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?

No quiero decirte nada.
Yo... ¡temblar!

¡Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar!

(Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están).

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Vicente Monera: Agua, ¿dónde vas?; www.musicaypoemas.com; 2009;

miércoles, 23 de enero de 2013

Noche serena

(Oda VIII)

                    A Diego Loarte

Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo,
de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado,
el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;

despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con voz doliente:
Morada de grandeza,
templo de claridad y de hermosura:
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel, baja, oscura?

¿Qué  mortal desatino
de la verdad aleja ansí el sentido,
que de tu bien divino
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el bien fingido?
El hombre está entregado
al sueño, de su suerte no cuidando,
y con paso callado
el cielo, vueltas dando,
las horas del vivir le va hurtando.

¡Ay!, despertad, mortales!
Mirad con atención en vuestro daño.
¿Las almas inmortales,
hechas a bien tamaño,
podrán vivir de sombra y sólo engaño?
¡Ay!, levantad los ojos
a aquella celestial eterna esfera:
burlaréis los antojos
de aquesta lisonjera
vida, con cuanto teme y cuanto espera.
¿Es más que un breve punto
el bajo y torpe suelo, comparado
con aquel gran trasunto,
do vive mejorado
lo que es, lo que será, lo que ha pasado?
Quien mira el gran concierto
de aquellos resplandores eternales,
su movimiento cierto,
sus pasos desiguales,
y en proporción concorde tan iguales:
la luna cómo mueve
la plateada rueda, y va en pos de ella
la luz do el saber llueve,
y la graciosa estrella
de Amor la sigue reluciente y bella;

y cómo otro camino
prosigue el sanguinoso Marte airado,
y el Júpiter benino,
de bienes mil cercado,
serena el cielo con su rayo amado.
Rodéase en la cumbre
Saturno, padre de los siglos de oro;
tras él la muchedumbre
del reluciente coro
su luz va repartiendo y su tesoro.»
¿Quién es el que esto mira,
y precia la bajeza de la tierra,
y no gime y suspira
por romper lo que encierra
el alma, y de estos bienes la destierra?
Aquí vive el contento,
aquí reina la paz; aquí, asentado
en rico y alto asiento
está el Amor sagrado,
de glorias y deleites rodeado.
Inmensa hermosura
aquí se muestra toda, y resplandece
clarísma luz pura
que jamás anochece:
eterna primavera aquí florece.

¡Oh, campos verdaderos!
¡Oh, prados con verdad frescos y amenos!
¡Riquísimos mineros!
¡Oh, deleitosos senos!
¡Repuestos valles, de mil bienes llenos!

Fray Luis de León: Obras propias, y traducciones latinas y griegas y italianas, con la parafrasi de algunos psalmos y capítulos de Iob. Sacadas de la librería de don Manuel Sarmiento de Mendoça, canónigo de la Magistral de la santa Iglesia de Sevilla* (1631)

Versións:
Nydia Caro: Noche serena; De amores luminosos; 1998; Pista 8



Juan Carlos Mestre: Noche serena**; Huelas de Salamanca; 2005; Pistas 1 e 2



*[Primeira edición dos poemas de Fray Luis de León feita por Francisco de Quevedo]
**[O recitativo de Juan Carlos Mestre atópase dividido en dúas partes no CD Huellas de Salamanca: a primeira parte ao final da pista 1, despois dunha cantiga popular castellana, Salamanca la blanca; a segunda parte ao comezo da pista 2, precedendo ao poema Alegra Titiritero de Juan Ramón Jiménez, as dúas musicalizacións están interpretadas por Amancio Prada]

martes, 22 de enero de 2013

Ausencia

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!
Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos que se devanaban
en lanzaderas, debajo tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor, y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese, y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche
como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

Gabriela Mistral: La ola muerta. Tala (1938)

Versións:
Ángel Parra: Ausencia; Amado, apresura el paso; 1995; Pista 1

lunes, 21 de enero de 2013

Apuntes

     I
Desde mi ventana,
(campo de Baeza,
a la luna clara!
¡Montes de Cazorla,
Aznaitín y Máginal
¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena!

     II
Sobre el olivar,
se vio a la lechuza
volar y volar.
Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos.
Y la encina negra,
a medio camino
de Úbeda a Baeza.

     III
Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
San Cristobalón
la quiso espantar,
al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.

     IV
Sobre el olivar,
se vio a la lechuza
volar y volar.
A Santa María
un ramito verde
volando traía.
¡Campo de Baeza,
soñaré contigo
cuando no te vea!

     V
Dondequiera vaya,
José de Mairena
lleva su guitarra.
Su guitarra lleva,
cuando va a caballo,
a la bandolera.
Y lleva el caballo
con la rienda corta,
la cerviz en alto.

     VI
¡Pardos borriquillos
de ramón cargados,
entre los olivos!

     VII
Tus sendas de cabras
Y tus madroñeras,
Córdoba serrana!

     VIII
¡La del Romancero,
Córdoba la liana!…
Guadalquivir hace vega,
el campo relincha y brama.

     IX
Los olivos grises,
los caminos blancos.
El sol ha sorbido
la calor del campo;
y hasta tu recuerdo
me lo va secando
este alma de polvo
de los días malos.

Antonio Machado: Nuevas canciones (1924)

Versións:
Vicente Monera: Los olivos grises; www.musicaypoemas.com; 2008;



Mirta Karp e Sergio Aschero: Apuntes; Poecanto; 2010

Artritis metafísica

Siempre alguna mujer me llevó de la nariz
(para no hacer mención de otros apéndices).

Anillado
como un mono doméstico,
salté de cama en cama.

¡Cuánta zalema alegre,
qué equilibrios tan altos y difíciles,
qué acrobacias tan ágiles,
qué risa!

Aunque era un espectáculo hilarante,
hubo quien se dolió de mis piruetas,
lo cual no es nada extraño:
en semejante trance
yo mismo
me rompí el alma en más de una ocasión.

Es una pena que esos golpes
que, entregados al júbilo del vuelo,
entonces casi no sentimos,
algunas tardes ahora,
en el otoño,
cuando amenaza lluvia
y viene el frío,
nos vuelvan a doler tanto en el alma;
renovado dolor que no permite
reconciliar el sueño interrumpido.

En esas condiciones no hay alivio posible:
ni el bálsamo falaz de la nostalgia,
ni el más firme consuelo del olvido.

Ángel González: Biografía e historias. Prosemas o menos (1985)

Versións:
Ángel González: Artritis metafísica; La palabra en el aire; 2003; Pista 9



Ángel González: Artritis metafísica; A todo amor: antología personal; 2006; Pista 41

(Recitativo semellante ao do disco La palabra en el aire, do ano 2003.)

sábado, 19 de enero de 2013

Cerraron sus ojos

Rima LXXIII

    Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

    La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho,
y entre aquella sombra
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

    Despertaba el día
y a su albor primero
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

    De la casa, en hombros,
lleváronla al templo,
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

    Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron
y el santo recinto
quedose desierto.

    De un reloj se oía
compasado el péndulo
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

    De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.

    Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo;
allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidiose el duelo.

    La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

¡Dios mío, que solos
se quedan los muertos!

   En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

    Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan los huesos...!

    ¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es, sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo
a dejar tan tristes,
tan solos los muertos.

Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)

Versións:
Calixto Sánchez: Siguiriyas; Dela lírica al cante; 1996; Pista 4



Vicente Monera: Cerraron sus ojos; www.musicaypoemas.com; 2008;

miércoles, 16 de enero de 2013

Abril

Juega el viento de Abril gracioso y leve
con la cortina azul de mi ventana:
da todo el sol de Abril sobre la ufana
niña que pide al sol que se la lleve.

En vano el sol contemplará tendidos
hacia su luz sus brazos seductores,
estos brazos donde cuelgan las flores
como en las ramas cuelgan los nidos.

También el sol, también el sol, ha amado
y como todos los que amamos, sonriente
puede llevar la luz sobre la frente,
pero lleva la muerte en el costado.

José Martí: Flores del destierro (1878-1895) (1895)

Versións:
Amaury Pérez: Abril; Poemas de José Martí cantados por Amaury Pérez; 1978; Pista 1



Pablo Milanés: Abril; Aniversarios; 1979; Pista 5



Diego Gutiérrez: Abril; Acabo de soñar. Poemas de José Martí musicalizados por jóvenes trovadores cubanos (VVAA); 2003; Pista 1

jueves, 10 de enero de 2013

Ah vastedad de pinos

Poema 3

Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!

En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.

En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.

Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
Así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.

Pablo Neruda: 20 poemas de amor y una canción desesperada (1924)

Versións:
Pablo Neruda: Poema 3; 20 poemas de amor y una canción desesperada; 2008; Audio-libro, Pista 3; Visor libros, S.L.



Vicente Monera: Ah vastedad de pinos; www.musicaypoemas.com; 2011;

miércoles, 9 de enero de 2013

A solas soy alguien

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos peleles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.

En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.

A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

Gabriel Celaya: Poemas de Juan de Leceta (1961)

Versións:
Ismael: A solas soy alguien; Ismael en España; 1969; Pista 3



Neocantes: A solas soy alguien; Neocantes; 1973; Pista 6

martes, 8 de enero de 2013

Anoche cuando dormía

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Antonio Machado: Humorismos, Fantasías, Apuntes. Poesías completas* (1917)

Versións:
Vicente Monera: Anoche cuando dormía; www.musicaypoemas.com; 2008;



*[O poema non aparece incluido na edición de Soledades, nin na edición de Soledades, Galerías, Otros poemas, foi engadido a esta seción na edición das Poesías completas, do ano 1917]

Árboles, yerbas y plantas


Árboles, yerbas y plantas
que en aqueste sitio estáis,
tan altos, verdes y tantas,
si de mi mal no os holgáis,
escuchad mis quejas santas.
Mi dolor no os alborote,
aunque más terrible sea,
pues, por pagaros escote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

Es aquí el lugar adonde
el amador más leal
de su señora se esconde,
y ha venido a tanto mal
sin saber cómo o por dónde.
Tráele amor al estricote,
que es de muy mala ralea;
y así, hasta henchir un pipote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

Buscando las aventuras
por entre las duras peñas,
maldiciendo entrañas duras,
que entre riscos y entre breñas
halla el triste desventuras,
hirióle amor con su azote,
no con su blanda correa;
y, en tocándole el cogote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

Miguel de Cervantes: Don Quijote de La Mancha (I, 26) (1605)

Versións:
Espliego e Joaquín Díaz: Árboles, yerbas y plantas; Nunca fuera caballero; 2005; Pista 5



Neocantes: Árboles, yerbas y plantas*; Música humana, divinas palabras; 2009; Pista 2



*[A versión do grupo Neocantes ponlle ao texto de Cervantes unha melodía anónima do século XVI, recollida no Cancionero de Medinaceli]

lunes, 7 de enero de 2013

A veces, un cuerpo puede modificar un nombre

A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una
mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos.

Sin embargo, cuando pienso tu nombre, eres tú quien le da
a la palabra color, aroma, vida.

¿Qué sería tu nombre sin ti?

Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.

Ángel González: Otoños y otras luces (2001)

Versións:
Ángel González: A veces, un cuerpo puede modificar un nombre; La palabra en el aire; 2003; Pista 17

Agosto

Agosto.
Contraponientes
de melocotón y azúcar,
y el sol dentro de la tarde,
como el hueso en una fruta.

La panocha guarda intacta
su risa amarilla y dura.

Agosto.
Los niños comen
pan moreno y rica luna.

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Vicente Monera: Agosto; www.musicaypoemas.com; 2009;

Con, de, en, tras Pablo Picasso

Cuando la vida embiste o rompe dentro
a toda luz, con todo sarcasmo,
Pablo Picasso-

Donde el mundo descompone su sistema
y en un clavo que da cuelga el harapo,
Pablo Picasso-

Tras las visibles mentiras siempre en blanco,
lo invisible y al rojo de tus cuadros,
Pablo Picasso-

En este cielo-infierno de los medios,
bajo un sol de justicia, toreando,
Pablo Picasso-

Con la estructura del ojo ferozmente
mineral, y sin engaños declarando,
Pablo Picasso-

Tras nuestro mundo aparente,
con la evidencia del rayo,
en la estructura mordiente,
donde se erizan los actos,
cuando, con, en, tras, yo digo
Pablo
       Pablo Picasso-

Gabriel Celaya: Poesías completas (1977)

Versións:
Aguaviva: Con, de, en, tras Pablo Picasso; Con, de, en, tras Pablo Picasso; 1974; Pista 1

Al ver mis horas de fiebre

RIMA LXI

Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?

Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)

Versións:
Vicente Monera: Al ver mis horas de fiebre; www.musicaypoemas.com; 2009

domingo, 6 de enero de 2013

De mí, una guitarra

Cuando yo me haya ido
-qué triste que me vaya-
de esta madera mía
que me hagan una guitarra.

Cuando termine la muerte,
si dicen: "¡A levantarse!",
a mí que no me despierten.

Que por mucho que lo piense,
yo no sé lo que me espera
cuando termine la muerte.

Que yo me conformo siempre,
y una vez acostumbrado
a mí que no me despierten.

Para encontrarme conmigo
vuelvo a salir a la calle,
calle del tiempo perdido.

Para encontrarme contigo
estoy buscando en el suelo
las huellas de su sonido.

Para encontrarme con nadie
me pongo a mirar arriba,
¡Auxilio, que Dios me ampare!

Mis cuentas no están cabales:
me falta una golondrina
y me sobran tres cristales.

Mira qué cosa tan rara:
pasé la noche contigo
estando solo en mi cama.

En este día cualquiera
párate a ver cómo canta,
antes que me vaya fuera,

mi corazón en tu mano
y tu boca en mi garganta
por la mañana temprano.

Ponte a vivir como loco:
ama, ríe, bebe, olvida.
Puesto a vivir todo es poco
por más que dure la vida.

El mar no puede morir,
se quedará navegando
aunque no haya nadie aquí.

Si otros no buscan a Dios
yo no tengo más remedio:
me debe una explicación.

No digo que sí o que no.
Digo que si Dios existe
no tiene perdón de Dios.

No digo que no o que sí.
Digo que me gustaría
que Él también creyera en mí.

Yo no le guardo rencor.
Si le encuentro alguna vez
nos perdonamos los dos.

Mi pobre tierra no puede
darme lo que estoy buscando.
Nadie da lo que no tiene.

Yo no culpo a Andalucía,
sé muy bien que a su esperanza
le pasó lo que a la mía.

Averigua quién te dio
esas ganas de morirte.
Ha tenido que ser Dios.

Ha tenido que ser Dios
un día que estaba triste.
No tiene otra explicación.

Manuel Alcántara: La mitad del tiempo (1963)

Versións:
Ismael: A mi que no me despierten; Ismael en España; 1969; Pista 4

sábado, 5 de enero de 2013

A la luna venidera

A la luna venidera
te acostarás a parir
y tu vientre irradiará
la claridad sobre mí.

Alborada de tu vientre,
cada vez más claro en sí,
esclareciendo los pozos,
anocheciendo el marfil.

A la luna venidera
el mundo se vuelve a abrir.

Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)

Versións:
Banda inaudita e Julián Páez: A la luna venidera; A la luna venidera; 2010; Pista 1

Adelina de paseo

La mar no tiene naranjas.
ni Sevilla tiene amor.
Morena, qué luz de fuego.
Préstame tu quitasol.

Me pondrá la cara verde,
—zumo de lima y limón—,
tus palabras, —pececillos—
nadarán alrededor.

La mar no tiene naranjas.
Ay, amor.
¡Ni Sevilla tiene amor!

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Javier Ruibal: Por tu amor me duele el aire*; Contrabando; 1997; Pista 4



Ana Belén: Por tu amor me duele el aire*; Lorquiana. Poemas de Federico García Lorca; 1998; Pista 10



Vicente Monera: Adelina de paseo; www.musicaypoemas.com; 2008;


Marta Gómez e Javier Ruibal: Por tu amor me duele el aire*; El corazón y el sombrero; 2011; Pista 11



*[A versión musical de Javier Ruibal, Ana Belén e Marta Gómez están precedidas polo poema Es verdad, da obra Canciones, de Federico García Lorca.]

viernes, 4 de enero de 2013

Amor, cuando yo pienso

Amor, cuando yo pienso
en el mal que me das, terrible y fuerte,
voy corriendo a la muerte,
pensando así acabar mi mal inmenso.

Mas, en llegando al paso
que es puerto en este mar de mi tormento,
tanta alegría siento,
que la vida se esfuerza, y no le paso.

Así el vivir me mata,
que la muerte me torna a dar la vida.
¡Oh condición no oída
la que conmigo muerte y vida trata!

Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha (II, 68) (1615)

Versións:
Espliego: Amor, cuando yo pienso; Nunca fuera caballero; 2005; Pista 15



Vicente Monera: Amor, cuando yo pienso; www.musicaypoemas.com; 2010;

A mi buitre

Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.

El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría

mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.
                   Salamanca, 26 de octubre, 1910.

Miguel de Unamuno: Rosario de sonetos líricos (1912)

Versións:
Vicente Monera: A mi buitre; www.musicaypoemas.com; 2009;

A veces, en Octubre, es lo que pasa...

Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;

cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;

entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:

esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.

No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.

Ángel González: Muestra, corregida y aumentada, de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan (1976)

Versións:
Pedro Guerra: A veces, en Octubre, es lo que pasa…; La palabra en el aire; 2003; Pista 26

jueves, 3 de enero de 2013

Árdese Troya

Árdese Troya, y sube el humo oscuro
al enemigo cielo, y entretanto
alegre Juno mira el fuego y el llanto:
¡venganza de mujer, castigo duro!

El vulgo aun en los templos mal seguro,
huye cubierto de amarillo espanto,
corre cuajada sangre el turbio Janto,
y viene a tierra el levantado muro.

Crece el incendio propio el fuego extraño,
las empinadas máquinas cayendo,
de que se ven ruinas y pedazos.

Y la dura ocasión de tanto daño,
mientras vencido Paris muere ardiendo,
del griego vencedor duerme en los brazos.

Lope de Vega: Rimas humanas (1609)

Versións:
Vicente Monera: Árdese Troya; www.musicaypoemas.com; 2008;

miércoles, 2 de enero de 2013

Canción china en Europa

A mi ahijada Isabel Clara

La señorita
del abanico,
va por el puente
del fresco río.

Los caballeros
con sus levitas,
miran el puente
sin barandillas.

La señorita
del abanico
y los volantes
busca marido.

Los caballeros
están casados,
con altas rubias
de idioma blanco.

Los grillos cantan
por el Oeste.

(La señorita,
va por lo verde).

Los grillos cantan
bajo las flores.

(Los caballeros,
van por el Norte).

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Paco Ibáñez: La señorita del abanico; Paco Ibáñez 1; 1964; Pista 5



Isabel Parra: La señorita del abanico; Isabel Parra, Vol.2; 1968; Pista 5



Vicente Monera: Canción china en Europa; www.musicaypoemas.com; 2010;

Al volver

Aquí nació mi vida a la esperanza
y aquí esperé también que moriría;
ahora que vuelvo aquí, parecería
que el tiempo me persigue y no me alcanza.

Detiene otoño el paso a la mudanza
que en la luz, en el aire se extasía;
los árboles son llamas, su alegría
enciende ya mi bienaventuranza.

Todo pasó. Todo quedó lo mismo:
como si en este otoño floreciera,
ardiendo en el fulgor de su espejismo,

última para mí, la primavera;
abismo del no ser al ser abismo,
la eternidad del tiempo prisionera.

José Bergamín: Rimas y sonetos rezagados (1962)

Versións:
Vicente Monera: Al volver; www.musicaypoemas.com; 2009;