viernes, 19 de abril de 2013

El valle

Nada es la belleza. Mirad el sol,
su lluvia luminosa de pedernal caliente
que humildes hace ser sobre la tierra
los serenos labios y bellos de lo joven.

Ahora sabrás por qué bajo la voz de la noche
mi país se oscurece, campo de tirsos
donde verdea el musgo triste de lo anciano.

No hay consolación, sobre esta piedra
se pudren los ojos del conde Luna
lamidos por la sombra gris del abandono.

Como la nieve que cae sobre los cedros,
como la noche lenta en que reside
y se hace blanca hacia nosotros
su condición tan leve de ceniza.

Toda la noche llamó la noche a los caballos,
toda la noche por un mar de estrellas apagadas
cruzaron mi corazón sus ojos puros.

Como astros sin luz bajo las piedras,
como espejos cansados que no fulgen,
como arenas del mar bajo la nieve.

Pasaron con su corazón tronchando ramas
cruzaron lentos relinchando la espesura
por los calveros súbitos del bosque.

Poderosa es la luz, el tacto de la lluvia
que cae sobre los valles del Seo y de Valcarce,
sobre las aldeas y la alta obsidiana de los montes
y los bosques de encinos y de rojos alerces.

Llueve, llueve en mi corazón y en los oteros de Cela,
llueve sin misericordia sobre los pastizales tiernos
donde plácidos rebaños pacen sumergidos
la hierba nueva del invierno.

Para la contemplación ha nacido la luz su deseo,
para la inmóvil tristeza de la paciencia extendida
que ha dictado la aurora sobre los fríos parajes.

Así la primavera, la tallada pasión de lo que crece como un ala de dolor sobre los campos se ha dormido,
fuente abandonada que cae sobre los pilos longevos de piedra.

Admítete conmigo, hemos nacido aquí, no moriremos
rebrotará el corazón del légamo sus címbalos
y el agua de apacible bondad al manantial sereno.

Oh flor de la gavanza, oloroso aire del romero
que al paso de las corzas aromas el camino.

Yo te desconozco, castaño donde hoy brujan los hielos
y el cálido soplo de la vida no ha existido.

Mi pueblo, el padre de mi padre,
el triste, el pueblo,
como una dulce bestia ha entrado en el otoño.

Juan Carlos Mestre: Antífona del otoño en el valle del Bierzo (1986)

Versións:
Amancio Prada e Juan Carlos Mestre: Antífona del otoño*; Escrito está; 2001; Pista 8



Juan Carlos Mestre: El valle; Antífona del otoño en el valle del Bierzo; 2003;



*[A versión alterna fragmentos recitados polo propio autor, Juan Carlos Mestre, e musicalizacións de Amancio Prada, deste e mais outros poemas da obra Antífona del otoño en el valle del Bierzo: El otoño, Antepasados, La nostalgia es un pájaro que enciende su rumor en la noche, La Montaña e Ídolo de Noceda.]

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