domingo, 2 de junio de 2013

Después de los adioses

El tiempo se hace humo dibujado.
El tiempo se transforma en un borracho
que grita sus procaces incoherencias
en la calle desierta después de la verbena.
El tiempo se hace ejército de sombras,
se hace pez abisal, se hace martirio.
Alguien debe enseñar a los muchachos
que las cosas no acaban en adioses.
Que entonces, solamente
empiezan a pudrirse, infectándolo todo.
Que adiós no es una caja de madera,
ni un buen punto final, ni un modo digno
de acabar para siempre con las cosas.
Hay que ir con cuidado, ser prudente,
reservar el adiós para el momento
de morir. Es urgente, es muy urgente
que se enseñe por fin a los muchachos
que no siempre es más libre quien más
    adioses dice
ni más feliz quién más libre se siente.

Alberto Porlan: Perro (1997)

Versións:
Juan Luis Pineda: Después de los adioses; Olla de grillos; 2002; Pista 2

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