martes, 29 de octubre de 2013

El niño que ya no soy

Logré el uso de razón.
Perdí el uso del misterio.
Desde entonces, la evidencia,
siempre rara, me da miedo.

Me da miedo cuando ladra
en la perrera mi perro.
Quizá me esté saludando.
Mas no le entiendo. No entiendo.

El niño que fui recuerda.
Me trabaja como un hueco.
El niño que fui me llama
A gritos con su silencio.

Me he mirado en mis retratos,
de marinera, riendo
con rizos rubios y un aire
impertinente y despierto.

¿Quién eres tú? ¿Qué sabías?
Ahora sólo siento sueño.
Me aturde tu desafío
Y tu risa me da miedo.

Ya no puedo, sin romperlos,
atravesar los espejos.
Mi sistema no funciona
Como solía. Lo siento.

Si funcionara, quizá
no escribiría estos versos.
Lloraría de otro modo.
Lo diría todo en perro.

Pero me creo que soy
algo más que un niño muerto,
y como estoy medio calvo
me hago bucles con mis versos.

Gabriel Celaya: Entreacto (1949-1954) (1957)

Versións:
Víctor Manuel: El niño que no soy; Cómicos; 1975; Pista 5



Los Lobos: Logré el uso de razón; Y todavía respiramos; 1976; Pista 1



Víctor Manuel: El niño que no soy; Todas sus grabaciones en Discos Philips, vol.2 (1974-1977), CD1; 2000; Pista 18

(Reedición da versión do disco Cómicos,do ano 1975)

sábado, 26 de octubre de 2013

Cuando cantó la culebra

XVI

Cuando cantó la culebra,
cuando trinó el gavilán,
cuando gimieron las flores,
y una estrella lanzó un ¡ay!;
cuando el diamante echó chispas
y brotó sangre el coral,
y fueron dos esterlinas
los ojos de Satanás,
entonces la pobre niña
perdió su virginidad.

Rubén Darío: Abrojos (1887)

Versións:
El niño gusano: La pobre niña; Tributo a Rubén Darío* (VVAA); 2000; Pista 11



*[CD incluido no nº 20 da revista Zona de Obras]

jueves, 24 de octubre de 2013

El niño mudo

El niño busca su voz.
(La tenía el rey de los grillos.)
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.

En una gota de agua
buscaba su voz el niño.

(La voz cautiva, a lo lejos,
se ponía un traje de grillo.)

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Quilapayún: El niño mudo; Survarío; 1987; Pista 3



Quilapayún: El niño mudo; Antología (1968-1992); 1998; CD2. Pista 12

(Reedición da versión do disco Survarío, do ano 1987)





Vicente Monera: El niño mudo; www.musicaypoemas.com; 2010;

miércoles, 23 de octubre de 2013

Del barco que yo tuviera

    Del barco que yo tuviera,
serías tú la costurera.

    Las jarcias, de seda fina;
de fina holanda, la vela.

-¿Y el hilo, marinerito?
-Un cabello de tus trenzas.

Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)

Versións:
Fernando Polavieja: Del barco que yo tuviera; Marinero en tierra. Fernando Polavieja canta a Rafael Alberti; 2008; Pista 7

martes, 22 de octubre de 2013

El mundo que yo no viva

El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay de mi vida.

Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?
¿Durará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay de mi vida.

¿Será posible que vengan
los amigos y que "Era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "Mucho" llorando digas?
Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay de mi vida.

Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay de mi vida.

Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay de mi vida.

Ese mundo no es el mío:
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora
—ay— de mi vida.

Agustín García Calvo: Canciones y soliloquios (1976)

Versións:
Amancio Prada: El mundo que yo no viva; De la mano del aire; 1984; Pista 1



Amancio Prada: El mundo que yo no viva; 3 poetas en el círculo; 1998; Pista 18



María Dolores Pradera e Amancio Prada: El mundo que yo no viva; Esencia de mujer; 2000; CD3 Pista 12.



Amancio Prada e Chicho Sánchez Ferlosio: El mundo que yo no viva; Hasta otro día Chicho Sánchez Ferlosio; 2005; Pista 19

domingo, 20 de octubre de 2013

Allá está la cumbre

Rima XIII

—Allá está la cumbre.
—¿Qué miras? —Un astro.
—¿Me amas? —¡Te adoro!
—¿Subimos? —¡Subamos!
—¿Qué ves? —Una aurora
fugitiva y pálida.
—¿Qué sientes? —Anhelo.
—Ésa es la esperanza.
—¡Qué alientos de vida!
¡Qué fuegos de sol!
¡Qué luz tan radiante!
—¡Ése es el amor!
—¿Qué ves a tus plantas?
—Un profundo abismo.
—¿Tiemblas? —Tengo miedo…
—¡Ése es el olvido!

Pero no tiembles ni temas:
bajo el sacro cielo azul,
para el que ama, no hay abismos,
porque tiene alas de luz.

Rubén Darío: Rimas (1887)

Versións:
Entre Ríos: Rimas (XIII); Tributo a Rubén Darío* (VVAA); 2000; Pista 8



*[CD incluido no nº 20 da revista Zona de Obras]

viernes, 18 de octubre de 2013

El mundo es como aparece

El mundo es como aparece
ante mis cinco sentidos,
y ante los tuyos que son
las orillas de los míos.
El mundo de los demás
no es el nuestro: no es el mismo.

Lecho del agua que soy,
tú, los dos, somos el río
donde cuando más profundo
se ve más despacio y límpido.
Imágenes de la vida:
a la vez que recibimos,
nos reciben entregadas
más unidamente a un ritmo.
Pero las cosas se forman
con nuestros propios delirios.

El aire tiene el tamaño
del corazón que respiro
y el sol es como la luz
con que yo le desafío.
Ciegos para los demás,
oscuros, siempre remisos,
miramos siempre hacia adentro,
vemos desde lo más íntimo.
Trabajo y amor me cuesta
conmigo así, ver contigo;
aparecer, como el agua
con la arena, siempre unidos.
Nadie me verá del todo
ni es nadie como lo miro.
Somos algo más que vemos,
algo menos que inquirimos.
Algún suceso de todos
pasa desapercibido.
Nadie nos ha visto. A nadie
ciegos de ver, hemos visto.


Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)

Versións:
Joan Manuel Serrat: El mundo de los demás; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 5

jueves, 17 de octubre de 2013

Con él

        (1924)

    Zarparé, al alba, del puerto,
hacia Palos de Moguer,
sobre una barca sin remos.

    De noche, solo, ¡a la mar,
y con el viento y contigo!
Con tu barba negra tú,
yo barbilampiño.

Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)

Versións:
Fernando Polavieja: Con él; Marinero en tierra. Fernando Polavieja canta a Rafael Alberti; 2008; Pista 14

martes, 15 de octubre de 2013

El monte y el río

En mi patria hay un monte.
En mi patria hay un rio.

Ven conmigo.

La noche al monte sube.
El hambre baja al río.

Ven conmigo.

Quiénes son los que sufren?
No sé, pero son míos.

Ven conmigo.

No sé, pero me llaman
y me dicen "Sufrimos".

Ven conmigo.

Y me dicen: "Tu pueblo,
tu pueblo desdichado,
entre el monte y el río,

con hambre y con dolores,
no quiere luchar solo,
te está esperando, amigo".

Oh tú, la que yo amo,
pequeña, grano rojo
de trigo,
será dura la lucha,
la vida será dura,
pero vendrás conmigo.

Pablo Neruda: Las vidas. Los versos del capitán (1952)

Versións:
Ismael: El monte y el río; Ismael en España; 1969; Pista 2



Dina Rot: El monte y el río; Yo canto a los poetas; 1971; Lado 1, Corte 6



Rosa León: El monte y el río; Oído por ahí; 1976; Pista 10



Los Zucara: El monte y el río; Hombre; 1982; Pista 11



Dina Rot: El monte y el río; Yo canto a los poetas - Cartas; 2001; Pista 6

(Remasterización da versión do disco Yo canto a los poetas, do ano 1971.)




Jorge Drexler: El monte y el río; Neruda en el corazón; 2004; Pista 1



Jorge Drexler: El monte y el río; Eco2; 2005; Pista 14

(Reedición da versión do disco Neruda en el corazón, do ano 2004)




Poetas: El monte y el río; Maqueta 2006; 2006; Pista 6



Vicente Monera: El monte y el río; www.musicaypoemas.com; 2008;



Vicente Monera: El monte y el río (versión acústica); www.musicaypoemas.com; 2008;



Poetas: El monte y el río; Recital a l'Espai Aigua de Barcelona; 18/11/2011;


lunes, 14 de octubre de 2013

El mar. La mar

            A Juan Chabás

           PRÓLOGO*

   Entraña de estos cantares:
   ¡Sangre de mi corazón,
tarumba por ver los mares!


   El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

   ¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

   ¿Por qué me desenterraste
del mar?

   En sueños, la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.

   Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)

Versións:
Calixto Sánchez: Tangos**; De la lírica al cante; 1996; Pista 5



Fernando Polavieja: El mar. La mar; Marinero en tierra. Fernando Polavieja canta a Rafael Alberti; 2008; Pista 5



*[Sin título estes tres versos e como epígrafe nas edicións de Marinero en tierra de Buenos Aires dos anos 1942, 1945, 1957, 1966 e 1968, nas Poesías Completas editadas en Buenos Aires no ano 1961, e na antoloxía Poesías (1924-1967) editadas en Madrid en 1972]
**[A versión musical de Calixto Sánchez está composta polos poemas: Castilla tiene castillos, Hoy las nubes me trajeron, Elegía e El mar. La mar; das obras de Rafael Alberti: La amante (1925), Baladas y canciones del Paraná (1954) e Marinero en tierra (1925) (as dúas últimas), respectivamente.]

sábado, 12 de octubre de 2013

El mar también elige

El mar también elige
puertos donde reír
como los marineros.

El mar de los que son.

El mar también elige
puertos donde morir.
Como los marineros.

El mar de los que fueron.

Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)

Versións:
Paco Damas: El mar; Tristes guerras; 2009; Pista 1

jueves, 10 de octubre de 2013

El lagarto está llorando

A mademoiselle Teresita Guillén
tocando un piano de siete notas.


El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantaritos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay cómo lloran y lloran.
¡ay! ¡ay!, cómo están llorando!

Federico García Lorca: Canciones (1921-1924) (1927)

Versións:
Paco Ibáñez: El lagarto está llorando; Paco Ibáñez 1; 1964; Lado 1, Corte 2



Isabel Parra: El lagarto está llorando; Isabel Parra, Vol. 2; 1968; Pista 1



María Dolores Pradera: El lagarto está llorando; Seis años; 1968; Pista 6



Dina Rot: Los lagartos; Yo canto a los poetas; 1971; Lado 2, Corte 3



María Dolores Pradera: El lagarto está llorando; Canciones españolas; 2000; Pista 4

(Reedición da versión do disco Seis años, do ano 1968)




Dina Rot: Los lagartos; Yo canto a los poetas - Cartas; 2001; Pista 9

(Remasterización da versión do disco Yo canto a los poetas, do ano 1971.)




Amancio Prada: Canción del lagarto; Sonetos y canciones de Federico García Lorca; 2004; Pista 18



María Dolores Pradera e Los Sabandeños: El lagarto está llorando; Al cabo del tiempo; 2006; Pista 8



Vicente Monera*: El lagarto está llorando; www.musicaypoemas.com; 2008



Susana Baca: Los lagartos; Seis poemas; 2009; Pista 5



Ángel Parra: El lagarto está llorando; Ángel Parra chante Paco Ibáñez; 2011; Pista 5



Atilio y Los Alimonados: El lagarto está llorando; Atilio y Los Alimonados cantan Lorca; 2013; Pista 7



*[Agradecemos de xeito especial a xentileza de Vicente Monera ao achegarnos a súa versión deste poema de Federico García Lorca.]

miércoles, 9 de octubre de 2013

El juego de las cuatro esquinas

Tu nombre justo en el centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Negro y oro los recuerdos,
montera en mano desfilan
dejando un rastro de sangre
sobre la arena amarilla
y en los tendidos de sombra
la sombra de tu sonrisa
se adorna con los claveles
de tus penas y las mías.

Oro y negro y yo en el centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Detrás de los burladeros
las malas lenguas se cuidan
de cambiar las intenciones
por el percal de la envidia
y en los corrales del alma,
fiel a su casta y divisa,
desespera un toro negro
llamado melancolía.

Gris y luto, yo en centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Yo con tu nombre en los labios
respirando por la herida
tus ojos solos conmigo
vigilándome la hombría
y al quite las soledades
de tu vida y de mi vida.
¡Malaya tu amor que juega
conmigo a las cuatro esquinas!.

José Fernando Dicenta: La pirámide invertida (1977)

Versións:
Alberto Cortez: El juego de las cuatro esquinas; Sueños y quimeras; 1986; Pista 4

lunes, 7 de octubre de 2013

El instante

¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

Jorge Luis Borges: El otro, el mismo (1964)

Versións:
Vicente Monera: El instante; www.musicaypoemas.com; 2009;

En la cara le daba el aire

En la cara le daba el aire,
             y no se meneaba.

La sombra de los abedules
       le bailaba en la cara;
                y no parpadeaba.

                   Le manaba
       del rincón de la boca
un hilillo de fresca baba.
    Y no se le daba nada.

       Era el hombre dormido.
             ¡Qué bien alentaba!

             Y el sueño bendito
                   le despertaba
                   amor de balde
                   por sus entrañas
                   dulces, lejanas.

             El sueño sin nombre
                le desleía el alma.
                   El airecillo
       le secaba las lágrimas.

                   Y él no sabía,
                no sabía nada.

Agustín García Calvo: Canciones y soliloquios (1976)

Versións:
Amancio Prada: Dos soliloquios; Concierto Canciones y Soliloquios; Teatro Español de Madrid, 19 e 20 de Novembro de 1982; Corte 21


Amancio Prada: El hombre dormido; Canciones y soliloquios; 1983; Pista 2



Amancio Prada: El hombre dormido; 3 poetas en el círculo; 1998; Pista 16

domingo, 6 de octubre de 2013

El hambre

                                I            
Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
           
   
El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
           
   
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.
           
   
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
           
   
Años de hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.
           
   
Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.
           
   
Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más debajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.
           
   
No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llamaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.
           
   
En cada casa, un odio como una hoguera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.
           
   
                                II            
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos
allá donde el estómago se origina, se enciende.
           
   
Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.
           
   
El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces he de hacer un esfuerzo supremo
para callar en mí la voz de los leones.
           
   
Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.
           
   
Por el hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
           
   
Arroja los estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.
           
   
Entonces sólo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
           
   
Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.
           
   
Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.
           
   
Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.
           
   
Miguel Hernández: El hombre acecha (1939)

Versións:
Reincidentes: Poema social de guerra y muerte; ¿Y ahora qué?; 2000; Pista 11



Joan Manuel Serrat: El hambre; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 8

jueves, 3 de octubre de 2013

El gaucho

Hijo de algún confín de la llanura
abierta, elemental, casi secreta,
tiraba el firme lazo que sujeta
al firme toro de cerviz oscura.

Se batió con el indio y con el godo,
murió en reyertas de baraja y taba;
dio su vida a la patria, que ignoraba,
y así perdiendo, fue perdiendo todo.

Hoy es polvo de tiempo y de planeta;
nombres no quedan, pero el nombre dura.
Fue tantos otros y hoy es una quieta
pieza que mueve la literatura.

Fue el matrero, el sargento y la partida.
Fue el que cruzó la heroica cordillera.
Fue soldado de Urquiza o de Rivera,
lo mismo da. Fue el que mató a Laprida.

Dios le quedaba lejos. Profesaron
la antigua fe del hierro y del coraje,
que no consiente súplicas ni gaje.
Por esa fe murieron y mataron.

En los azares de la montonera
murió por el color de una divisa;
fue el que no pidió nada, ni siquiera
la gloria, que es estrépito y ceniza.

Fue el hombre gris que, oscuro en la pausada
penumbra del galpón, sueña y matea,
mientras en el oriente ya clarea
la luz de la desierta madrugada.

Nunca dijo: soy gaucho. Fue su suerte
no imaginar la suerte de los otros.
No menos ignorante que nosotros,
no menos solitario, entró en la muerte.

Jorge Luis Borges: El oro de los tigres (1972)

Versións:
Jairo: Hombre de antigua fe; Jairo canta a Borges; 1975; Pista 10



Jairo: Hombre de antigua fe; Puro Jairo. Canciones: 1970-2001; 2001; CD4, Pista 10

(Reedición da versión do disco Jairo canta a Borges, do ano 1975)










Víctor Heredia e Pedro Aznar: El gaucho; Tiernamente amigos; 2005; Pista 7

El día que los maniquíes rompan los escaparates

El día que los maniquíes rompan los escaparates
la gente se va a quedar con la boca abierta
porque cuántos maniquíes tienen ocupaciones estúpidas
y quieren de una vez saltar la barrera
y hacer añicos su vulgaridad.

¿Qué hacen esos maniquíes cruzando los pasos de peatones?
¿Qué quieren de nosotros esos rebeldes?
¡Qué milagro sus sonrisas!
¿Cómo han podido romperse los labios
para gritar así, de esa manera,
y hacer añicos su vulgaridad…?

El día en que los bárbaros se sientan apoyados
hasta por esa gente de escayola
repicarán a gloria y a triunfo
desde sus caballos y motocarros
y harán añicos la vulgaridad.

Juan de Loxa: La invasión de los bárbaros del sur* (1979)

Versións:
Aguaviva: El día que los maniquíes rompan los escaparates; La invasión de los bárbaros; 1979; Pista 10



*[Esta obra de Juan de Loxa permanece inédita. O texto do poema está recollido da web do grupo Aguaviva: http://aguaviva.myartsonline.com/canciones/ELDIAENELQUELOSMANIQUIESROMPANLOSESCAPARATES.html]