jueves, 18 de diciembre de 2014

Hermano hombre

¡Arriba hermano hombre!
¡Arriba sobre tus sueños de alegría despedazada!
Como un rayo asesinas las nadas circundantes
y en un pozo de sangre ilusionas tus dones fracasados.
Todo es cielo en silencio. Tú sólo ruges.
Tú sólo ríes. Tú sólo lloras sobre el mar.
Nace la primavera otra vez para ti.
Y para que tú los venzas
se han hecho los abismos en que cada vida se crean
y las noches terribles
en que una voz desolada
nos advierte para siempre
que nada importa ya.
¡Arriba esa mirada eterna
que desafía océanos impávidos de estrellas
y es capaz de enfrentarse
cara a cara
con la sorpresa de existir
en el inocente vértigo del tiempo!
¡Todo es quimera en torno!
¡Todo es un tigre merendando
entre tumbas y olvido y viento y nubes!
Pero tu relámpago abrasa las colinas
y es tu testuz altiva
como mundos de asombro
la exacta demostración dolorosa
de que el infierno se ha hecho para ti
y para que tú la violes sagradamente
de ahí a la Vida esperando tus puños y tus besos
y estelares nacientes prometidas
surcando tu viejo corazón de niño navegante
entre horas sin cerco y horas derruidas y amarguras proféticas
moldeando en sollozos la aurora de los dioses.
Triste es el fondo de tus ruinas. Pero un buzo celeste
tú: hombre hermano maldito
minero de ternura luchador sanguinario
sin una meta fija en las noches ardientes
marcha busca acaricia mata
ávido de esplendores dice la palabra
y la tierra sabe de un sentido como espada
y ya no es tan ciego el girar de los soles.

                                                              1948

Miguel Labordeta: Epilírica (1961)

Versións:
José Antonio Labordeta: Hermano hombre; Que no amanece por nada; 1978; Pista 7

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