domingo, 28 de junio de 2015

A las nubes

Nubes vaporosas,
nubes como tul,
llevad l'alma mía
por el cielo azul.

¡Lejos de la casa
que me ve sufrir,
lejos de estos muros
que me ven morir!

Nubes pasajeras,
llevadme hacia el mar,
a escuchar el canto
de la pleamar,
y entre la guirnalda
de olas cantar.

Nubes, flores, rostros,
dibujadme a aquel
que ya va borrándose
por el tiempo infiel.
Se desgaja mi alma
sin el rostro de él.

Nubes que pasáis,
nubes, detened
sobre el pecho mío
la gresca merced.
¡Abiertos están
mis labios de sed!

Gabriela Mistral: Desolación (1922)

Versións:
Fernando González e Paula Batarce: A las nubes; A Gabriela Mistral. Amo amor; 2005; Pista 11

viernes, 26 de junio de 2015

La barca

La barca, la barca negra...
De plomo el mar.
Los forzados sollozan:
¡Esta condena
no ha de acabar!

La barca, la barca negra...
De ágata el mar.
Los forzados aúllan,
crujen los remos,
solloza el mar...

La barca, la barca negra...
De ébano el mar.

Los mástiles rechinan...
¡La barca negra se va a acabar!

La barca, la barca negra...
se hunde en el mar;
los galeotes cantan,
rompen amarras...
¡Bendito el mar!

La barca, la barca negra
no está en el mar
ni están los galeotes
ni las cadenas...
¡Bendito el mar!

María Isabel Peralta: Caravana parda (1933)

Versións:
Eduardo Peralta: La barca; XXI poetas chilenos; 2009; Pista 18

jueves, 25 de junio de 2015

Canto del macho anciano

Sentado a la sombra inmortal de un sepulcro,
o enarbolando el gran anillo matrimonial herido a la manera de palomas que se deshojan como congojas,
escarbo los últimos atardeceres.

Como quien arroja un libro de botellas tristes a la Mar-Océano
o una enorme piedra de humo echando sin embargo espanto a los acantilados de la historia
o acaso un pájaro muerto que gotea llanto,
voy lanzando los peñascos inexorables del pretérito
contra la muralla negra.

Y como ya todo es inútil,
como los candados del infinito crujen en goznes mohosos,
su actitud llena la tierra de lamentos.

Escucho el regimiento de esqueletos del gran crepúsculo,
del gran crepúsculo cardíaco o demoníaco, maníaco de los enfurecidos ancianos,
la trompeta acusatoria de la desgracia acumulada,
el arriarse descomunal de todas las banderas, el ámbito terriblemente pálido
de los fusilamientos, la angustia
del soldado que agoniza entre tizanas y frazadas, a quinientas leguas abiertas
del campo de batalla, y sollozo como un pabellón antiguo.

Hay lágrimas de hierro amontonadas, pero
por adentro del invierno se levanta el hongo infernal del cataclismo personal, y catástrofes de ciudades
que murieron y son polvo remoto, aúllan.

Ha llegado la hora vestida de pánico
en la cual todas las vidas carecen de sentido, carecen de destino, carecen de estilo y de espada,
carecen de dirección, de voz, carecen
de todo lo rojo y terrible de las empresas o las epopeyas o las vivencias ecuménicas,
que justificarán la existencia como peligro y como suicidio; un mito enorme,
equivocado, rupestre, de rumiante
fue el existir; y restan las chaquetas solas del ágape inexorable, las risas caídas y el arrepentimiento invernal de los excesos,
en aquel entonces antiquísimo con rasgos de santo y de demonio,
cuando yo era hermoso como un toro negro y tenía las mujeres que quería
y un revólver de hombre a la cintura.
Fallan las glándulas
y el varón genital intimidado por el yo rabioso, se recoge a la medida del abatimiento o atardeciendo
araña la perdida felicidad en los escombros;
el amor nos agarró y nos estrujó como a limones desesperados;
yo ando lamiendo su ternura,
pero ella se diluye en la eternidad, se confunde en la eternidad, se destruye en la eternidad y aunque existo porque batallo y "mi poesía es mi militancia",
todo lo eterno me rodea amenazándome y gritando desde la otra orilla.

Busco los musgos, las cosas usadas y estupefactas,
lo postpretérito y difícil, arado de pasado e infinitamente de olvido, polvoso
y mohoso como las panoplias de antaño, como las familias de antaño, como las monedas de antaño,
con el resplandor de los ataúdes enfurecidos,
el gigante relincho de los sombreros muertos, o aquello únicamente aquello
que se está cayendo en las formas,
el yo público, la figura atronadora del ser
que se ahoga contradiciéndose.

Ahora la hembra domina, envenenada,
y el vino se burla de nosotros como un cómplice de nosotros, emborrachándonos, cuando nos llevamos la copa a la boca dolorosa,
acorralándonos y aculatándonos contra nosotros mismos como mitos.

Estamos muy cansados de escribir universos sobre universos
y la inmortalidad que otrora tanto amaba el corazón adolescente, se arrastra
como una pobre puta envejeciendo;
sabemos que podemos escalar todas las montañas de la literatura como en la juventud heroica, que nos aguanta el ánimo
el coraje suicida de los temerarios, y sin embargo yo,
definitivamente viudo, definitivamente  solo, definitivamente viejo, y apuñalado de padecimientos,
ejecutando la hazaña desesperada de sobrepujarme,
el autorretrato de todo lo heroico de la sociedad y la naturaleza me abruma;
¿qué les sucede a los ancianos con su propia ex-combatiente sombra?
se confunden con ella ardiendo y son fuego rugiendo sueño de sombra hecho de sombra,
lo sombrío definitivo y un ataúd que anda llorando sombra contra sombra.

Viviendo del recuerdo, amamantándome
del recuerdo, el recuerdo me envuelve y al retornar a la gran soledad de la adolescencia,
padre y abuelo, padre de innumerables familias,
rasguño los rescoldos, y la ceniza helada agranda la desesperación
en la que todos están muertos entre muertos,
y la más amada de las mujeres, retumba en la tumba de truenos y héroes
labrada con palancas universales o como bramando.

¿En qué bosques de fusiles nos esconderemos de aquestos pellejos ardiendo?
porque es terrible el seguirse a sí mismo cuando lo hicimos todo, lo quisimos todo, lo pudimos todo y se nos quebraron las manos,
las manos y los dientes mordiendo hierro con fuego;
y ahora como se desciende terriblemente de lo cuotidiano a lo infinito, ataúd por ataúd,
desbarrancándonos como peñascos o como caballos mundo abajo,
vamos con extraños, paso a paso y tranco a tranco midiendo el derrumbamiento general,
calculándolo, a la sordina,
y de ahí entonces la prudencia que es la derrota de la ancianidad;
vacías restan las botellas,
gastados los zapatos y desaparecidos los amigos más queridos, nuestro viejo tiempo, la época
y tu, Winétt, colosal e inexorable.

Todas las cosas van siguiendo mis pisadas, ladrando desesperadamente,
como un acompañamiento fúnebre, mordiendo el siniestro funeral del mundo, como el entierro nacional
de las edades, y yo voy muerto andando.

Infinitamente cansado, desengañado, errado,
con la sensación categórica de haberme equivocado en lo ejecutado o desperdiciado o abandonado o atropellado al avatar del destino
en la inutilidad de existir y su gran carrera despedazada;
comprendo y admiro a los líderes,
pero soy el coordinador de la angustia del universo, el suicida que apostó su destino a la baraja
de la expresionalidad y lo ganó perdiendo el derecho a perderlo,
el hombre que rompe su época y arrasándola, le da categoría y régimen,
pero queda hecho pedazos y a la expectativa;
rompiente de jubilaciones, ariete y símbolo de piedra,
anhelo ya la antigua plaza de provincia
y la discusión con los pájaros, el vagabundaje y la retreta apolillada en los extramuros.

Está lloviendo, está lloviendo, está lloviendo,
¡ojalá siempre esté lloviendo, esté lloviendo siempre y el vendaval desenfrenado que yo soy íntegro, se asocie
a la personalidad popular del huracán!

A la manera de la estación de ferrocarriles,
mi situación está poblada de adioses y de ausencia, una gran lágrima enfurecida
derrama tiempo con sueño y águilas tristes;
cae la tarde en la literatura y no hicimos lo que pudimos,
cuando hicimos lo que quisimos con nuestro pellejo.

El aventurero de los océanos deshabitados,
el descubridor, el conquistador, el gobernador de naciones y el fundador de ciudades tentaculares,
como un gran capitán frustrado,
rememorando lo soñado como errado y vil o trocando en el escarnio celestial del vocabulario
espadas por poemas, entregó la cuchilla rota del canto
al soñador que arrastraría adentro del pecho universal muerto, el cadáver de un conductor de pueblos,
con su bastón de mariscal tronchado y echando llamas.

El “borracho, bestial, lascivo e iconoclasta” como el cíclope de Eurípides,
queriendo y muriendo de amor, arrasándola
a la amada en temporal de besos, es ya nada ahora más que un león herido y mordido de cóndores.

Caduco en “la República asesinada”
y como el dolor nacional es mío, el dolor popular me horada la palabra, desgarrándome,
como si todos los niños hambrientos de Chile fueran mis parientes;
el trágico y el dionisíaco naufragan en este enorme atado de lujuria en angustia, y la acometida agonal
se estrella la cabeza en las murallas enarboladas de sol caído,
trompetas botadas, botellas quebradas, banderas ajadas, ensangrentadas por el martirio del trabajo mal pagado;
escucho la muerte roncando por debajo del mundo
a la manera de las culebras, a la manera de las escopetas apuntándonos a la cabeza, a la manera
de Dios, que no existió nunca.

Hueso de estatua gritando en antiguos panteones, amarillo
y aterido como crucifijo de prostituta,
llorando estoy, botado, con el badajo de la campana del coraz6n hecho pedazos,
entre cabezas destronadas, trompetas enlutadas y cataclismos,
como carreta de ajusticiamiento, como espada de batallas perdidas en montañas, desiertos y desfiladeros, como zapato loco.

Anduve todos los caminos preguntando por el camino,
e intuyó mi estupor que una sola ruta, la muerte adentro de la muerte edificaba su ámbito adentro de la muerte,
reintegrándose en oleaje oscuro a su epicentro;
he llegado a donde partiera, cansado y sudando sangre como el Jesucristo de los olivos, yo que soy su enemigo;
y sé perfectamente que no va a retornar ninguno
de los actos pasados o antepasados, que son el recuerdo de un recuerdo como lloviendo años difuntos del agonizante ciclópeo,
porque yo siendo el mismo soy distinto, soy lo distinto mismo y lo mismo distinto;
todo lo mío ya es irreparable;
y la gran euforia alcohólica en la cual naufragaría el varón conyugal de entonces,
conmemorando los desbordamientos felices,
es hoy por hoy un vino terrible despedazando las vasijas o clavo ardiendo.

(…)

Pablo de Rokha: Acero de invierno (1961)

Versións:
Ocho Bolas: Canto del macho anciano; Genio y figura; 2003; Pista 1



Pelusónico*: Fragmento de Canto del macho anciano; Amigo Piedra. Tributo a Pablo de Rokha; 2012; Pista 4



*[Pelusónico é Sebastián Berrios, guitarra e voz do grupo Patria Paranoia.]

miércoles, 24 de junio de 2015

La forma épica del engaño

El mundo no lo entiendo, soy yo mismo
las montañas, el mar, la agricultura,
pues mi intuición procrea un magnetismo
entre el paisaje y la literatura.

Los anchos ríos hondos en mi abismo,
al arrastrar pedazos de locura,
van por adentro del metabolismo,
como el veneno por la mordedura.

Relincha un potro en mi vocabulario,
y antiguas norias dan un son agrario,
como un novillo, a la imagen tallada.

Un gran lagar nacional hierve adentro,
y cuando busco lo inmenso lo encuentro
en la voz popular de tu mirada.

Pablo de Rokha: Cosmogonía (1922-1927) (1927)

Versións:
Eduardo Peralta: La forma épica del engaño; XXI poetas chilenos; 2009; Pista 9



Pelusónico*: La forma épica del engaño; Amigo Piedra. Tributo a Pablo de Rokha; 2012; Pista 1



*[Pelusónico é Sebastián Berrios, guitarra y voz do grupo Patria Paranoia.]

martes, 23 de junio de 2015

Autorretrato de adolescencia

Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.

Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.

Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.

Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.

Pablo de Rokha: Cosmogonía (1927)

Versións:
Pelusónico*: Autorretrato de adolescencia; Amigo Piedra. Tributo a Pablo de Rokha; 2012; Pista 3



*[Pelusónico é Sebastián Berrios, guitarra e voz do grupo Patria Paranoia.]

lunes, 22 de junio de 2015

La nobleza de la condición

Todos —casi todos— esconden un puñal.
Sólo esperan el momento mejor para clavarlo.
En tanto, sonríen, saludan, ponen buena cara,
pues algún gesto o cara hay que poner…
Los perros de la envidia, los osos arrogantes,
el orgullo como gigantes hormigas,
la altivez espantosa, la ingente vanidad
egomaníaca y en tiña como un pez enfermo,
llenan ese cóctel que en apariencia es
sólo batintín de palabras cordiales pero huecas.
El puñal y la horda aguardan su momento.
Cuando llegue, todo será carnicería y fango.
Aplastados, heridos, humillados o rotos entre sí
los altaneros hombres celebran su destino.

Luis Antonio de Villena: Desequilibrios (2004)

Versións:
Luis Eduardo Aute: La nobleza de la condición; Trovadores de silencios (VVAA); Libro-CD, Editorial Calambur; 2010; Pista 7

domingo, 21 de junio de 2015

El payador

                                          Yo soy la nube lejana
                                          (Vega en su canto decía)
                                          Que con la noche sombría
                                          Huye al venir la mañana;
                                          Soy la luz que en tu ventana
                                          Filtra en manojos la luna:
                                          La que de niña en la cuna
                                          Abrió tus ojos risueños:
                                          La que dibuja tus sueños
                                          En la desierta laguna.
                                                                      (OBLIGADO)*


El sol en el ocaso descendía
Y el campo se poblaba de rumores,
De esos rumores de la tarde fría
Tan llenos de tristezas y dolores.
<<Una nueva canción, payador mío>>,
Le dijo la morocha encantadora,
<<Una canción de amor, que tengo frío,
Entona con tu voz de ave que llora>>.
<<No cantaré el amor, muero de pena>>,
Respondió el payador;
<<Cantaré una canción dulce y serena
Como un débil rumor>>;
Y empezó el payador de faz sombría
Un canto de una intensa melodía.

                <<Soy un pájaro sin nido,
        Un pobre pájaro errante
        Que en una rama distante
        Exhala un triste gemido.
        En la espesura escondido
        Paso las horas trinando
        Y entre mis himnos llorando
        Por un secreto dolor,
        Yo no soy un payador,
        Soy un ser que vive amando.

                <<Soy una flor desprendida
        Que arrebata el huracán,
        Mariposa que en su afán
        Volando pasa la vida,
        Sombra de un alma perdida
        Por las montañas yo vago
        Y me detengo en el lago,
        Donde una náyade hermosa
        Con un arpa misteriosa
        Me enseña un canto muy vago.

                <<Soy el rayo de una estrella
        Que parpadea de amor;
        Soy el trémulo fulgor
        Con que en el aire destella,
        Una tímida centella
        Que se pierde en la espesura;
        Soy el dios de la amargura,
        Soy el tumbo que en las olas,
        Con las tormentas a solas
        Va del mar en la negrura.

                <<Yo soy el cisne amoroso
        Que se oculta en la laguna,
        Soy un rayo de la luna
        Que da un beso tembloroso
        A un sepulcro misterioso
        Donde una virgen descansa;
        Soy un ser sin esperanza,
        Un sonámbulo de amor,
        Que pálido de dolor
        No halla a sus penas templanza.

                <<¿Cuál es mi origen? No sé.
        ¿Soy el hijo de una ondina?
        ¿Fue mi madre golondrina
        O estrella del cielo fue?
        Eso nunca lo sabré.
        Yo sólo de mí he sabido
        Que en una gruta he nacido
        Al fulgurar de la luna,
        Que fue de ramas mi cuna,
        Como es de ramas el nido.

                <<Que la cuidaron las hadas,
        Que sus mágicos olores
        Allí exhalaban las flores
        Junto a ella entrelazadas,
        Que sus melifluas baladas
        El pajarillo rastrero
        Entonaba en el otero,
        Del cual mi cuna pendía,
        Que allí un arroyo corría
        Y la mecía el pampero.

                <<Que en mi pobre alma dolida
        Ya no queda una ilusión,
        Que cuando en mi corazón
        Busco una flor escondida,
        La encuentro mustia y sin vida;
        Que ya no tengo remedio
        Que no hayo en la vida medio
        Para olvidar mi pesar,
        Que ya sólo se llorar
        Y todo me causa tedio>>

        No dijo más el pobre payador,
Las lágrimas corrieron por sus ojos,
Y de sus labios rojos
Como un dulce rumor
Brotó un gemido largo de dolor.
Tras de la sierra apareció la luna,
El rudo vendaval sopló rizando
Las ondas al pasar por la laguna
Cual si fuera gimiendo y suspirando.

        Y al pálido fulgor
Que el astro de la noche derramaba
Viose en la pampa muerto al payador;
Bajo un ombú tendido se encontraba
Y junto a él su morocha sollozaba.

Vicente Huidobro: Ecos del alma (1912)

Versións:
Eduardo Peralta: El payador; Encanto de las lluvias; 2014; Pista 5



*[Rafael Obligado (1851-1920), poeta argentino]

sábado, 20 de junio de 2015

La flor

Tonada 2

La flor,
que es simple y flor,
crece en el aire.
La flor aroma el viento sin cesar.
Igual
se abre en el cruel invernadero
que en la solapa verde
del rosal.

La flor
es sólo flor,
pero le basta la breve eternidad
de su color.
Va,
en medio de la luz,
con su milagro
pero sin olvidar
que es sólo flor.

La flor
no es flor de ricos
ni de pobres:
es sólo la inocencia
del color,
la ternura más íntima
del aire,
el corazón del clima,
simple
y flor.

Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)

Versións:
Armando Tejada Gómez: La flor; Poeta de la legua; 1959; Cara A, Corte 2



*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]

viernes, 19 de junio de 2015

Canción del poeta zarrapastroso

     … Aeroplanos lúgubres evolucionan sobre las blancas oficinas de mi espíritu, y allí CONTINUA, lloviendo, lloviendo…
     … El pan me mira de soslayo y huye Á GATAS ladrando, ladrando, ladrando porque el entendimiento se cayó de las últimas, últimas casas con los pájaros negros del atardecer.
***
     Vivir, conciudadanos, ¿es posible?... —poetastro, renuncia CUERDAMENTE á las pálidas cosas de la vida, poetastro, poetastro, poetastro de carnes deformes—, TALVEZ querría cumplir el destino, mandamiento feroz como un ataud lleno de laureles, pero mis hijitos andan descalzos y piden pan mis hijitos, mis hijitos.
***
     (El sol, la luna, los caminos, las bestias, las casas, yo o vos, <<el ancho mar>>, <<el ancho mar>> florido de tardes caídas, la tierra clerical y triste como un seminario enorme, ir, hacer, recordar, tristezas, dolores, vivir y morir, ¿qué quiere decir esto?, todo esto, todo esto, ¿qué quiere decir? ¿qué quiere decir?).
***
     Edifico mi alma sobre las tristezas del mundo, ja! ja! ja!... <<edifico MI ALMA sobre las tristezas del mundo>>, ja! ja! ja!... ja! ja! ja!... mujer: soy tuyo, tuyo, tuyo, despedacémonos la médula gozándonos y ¡qué reviente la estúpida tierra!...; —el poeta es emoción, emoción, su actitud inútil, extraordinaria y hostil de cadáver con hipos sobrepuja los códigos del hombre.
***
     Ya nunca nadie nunca tiene nada que decirme, no tengo nada que decir á nadie nunca, no tengo nada que decir á nadie nunca; —<<cómo te va?... y por tu casa, Pablo?...>> tal exclaman, pero MI CORAZÓN estaba distraído, distraído, mirando hacia otra parte distraído; frente á las turbas humanas pienso: bah! he ahí que estos son, éstos son MIS prójimos.
***
     <<Cantan los gallos, cantan, cantan, cantan… el planeta cruje, cruje, cruje y se tumba hacia un costado, cual un dreadnought idiota en los mares alcohólicos, epilépticos; orillando el abismo, si flaqueasen los humanos pies nos perderíamos eterna, irremediablemente…; TODO ha quedado sin sentido…>> Ved el estado de alma CUOTIDIANO.
***
     Sres.: <<yo quiero ir hecho un hombre, hecho un hombre, ¡hecho un hombre!! por el universo>>, así clamaba ayer; hoy camino tranquilamente con la verdad en los bolsillos, y, TALVEZ, sea mejor que antes.
***
     ATARDECIENDO, decía, decía a los objetos de mi cuarto: <<¿os ofendo?...>> e hicieron muecas tristísimas, tristísimas lo mismo que canciones tristísimas; … corrí y corrí y corrí buscándome á la siga de MI esqueleto, días, semanas y meses, días, semanas y meses por los senderos de las cosas; al final del fúnebre viaje ESTABA en donde antaño ESTABA; me encontré, pero ya no era el mismo, ya no era el mismo.
***
     Cosmópolis pobladas de errantes motocicletas enfermas del esófago, viejas meretrices viejas, viejas meretrices viejas, perros crepusculares, crepusculares, crepusculares, ácidos, y hombres movidos á parafina, etc., zumban por mi cráneo, casa de orates, haciendo un ruido tan fenomenal, tan fenomenal que, yo desaparezco y solo perdura un ruïdo, un ruïdo azul y lúgubre á ras de las cosmogonías y urbes trágicas.
***
     Moverse… y, ¿PARA qué?... sinembargo, sinembargo el hombre camina, con el infinito á cuestas, doblado, doblado, doblado como poste telefónico á la presión del aire y los ensueños.
***
     Gestos, gestos o acciones macabras, ademanes rotos, —aquel vgr.!—, tienen los huesos humanos del que suscribe, y mi ser abstracto, innumerable, hostil á la alegría, hostil á la alegría hostil á la alegría, con gusanos y pus milenarias, mirando su ilusión en calzoncillos por la plaza pública, se ríe á pujos, á pujos con el estómago.
***
     —Amor, líbrame tú, ¡líbrame! ¡líbrame! ¡líbrame!... el sufrimiento, el sufrimiento, las congojas siguen y van husmeando con las babas caídas mis huellas; soy el hombre crucificado por vosotros, por vosotros, por vosotros, soy el hombre crucificado por vosotros; pero el buen Dios me dice: <<amigo, lo bello justifica hasta el dolor humano, lo bello justifica hasta el dolor humano, lo bello justifica hasta el dolor humano, y las vidas heroicas>>.

Pablo de Rokha: Los gemidos (1922)

Versións:
Ocho Bolas: Canción del poeta zarrapastroso; Genio y figura; 2003; Pista 5

jueves, 18 de junio de 2015

La gran guerra

Tonada 9

Al parecer Abel
no quiso ser guerrero,
Caín, según se sabe,
lo desnucó por eso.

Se dice que se odiaban
con cierto fundamento:
al parecer, no amaban
los dos el mismo juego.

Ganó Caín y tuvo
muy larga descendencia:
una enorme familia
de yanquis y banqueros.

En los ratos de ocio
jugaban a matarse.

Pero ya no era un juego.

Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)

Versións:
Armando Tejada Gómez: La gran guerra; Poeta de la legua; 1959; Cara A, Corte 9



Víctor Heredia: La gran guerra; De donde soy; 1971; Lado A, Corte 3



*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]

miércoles, 17 de junio de 2015

El campanario

(…)

CANTO PRIMERO

Cuando el siglo diez i ocho promediaba,
Cierto Marqués vivía en nuestro suelo,
Que las ideas i usos conservaba
Que le legó su castellano abuelo:
Quiero decir que la mitad pasaba
De su vida pensando en irse al cielo:
Viejo devoto i de costumbres puras,
Aunque en su mocedad hizo diabluras.


I amaba tanto las usanzas godas,
Que él hubiera mirado cual delito
El que se hablase de francesas modas,
O a París se alabase de bonito.
Sobre la filiación de casi todas
Las familias de Chile era perito,
I de cualquier conquistador la historia
Recitaba fielmente su memoria.


Como era en esta ciencia tan adepto,
Aducía argumentos con destreza
Para hacer verosímil su concepto
De derivar de reyes su nobleza.
Nosotros hoi llamáramos inepto
Al hombre que albergase en su cabeza
De loca vanidad tales vestigios;
Mas esto era frecuente en otros siglos.

I bien podía mi Marqués sin mengua
Alarde hacer de pretensión tan loca,
Porque él era mui rico i ¿a qué lengua
No hace callar tan fuerte tapaboca?
En vano contra el oro se deslengua
Un moralista, i su valor apoca:
Lo que yo siempre he visto desde chico,
Es que hace impune cuanto quiere el rico.

En el año una vez sus posesiones
Visitaba el Marqués por el verano,
Ejerciendo en sus siervos i peones
La amplia jurisdicción de un soberano;
I luego a los primeros nubarrones
Que anunciaban el invierno cano,
Exento de molestias i pesares,
Tornaba con gran pompa a sus hogares.

I ora mandado hacer un novenario
En que sonaban cajas i cohetes,
Ora una procesión con lujo vario
De arcos triunfales, música i pebetes,
De admiración llenaba al vecindario,
I daba a las beatas i vejetes
para conversación fecundo tema,
En que ensalzan su piedad estrema.

Como ningún quehacer le daba prisa,
Dormía hasta las ocho este magnate:
En su oratorio le decían misa,
I tomaba después su chocolate.
La comida a las doce era precisa,
I la siesta después, i luego el mate,
I tras esto, por vía de recreo,
Iba a dar en calesa su paseo.


A oraciones se vuelve, i si del templo
Llama a escuela del Cristo el campanario,
El Marqués i los suyos dan ejemplo
De infalible asistencia el vecindario.
Si no hai distribución, ya le contemplo
Rezar con la familia su rosario,
I luego ir a palacio diligente,
Para hacerle la corte al Presidente.

A las diez de la noche se despide,
Sin propasarse un punto de esta hora,
I vuelto a su mansión, la cena pide,
Porque ya el apetito le devora.
Con su cuerpo en seguida un lecho mide,
Donde cabrían bien sus cuatro ahora,
I viniéndole el sueño dulce i blando,
A las once el Marqués se halla roncando.


(…)

Salvador Sanfuentes: El campanario* (1842)

Versións:
Eduardo Peralta: El campanario; XXI poetas chilenos; 2009; Pista 2



*[Publicada orixinalmente no Semanario de Santiago, no ano 1842. Recollido en Salvador Sanfuentes: Leyendas nacionales; Biblioteca chilena, publicada bajo la dirección de los señores Luis Montt i J. Abelardo Núñez; Santiago de Chile; 1885.]

martes, 16 de junio de 2015

La rosa

La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín de la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.

Jorge Luis Borges: Fervor de Buenos Aires (1923)

Versións:
Jairo: La rosa inalcanzable; Jairo canta a Borges; 1975; Pista 5



Jairo: La rosa inalcanzable; Puro Jairo. Canciones: 1970-2001; 2001; CD4, Pista 5

(Reedición da versión do disco Jairo canta a Borges, do ano 1975.)

lunes, 15 de junio de 2015

El arco-iris

El puente de Arco-Iris
se endereza y te hace señas,
el carro de siente colores
que las almas acarrea
y que las sube, una a una,
por las astas de la sierra...

Estaba sumido el puente
y asoma para que vuelvas.
Te da el lomo, te da la mano,
como los puentes de cuerda,
y tú le bates los brazos
igual que peces en fiesta...

¡Ay! no mires lo que miras,
porque de golpe te acuerdas
y cogiéndote del Arco
—sauce que no se quiebra—
te vas a ir por el verde,
el amarillo, el violeta...

Ya mamaste nuestra leche,
niño de María y Eva;
juegas con la verdolaga
delante de nuestras puertas;
entraste en casa de hombres
y pides pan en mi lengua.

¡Vuélvele la cara al puente;
deja que se rompa, deja,
que si subes me voy como loca,
y te sigo la Tierra entera!

Gabriela Mistral: Ternura (1924)

Versións:
Fernando González e Paula Batarce: El arcoiris; A Gabriela Mistral. Amo amor; 2005; Pista 6

domingo, 14 de junio de 2015

La primavera besaba

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
 
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
 
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
 
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado: Soledades. Galerías. Otros poemas (1907)

Versións:
Esteban Valdivieso: La primavera besaba; Poetas de todas las Al-Andalus; 2006; Pista 5



Vicente Monera: La primavera besaba; www.musicaypoemas.com; 2008;

jueves, 11 de junio de 2015

El agua

A media noche desperté.
Toda la casa navegaba.
Era la lluvia con la lluvia
de la postrera madrugada.

Toda la casa era silencio,
y eran silencio las montañas
de aquella noche. No se oía
sino caer el agua.

Me vi despierto a medianoche
buscando a tientas la ventana;
pero en la casa y sobre el mundo
no había hermanos, madre, nada.

Y hacia el espacio oscuro y frío
y frío el barco caminaba
conmigo. ¿Quién movía
todas las velas solitarias?

Nadie me dijo que saliera.
Nadie me dijo que me entrara,
y adentro, adentro de mí mismo
me retiré: toda la casa.

Me vio en el tiempo que yo fui,
y en el seré la vi lejana,
y ya no pude reclinar
mi juventud sobre la almohada.

A medianoche busqué
mientras la casa navegaba.
Y sobre el mundo no se oyó
sino caer el agua.

Miguel Arteche: Destierros y tinieblas (1952-1962) (1963)

Versións:
Eduardo Peralta: El agua; XXI poetas chilenos; 2009; Pista 4

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,


cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.


Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.


Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya: Cantos iberos (1949-1954) (1955)

Versións:
Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Paco Ibáñez 2; 1967; Pista 1



Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Concierto en el Teatro de la Comedia de Madrid; 1968; Pistas 16 e 18





Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Paco Ibáñez en el Olympia; 1969; CD2, Pista 12



Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Concierto en el Teatro de la Ópera de Buenos Aires; 1971; CD2, Pista 11



Soledad Bravo: La poesía es un arma cargada de futuro; En vivo. Recital en el Ateneo de Caracas; 1972; Pista 9



Soledad Bravo: La poesía es un arma cargada de futuro; Punto y raya; 1974; Pista 9

(Reedición da versión do disco En vivo. Recital en el Ateneo de Caracas, do ano 1972.)





Joan Manuel Serrat: La poesía es un arma cargada de futuro; La poesía es un arma cargada de futuro*; 1976; Pista 1



Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; A Galopar; 1992; CD2, Pista 18



Andrés Jiménez "El Jíbaro" e Facundo Cabral: Poesía urgente; América canta. En vivo; 1998; Pista 5



Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Concierto en el Palau de la Música de Barcelona; 2002; Pista 30



Paco Ibáñez: La poesía es un arma cargada de futuro; Concierto en Guernika; 2006; Pista 22

(Versión en directo, semellante ás anteriores.)




Ángel Parra: La poesía es un arma cargada de futuro; Ángel Parra chante Paco Ibáñez; 2011; Pista 16



*[Este poema, na versión musical de Paco Ibáñez, está incluido nun single de Joan Manuel Serrat, do ano 1976, xunto co tema de Pablo Milanés, La vida no vale nada. Grabado en México, durante o exilio do cantautor naquel país. Non dispoñemos da carátula orixinal. Reproducimos a grabación deste tema, realizada nun concerto de Joan Manuel Serrat en Los Ángeles, no ano 1976.]

martes, 9 de junio de 2015

Delante de mi casa

Delante de mi casa
hay un profundo pozo.

A veces, por la noche,
                              desciendo
                                          a sus entrañas.

En medio de la sombra
tiento un árbol.

Y leo en su corteza
el origen del mundo.

Miguel Losada: Las ciudades del cielo (2015)*

Versións:
Fernando Márquez “El Zurdo”: El origen del mundo; Trovadores de silencios (VVAA); Libro-CD, Editorial Calambur; 2010; Pista 3



*[Na edición da Editorial Calambur, do ano 2010, o poema aparece intitulado. Nesa mesma edición figura incluido no poemario Las ciudades del cielo, sen data, non publicado (que saibamos) polo autor de xeito individual ou colectivo. Recentemente (Marzo de 2015) o autor publicou a obra Todas las estrellas solitarias. Poesía reunida: 1989-2014, que inclue toda a súa obra publicada e outra inédita.]

lunes, 8 de junio de 2015

La pobreza. El dinero

Pues amarga la verdad,
Quiero echarla de la boca;
Y si al alma su hiel toca,
Esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
Ha engendrado en mi pereza
La Pobreza.

¿Quién hace al tuerto galán
Y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
Le sirve de Río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
Sin ser el Dios verdadero
El Dinero.

¿Quién con su fiereza espanta
El Cetro y Corona al Rey?
¿Quién, careciendo de ley,
Merece nombre de Santa?
¿Quién con la humildad levanta
A los cielos la cabeza?
La Pobreza.

¿Quién los jueces con pasión,
Sin ser ungüento, hace humanos,
Pues untándolos las manos
Los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
Con oro y no con acero?
El Dinero.

¿Quién procura que se aleje
Del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo toda Cristiana,
Tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
El desprecio y la tristeza?
La Pobreza.

¿Quién la Montaña derriba
Al Valle; la Hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
Aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
Vuelve en el mundo ligero?
El Dinero.

Francisco de Quevedo: El Parnaso español, monte en dos cumbres dividido con las nueve musas castellanas (1648)

Versións:
Paco Ibáñez: Es amarga la verdad; Paco Ibáñez 2; 1967; Cara B, Corte 6



Ángel Parra: Es amarga la verdad; Ángel parra chante Paco Ibáñez; 2011; Pista 8