domingo, 23 de agosto de 2015

El pez por la boca muere

Tonada 52

Si la paloma muere de un hondazo
o de pasear la paz por las praderas,
si muere de paloma, como es justo,
tal vez la vida cumpla con la muerte.
Y si el cantor se muere de su canto
porque al cantar el corazón le crece,
está muriendo de gritar la vida
y, si se quiere, de su propia muerte.

Así debiera ser un siglo y otro:
verano, otoño, invierno, primavera,
girando sobre el eje de los vientos
con el ritmo del cántaro y la rueca.
Debiera ser así. El asesino
desarmoniza la naturaleza,
mezcla las estaciones y los vientos,
corta las manos de las alfareras.

Si Pedro entra en el monte esta mañana
y no vuelve del hambre y la culebra,
si Juan se muere de soldado y lejos
y cae una napalm sobre una escuela,
la vida debe armarse hasta los dientes
y acribillar la muerte hasta la médula!

Después, puede girar de nuevo el siglo
con el ritmo del cántaro y la rueca
y en el eje del viento molinero:
verano, otoño, inviernos, primaveras...

Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)

Versións:
Armando Tejada Gómez: El pez por la boca muere; Poeta de la legua; 1959; Cara A, Corte 26



Armando Tejada Gómez e Rosa Rodríguez Gerling: El pez por la boca muere / Torcaza, paloma torcaz*; Canción con todos; 1973; Lado 2, Corte 1



Los Trovadores: El pez por la boca muere; Las voces de los pájaros de Hiroshima; 1975; Pista 11



*[Esta versión musical intercala o recitativo do poema de Armando Tejada Gómez, na súa voz, coa interpretación da canción: Torcaza, paloma torcaz, de Felipe Ángel Ritrovato e Joaquín Roberto Margarido, na voz de Rosa Rodríguez Gerling.]

**[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]

sábado, 22 de agosto de 2015

La vida

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río,
cuando se cubre de pájaros.

Habladme del mar. Habladme
del olor ancho del campo.
De las estrellas. Del aire.

Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor: no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?

¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una sepultura
y la canción de mis losas?

Veintidós años… ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma…

Escribo a tientas: el mar, el campo…
Digo bosque y he perdido
la geometría del árbol.

Hablo por hablar asuntos
que los años me borraron.

(No puedo seguir: escucho
los pasos del funcionario).
           Contaime como é un carballo,
como é o cantar dun río
cando se enche de paxaros.

Falaime do mar. Falaime
dos arrecendos do campo.
E das estrelas. Do aire.

Recitaime un horizonte
libre de pechos e chaves
como a casupa dun pobre.

Decime como é o alento
dunha muller. Daime o nome
do amor: xa non me lembro.

¿Aínda as noites se perfuman
de namorados tremendo
de paixón baixo da lúa?

¿Ou non hai máis ca esta foxa,
a luz dunha sepultura
e a canción das miñas lousas?

Vintedous anos... Xa esquezo
ata a dimensión das cousas,
o color, o cheiro...

Escribo a cegas: “o mar”, “o campo”...
Digo “fraga” e non percibo
a xeometría dun carballo.

Falo por falar de asuntos
que me borraron os anos.

( Non podo seguir: escoito
os pasos do funcionario)

Marcos Ana: Decidme como es un árbol (2007)

Versións:
A Quenlla: A vida; Silencios na memoria; 2004; CD2, Pista 16

viernes, 21 de agosto de 2015

Cantábile para cuerda enamorada

        Versículo 1

VEN, PERO VEN SIN PALABRAS
amigo de la tarde,
como un arcángel nuevo
que taladra la frente.
Ven sin surco y sin poma,
con una cicatriz
de luz entre los ojos.

        Versículo 2

VEN AMIGO, YA TENGO
los ojos estrenados,
restregados por toda
la yerba primeriza.
Ven amigo, hay un canto
felino y sugerente
que sube por la savia
de la luz entreabierta.

        Versículo 3

VEN, Y,
orémonos desnudos
porque ha llegado el tiempo
de abandonar los cánones,
de sentirnos de pronto
como exiliados dioses
que un día, desertaron
de aquella enmohecida
babel de la palabra.

Rosa Díaz: Cantábile para cuerda enamorada (1983)

Versións:
Ángela Muro: Cantábile para cuerda enamorada; Trovadores de silencios (VVAA); 2010; Pista 9

miércoles, 19 de agosto de 2015

La vi ayer, la vi hoy

Así, niña querida, de manera
que lentamente el corazón se inflame,
y ya tu imagen en ni amor no muera,
aunque ha ya mucho tiempo que te amé.

Lento, lento, —de modo, niña mía,
que cada sol me traiga una mirada,
y más te quiera yo con cada día,
y guarde tanta aurora acumulada.

Que henchido al cabo el corazón de flores
y repleta de luz el alma bella,
haya al fin una aurora toda amores,
y una vívida lumbre toda estrella.

¿Me quieres? —Buen placer: placer extraño
que hace fiesta en el pecho en que se anida,
y vale por una hora todo un año,
y por un año— más, más de una vida.

Es puro, es armonioso, es un anhelo
en que un temor divino se acaricia,
y es un cielo soñar que se ve el cielo,
y aumenta el sobresalto la delicia.

Y a besos tardos y a rubores gusta
esta alma fiera, y más que fiera avara
el placer de adornar la fe robusta
con la flor del rubor de un alma clara.

Así, mi niña pura, —de manera
viva a mi lado y a mi lado muera
tu sombra amante, eterna, fugitiva
que en la sombra en que es fuerza que yo viva,

Yo busco, yo persigo, yo reboso
fuerza de amor, que de mi forma vierto:
vivo extra-mí; mi cuerpo sin reposo
vertido ya el amor, es cuerpo muerto.

Vaga en mi torno: siéntolo y palpita
a cada forma de mujer que pasa,
y cada vez que esta alma se me agita
el solitario cuerpo se me abrasa.

¡Y cómo, oh niña hermosa, me conmueve
cada imagen de amor! ¡Cómo este exceso
de afán se agranda cuando a una hoja leve,
las brisas tocan y se dan un beso!

Este amor, esta atmósfera, esta vaga
vida que en mí rebosa y me rodea,
sueña siempre otra vida que la halaga
y en espacios magníficos pasea.

Es pura, tierna, delicada, hermosa:
líneas tiene perdidas en un vago
redor de sombra opaca y nebulosa,—
dama gentil del adormido Lago.

No sé el instante en que a la tierra toca:
su blanca falda sobre nubes veo,
y lleva siempre en la plegada boca
prendido el beso blanco que deseo,

Los ojos cierro, y ante mí la miro:
la mano extiendo, y en la sombra oscura,
se esconde, se dilata, —y un suspiro
lleva a la sombra un sueño de ventura.

Y así, mi niña, eternamente andamos,
ella hundiéndose en sombra y yo tras ella,
y de lejos y huyendo nos amamos
con el inmenso amor que es todo estrella.

Pero vino ¡oh mi niña! quien me puso
la carnal vestidura que me encierra,
con la terrible forma, en ella impuso
el deber de llorar vivo en la tierra.

La imagen amo: a oscuras la persigo,
y sin llegarla a haber siempre la veo:
pero caigo en la lucha, y me fatigo
y la cansada frente me golpeo.

Y si al pasar de un límpido arroyuelo
mi imagen miro, observo con espanto
que está muy lejos el azul del cielo
y va acabando mi vigor el llanto.

Está muy lejos el azul soñado:
en vano al vivo por el loco inmolo:
está lejos de aquí para esperado:
¡muy lejos ¡ay! para alcanzarlo solo!

¿Quieres, mi niña? ¿Me amas? Es muy bueno
acoger al rendido caminante
y besarle, y amarlo, y en el seno
abrigar su cabeza palpitante:—

¡Que tanto el triste soñador se ha muerto
en el terrible tiempo que ha vivido,
que cuando a un beso del amor se ha abierto,
Fénix feliz del beso ha renacido!

Soñé: ¿Tú lo soñaste? —Tus cabellos
rodaban desatados por tu espalda,
y orgulloso el amor cubrió con ellos
mi cabeza dormida entre tu falda.

Y así soñando, henchida ya de flores
y repleta de luz el alma bella,
algo hubo en ti del sueño aquel de amores
por quien siento un amor que es todo estrella.

¡Encarna! ¡Encarna pronto!, pues el pecho,
con ansia de mujeres se me agita;
¡A un amor de mujer tengo derecho
que aplaque al vivo que en mi ser palpita!

¡Encarna! ¡Encarna pronto! No es en vano
lo que vagando en sombra, al fin concibo;
yo quiero amar con un amor humano:
¡He derecho a vivir puesto que vivo!

¡Encarna! ¡Que esa sombra que me oye
y me mira, y se esconde, y se dilata,
la línea fije, el pie en la tierra apoye
y cabellera que el amor desata!

Mi mano enlace, mi dolor esconda,
el lecho apreste a la cabeza herida,
¡y por la espalda desarrollado en onda
el manto tienda, cuna de mi vida!

¿Lo encarno? ¿En ti lo encarno? ¡Cuán galana
forma fueras de amor, oh mi niña!
Mas si tú quieres que este bien que afana
mi pobre corazón en ti sonría,
mírame hoy, desdéñame mañana,
¡Pero, por Dios, desdéñame algún día!

José Martí: Versos varios. Obras completas, vol. 17: Poesías II* (2001)

Versións:
Amaury Pérez: La vi ayer, la vi hoy; Poemas de José Martí cantados por Amaury Pérez; 1978; Pista 5



*[Publicado orixinalmente na Revista Universal, México, 12 de Agosto de 1875.]

martes, 18 de agosto de 2015

Avenida Atlántica

Agardo a vinganza do mar.
O mar volvéndose con ollos de tolo cara terra.
O mar burbullando no oco negro dos sartegos.
O mar chamando ás portas da cidade.
O mar cos beizos secos.
O mar percorrendo a distancia dun puño.
O mar só como un solo de jazz.
Un paxaro cego.
Un cabalo axul a beber nos espellos.
O mar.
Afogando o meu corazón, un peixe abisal,
                                        eléctrico e antigo.
Levándome como un animal durmido na area.
Lonxe de vós, contra vós, o mar.
              Espero la venganza del mar.
El mar volviéndose con ojos de loco contra tierra.
El mar burbujeando en el hueco negro de los sepulcros.
El mar llamando a las puertas de la ciudad.
El mar con sus labios secos.
El mar recorriendo la distancia de un puño.
El mar sólo como un solo de jazz.
Un pájaro ciego.
Un caballo azul bebiendo en los espejos.
El mar.
Ahogando mi corazón, un pez abisal,
                              eléctrico y antiguo.
Arrastrándome como a un animal dormido en la arena.
Lejos de vosotros, contra vosotros, el mar.

Manuel Rivas: Mohicania (1986)

Versións:
Marina Rossell: La venganza del mar; Poesía necesaria con su música (VVAA); 2003; Pista 4



*[A traducción ao castelán deste poema aparece recollida na antoloxía do propio autor: El pueblo de la noche, do ano 1997, editorial Alfaguara; que é a traducción da antoloxía O pobo da noite, do ano 1996, editorial Xerais.]

La verdadera muerte del compadre

Lo vieron avanzar hacia la noche.
La guitarra raigal lo custodiaba.

Apagaron las voces del boliche.
Las sombras le cayeron de los párpados.

Nadie pudo ver bien, un toro oscuro
embistió las pupilas asombradas.

Tambaleando su sangre entró a la noche.
El polvo palpitante lo esperaba.

No hay modo de contar que parecía
su tamaño terrestre ante los astros.

Hay que andar el rigor, climas de hombría,
atravesar un trópico de tábanos,
desnudar su lejana alfarería,
reconstruirse en lo tierno de su carne,
para saber que viento de jaurías
derribó la estatura del compadre.

Nunca se supo bien. En los boliches
la luz y los candiles callaron.

Avanzó deshojando los latidos
desde una astrología de puñales.

Una amapola cruel al rojo vivo
se le fue haciendo brasa entre las manos.

La luna lo tumbó. Lo puso muerto.
Se le dejó caer como un hachazo.

Aquí cayó el compadre a su silencio.
Agregado a la arena fue olvidándose.

Quedó cara a la luz, semblante al cielo,
de espaldas al olvido, rostro al alba.

Cuando regresó el viento, Sur y ríos,
pasó sobre su rostro, duro y áspero.

Aquí lo absorbió el río. Las raíces
desataron la furia de sus barbas.

Una lenta labor de polvo y tiempo
le buscaba la furia de la sangre.

Su piel volvió a la tierra, lentamente
lo reunió la sal, lo fue apagando
con su lengua de frío transparente
hasta ponerle el corazón de plata.

El cobre minucioso, el hierro negro,
la arcilla mineral, el liquen bárbaro,
le exprimieron el zumo, le bebieron
la índole vinícola de un trago.

Entonces regresó. Cundió su sombra
por un extraño hechizo de campanas.

Con las canciones rotas por la lluvia
penetró al corazón de las guitarras.

Su memoria ritual creció en la noche
postulada de estrellas y relámpagos.

Y amaneció en la muerte su silencio
trizado por el júbilo y los pájaros.

Armando Tejada Gómez: Los compadres del horizonte (1963)

Versións:
Armando Tejada Gómez: La verdadera muerte del compadre; Sonopoemas del horizonte; 1964; Lado A, Corte 1


Armando Tejada Gómez: La verdadera muerte del compadre; Vigencia; 2005; CD1: su palabra, Pista 1

(Reedición da versión do disco Sonopoemas del horizonte, do ano 1964.)




*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]

lunes, 17 de agosto de 2015

Genio y figura

                                                                A Winétt

Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.

Aun mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche <<Dios>> lloraba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: <<te quiero>>,
cuando hablas con <<tu>> Pablo, sin oírme jamás.

El hombre y la mujer tienen olor a tumba;
el cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.

Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, mas bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.

Pablo de Rokha: Versos de infancia (1916)

Versións:
Ocho Bolas: Genio y figura; Genio y figura; 2003; Pista 2

sábado, 15 de agosto de 2015

La tristeza

Yo sé que algunos dicen que nació la tristeza
en las rosas de sangre que murieron de sed
porque habiendo tanta agua, Madre Naturaleza
no se acercó hasta ellas a darles de beber.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido en la sala
de un hospital de niños, porque piensan que Dios
no pudo darse cuenta de cómo es fría y mala,
para un niño, la ley maldita del dolor.

Yo sé que algunos dicen que nació en esos seres
que ni creer pudieron ni pudieron amar...
Porque dudando huyeron a todos los placeres
de vivir y no osaron entregarse jamás.

Yo sé que algunos dicen que nació en la mirada
tan mansa y apacible del penitente buey
porque hay en su cabeza de bruto, esclavizada,
una torpe inconsciencia de todo su poder.

Yo sé que algunos dicen que ha nacido de la bruma
tonalidad del día que nos deja y se va...
Que la creó la noche con su manto de luna
blanco como una novia muerta sobre el altar.

Pero yo pensaría que nació la tristeza
después de aquel momento en que algo se logró.
Cuando el triunfo de haber gustado la proeza
no permite aún crear otra nueva ilusión...

Alfonsina Storni: La inquietud del rosal (1916)

Versións:
Imanol: La tristeza; Versos encendidos; 2003; Pista 8

jueves, 13 de agosto de 2015

Fuerzas naturales

Una mirada
                        para abatir al albatros
Dos miradas
                        para detener el paisaje
                        al borde del río
Tres miradas
                        para cambiar la niña
                        en volantín
Cuatro miradas
                        para sujetar el tren que
                        cae en el abismo
Cinco miradas
                        para volver a encender las estrellas
                        apagadas por el huracán
Seis miradas
                        para impedir el nacimiento
                        del niño acuático
Siete miradas
                        para prolongar la vida de
                        la novia
Ocho miradas
                        para cambiar el mar
                        en cielo
Nueve miradas
                        para hacer bailar los
                        árboles del bosque
Diez miradas
                        para ver la belleza que se presenta
                        entre un sueño y una catástrofe

Vicente Huidobro: Poemas giratorios y otros. Ver y palpar (1923-1933) (1941)

Versións:
Quilapayún: Fuerzas naturales; A Palau; 2003; Pista 14

miércoles, 12 de agosto de 2015

La "toná" de la fragua (seguiriyas gitanas)

Mi pena es mu mala,
porque es una pena que yo no quisiera
que se me quitara.


Vino como vienen,
sin saber de dónde,
el agua a los mares, las flores a mayo,
los vientos al bosque.


Vino, y se ha quedado
en mi corazón,
como el amargo en la corteza verde
del verde limón.


Como las raíces
de la enredadera,
se va alimentando la pena en mi pecho
con sangre e mis venas.


Yo no sé por dónde,
ni por dónde no,
se me ha liao esta soguita al cuerpo
sin saberlo yo.


Pensamiento mío,
¿adónde te vas?
No vayas a casa de quien tú solías,
que no pués entrar.

A pasar fatigas
estoy ya tan hecho
que las alegrías se me vuelven penas
dentro de mi pecho.

Mare de mi alma,
la vía yo diera
por pasar esta noche de luna
con mi compañera.

A la vera tuya
no puedo volver...
¡Cómo por unas palabritas locas
se pierde un querer!

Yo voy como un ciego
por esos caminos.
Siempre pensando en la penita negra
que llevo conmigo.


Ya se han acabado
los tiempos alegres.
Las florecitas que hay en tu ventana
para mí no huelen.

Desde que te fuiste,
serrana, y no vuelves,
no sé qué dolores son estos que tengo,
ni dónde me duelen.

Esta cadenita,
mare, que yo llevo,
con los añitos que pasan, que pasan,
va criando hierro.

Los bienes son males,
los males son bienes...
Las mis alegrías, ¡cómo se me han vuelto
fatigas de muerte!

Toíta la tierra
la andaré cien veces,
y volveré a andarla pasito a pasito,
hasta que la encuentre.

Se quebró el jarrito
pintao del querer.
¡Cómo plateros ni artistas joyeros
lo puen componer!

La prueba del frío,
la prueba del fuego...
¡Cómo ha salido mi corasonsiyo
del mejor acero!

Yo corté una rosa
llenita de espinas...
Como las rosas espinitas tienen,
son las más bonitas.

El cristal se rompe
del calor al frío,
como se ha roto de alegría y pena
mi corasonsiyo.

Yo sentí el crujío
del cristalito fino que se rompe
del calor al frío.

Maresita'r Carmen,
guiarme los pasos,
pa que me aparte de la mala senda
que vengo pisando.

Las que se publican
no son grandes penas.
Las que se callan y se llevan dentro
son las verdaderas.

Rosita y mosquetas,
claveles y nardos,
en sus andares la mi compañera
los va derramando.

Negra está la noche,
sin luna ni estrellas...
A mí me alumbraban los ojitos garzos
de mi compañera.

La persona tuya
es lo que yo quiero.
Tenerte en mis brazos, mirarme en tus ojos
y comerte a besos.

En los caracoles,
mare, de tu pelo,
se me ha enredado el alma, y la vida,
y el entendimiento.

Horas de alegría
son las que se van...
Que las de pena se quedan y duran
una eternidad.

Cuéntame tus penas,
te diré las mías...
Verás cómo al rato de que estemos juntos
todas se te olvidan.


Estando contigo,
que vengan fatigas...
Puñalaítas me dieran de muerte,
no las sentiría.

La quiero, la quiero,
¿qué le voy a hacer?...
Para apartarla de mi pensamiento
no tengo poder.

¡Vaya un amaguito
tan dulce que tienen
los ojos azules que tanto me gustan...,
que tanto me ofenden!

Sin verte de día,
serrana, no vivo...
Y luego, a la noche, me quitas el sueño,
o sueño contigo.

Compañera mía,
tan grande es mi pena
que el sol, cuando sale, con tanta alegría
no me la consuela.

¡Mírame, gitana,
mírame, por Dios!
Con la limosna de tus ojos negros
me alimento yo.

Manuel Machado: Cante hondo (1912)

Versións:
Enrique Morente: Mi pena; Sacromonte; 1986; Pista 4



Alfredo Arrebola: Cuéntame tus penas (seguiriyas); Tríptico poético; 1999; Pista 18

sábado, 8 de agosto de 2015

Encanto de las lluvias

                                A R. Prieto Molina

Llueve, llueve, llueve, llueve sin quebranto.
Y del agua trémula a través del velo
Se divisa el campo, se divisa el cielo,
Como un rostro pálido a través del llanto.

¡Oh qué misterioso, qué inefable encanto
Ponen las borrascas en mi desconsuelo!
Pienso, pienso, pienso, y ardoroso vuelo
Hacia aquellos días que he querido tanto!

Pienso en ti, graciosa rosa de inocencia,
Azulado ensueño de mi adolescencia,
Que encendiste en mi alma la ilusión de fuego.

Y en la vaga sombra de mi cruel retiro
Suspirar te siento, sonreír te miro...
Mientras llueve, llueve, llueve sin sosiego.

Francisco Contreras: Toisón (1906)

Versións:
Eduardo Peralta: Encanto de las lluvias; Encanto de las lluvias. Poetas nacidos en el s. XIX; 2014; Pista 1

viernes, 7 de agosto de 2015

La tiniebla infinita

La tiniebla infinita
goteará su frialdad.

No reverberará
la luz del padre sol contra las bardas
y sólo soledad lo deshilará todo.

No quedarán galaxias
ni planetas
y qué decir del microcosmos.
Adiós sartenes, adiós panteones
familiares, adiós
pañuelos y pañales.

Desmoronadas las esquinas
de todas las estancias,
se habrá perdido para siempre
la tierna sombra, sus olores
y el polvo en que vivían nuestras huellas.

Y sin embargo en la negrura inmensa,
un solo instante,
habrá de palpitar un rumor de suspiros
y de besos detrás de los laureles
y la tarde amarilla se entreabrirá otra vez
en lo hondo de unos ojos.

Ay los gestos, los brillos que amarías.
pero pasó tu tiempo, no se encienden las luces,
ya no puedes
levantarte y salir.

José María Merino: Cumpleaños lejos de casa (1973)

Versións:
Rafa Mora e Moncho Otero: Tiniebla infinita; Trovadores de silencios (VVAA); Libro-CD, Editorial Calambur; 2010; Pista 6

miércoles, 5 de agosto de 2015

El barco misterioso

Llévame, mar, sobre ti, dulcemente,
porque voy dolorida,
¡Ay! barco, no te tiemblen los costados,
que llevas a una herida.

Buscando voy en tu oleaje vivo
dulzura de rodillas.
Mírame, mar, y sabe lo que llevas,
mirando a mis mejillas.

Entre la carga de los rojos frutos,
entre tus jarcias vívidas
y los viajeros llenos de esperanza,
llevas mi carne lívida.

Más allá volarás con sólo frutos,
y velas desceñidas.
Pero entretanto, mar, sobre este puente
mecerás a la herida.

Gabriela Mistral: Canciones en el mar. Desolación (1922)

Versións:
Fernando González e Paula Batarce: El barco misterioso; A Gabriela Mistral. Amo amor; 2005; Pista 7

La tierra y la mujer

              A Amira de la rosa

Mientras tiene luz el mundo
y despierto está mi niño,
por encima de su cara,
todo es un hacerse guiños.

Guiños le hace la alameda
con sus dedos amarillos,
y tras de ella vienen nubes
en piruetas de cabritos...

La cigarra, al mediodía,
con el frote le hace guiño,
y la maña de la brisa
guiña con su pañalito.

Al venir la noche hace
guiño socarrón el grillo,
y en saliendo las estrellas,
me le harán sus santos guiños...

Yo le digo a la otra Madre,
a la llena de caminos:
"¡Haz que duerma tu pequeño
para que se duerma el mío!".

Y la muy consentidora,
la rayada de caminos,
me contesta: «¡Duerme al tuyo
para que se duerma el mío!».

Gabriela Mistral: Ternura (1924)

Versións:
Ángel Parra e Javiera Parra: La tierra y la mujer; Amado, apresura el paso; 1995; Pista 6

martes, 4 de agosto de 2015

El amor que calla

   Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres, tan oscuro!

   Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

   Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que el entrar en la muerte!

Gabriela Mistral: Desolación (1922)

Versións:
Fernando González e Paula Batarce: El amor que calla; A Gabriela Mistral. Amo amor; 2005; Pista 9

lunes, 3 de agosto de 2015

La tierra

Niño indio, si estás cansado,
tú te acuestas sobre la Tierra,
y lo mismo si estás alegre,
hijo mío, juega con ella...

Se oyen cosas maravillosas
al tambor indio de la Tierra:
se oye el fuego que sube y baja
buscando el cielo, y no sosiega.
Rueda y rueda, se oyen los ríos
en cascadas que no se cuentan.
Se oyen mugir los animales;
se oye el hacha comer la selva.
Se oyen sonar telares indios.
Se oyen trillas, se oyen fiestas.

Donde el indio lo está llamando,
el tambor indio le contesta,
y tañe cerca y tañe lejos,
como el que huye y que regresa...

Todo lo toma, todo lo carga
el lomo santo de la Tierra:
lo que camina, lo que duerme,
lo que retoza y lo que pena;
y lleva vivos y lleva muertos
el tambor indio de la Tierra.

Cuando muera, no llores, hijo:
pecho a pecho ponte con ella
y si sujetas los alientos
como que todo o nada fueras,
tú escucharás subir su brazo
que me tenía y que me entrega
y la madre que estaba rota
tú la verás volver entera.

Gabriela Mistral: Ternura (1924)

Versións:
Ángel Parra: La tierra; Amado, apresura el paso; 1995; Pista 2

Décimas del roto choro

Guateludo y tirillento,
como un tony de sainete,
o una gran mar de tormento,
azotado por el viento
de la canción popular,
va de pajar en pajar,
andrajosos de aventura,
buscando la sepultura
donde echarse a descansar.


Tinaja de vino malo,
cuero de chicha vinagre,

¡si ya más parece un bagre
disfrazado de robalo!
entre el azote y el palo
sufriendo de sol a sol
hasta el último arrebol
le arrasó la oligarquía
y arrastra, a medias, la hombría,
lo mismo que un caracol.


Te llevan a la trinchera
como al burro al matadero,
chillando el bufar guerrero
de la gran mafia logrera:
y te espera la huesera
del piojento nacional;
saliste del corral
a asesinar proletarios,
arreado por los corsarios
del asno internacional.

Viejo Chaplin rancagüino,
todo pulguiento y chinchoso,
¡si está tan bien reseboso
tu gran guarapón maulino!
parece aspa de molino
la mantita nacional,
y la ojota anda tan mal,
con el pantalón bombacho
como el grito de un borracho
adentro de un naranjal.

¿Ya nunca tendrá montura,
ni lazo en la pegualera,
y no correrá en la era
como libre criatura?
bestia del rico y del cura,
infeliz sin porvenir,
¿habrá de ir y venir
humilde y acorralado
igual que un patrón capado
que ruega hasta pa morir?

Morralla del patroncito,
roñoso esclavo campero,
haragán electorero
rey y buey un clan maldito
un despertar infinito,
aún le patalea, aún,
y desde Iloca a Colbún,
desde Cherquenco a Rosario,
su rebenque estrafalario
raja la fosa común.

Jardín de tiras y piojos
¡apunta la carabina
contra la casta asesina
que te ha sacado lo ojos!
en grandes pendones rojos
tu ilusión has de poner,
no llores como mujer
ni te humilles como un perro,

¡aprieta el puño de hierro
y déjate morder!

Diviso una gran marea
levantándose, tamaña,
inmensa como la araña
que en los sueños manotea,
y un gran arriero que arrea
un rebaño de salón,
en donde no va ni un peón,
sino los amos del oro…
¡el guaina es un ROTO CHORO
arriando al frute ladrón!


Con guarapo envenenado
lo curaron hasta el hueso,
porque lo creyeron leso
como animal de ganado,
fregado y apachurrado
de tanto y tanto aguantar…
¡pero se van a ensartar
los que lo creen veneldo,
porque del hombre podrido
crece muy lindo cantar!

Malhablado y pendenciero,
racimo de yerba negra,
todavía el corvo integra
su figura de haviero
piojoso y aventurero
caído en el ventarrón,
y aún le queda corazón
a esa inmensa ruina humana
para agarrar la picana
y clavársela al patrón.

¡Y ha de manejar un día
bajo la bandera roja
la espada de la congoja
como un grito de alegría;
cruzando su rebeldía
de toruno bramador
anchas leguas de dolor,
abrazada de heroísmo,
implantará el comunismo
del pueblo trabajador!...


Pablo de Rokha: Romancero proletario. Poemas rimados o asonantados (1916-1958) (1966)

Versións:
Ocho Bolas: Décimas del roto choro; Genio y figura; 2003; Pista 4