viernes, 19 de julio de 2019

La soledad en la siesta

Canción 10

La soledad en la siesta,
te quiero decir, parece
una muchacha encendida,
una alta hoguera.

Los pechos, grandes, quemados,
y los cabellos, ardidos,
al cielo, altos.

Es la siesta.
La soledad en la siesta.
Vientre levantado al sol,
brazos tendidos y piernas.
Quiero decirte: muchacha
dormida, plena.
Fuego en el aire, y abajo,
la tierra.
Más que abrasada la tierra.

Es la siesta.
La soledad en la siesta.

Rafael Alberti: Canciones I. Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Enrique Llopis: La soledad en la siesta; El viento que viene y va; 2002; Pista 9

miércoles, 17 de julio de 2019

Relieves

Rendición: relieves.
¡Qué míos, qué puros
Todos! Uno a uno
Resaltan, ascienden.

Castillo en la cima,
Soto, raso, era,
Resol en la aldea,
Soledad, ermita.

En el río, niña,
Niña el agua verde,
Señorón el puente,
Y la aceña en ruinas.

La tarde caliza
Que fue polvareda
Se extrema, se entrega.
Diáfanas vistillas.

¡Oh altura envolvente!
Rondan los vencejos
Sin cesar. ¡Oh cercos!
Posesión: relieves.

Jorge Guillén: Cántico (1950)

Versións:

Candeal: Relieves; Campo grande; 1996; Pista 13

viernes, 12 de julio de 2019

Yo no le temo a la muerte

Yo no le temo a la muerte,
morir es natural.

Lo que le temo son a las cuentas tan grandes
que a mi dios he de dar.

                              Abril, 1962

Emilio Prados: La ausencia luminosa* (1990)

Versións:

Alfredo Arrebola: Dame la llave**; Puente de mi soledad; 2000; Pista 10



*[Emilio Prados: La ausencia luminosa (antología); Edic. de Patricio Hernández; Litoral. Revista de poesía y pensamiento; nº 186-187; Málaga, 1990.]
**[A versión musical de Alfredo Arrebola está precedida polo poema Refrán, da obra de Emilio Prados: Jardín Cerrado, do ano 1946.]

martes, 9 de julio de 2019

Contraofensiva

Si a uno
le dan
palos de ciego
la única
respuesta eficaz
es dar
palos
de vidente

Mario Benedetti: Desmitifiquemos la Vía Láctea; Cotidianías (1978-1979) (1979)

Versións:

Mario Benedetti e Daniel Viglietti*: Refranívocos / El diablo en el paraíso**; A dos voces, Vol.2***; 1987; Cara B, Corte 2




Mario Benedetti e Daniel Viglietti*: Refranívocos / El diablo en el paraíso**; A dos voces, vol.1 e 2; 1994; Pista 14

(Reedición da versión do disco A dos voces, Vol.2, do ano 1987.)




Daniel Viglietti e Mario Benedetti*: El diario en el paraíso / Refranívocos**; A dos voces. En vivo, en Buenos Aires****; 1994; Pista 3

(Versión en directo semellante ás anteditas.)



*[A versión musical de Mario Benedetti e Daniel Viglietti continúa co recitativo de parte do poema Refranívocos, da obra de Mario BenedettiViento del exilio, do ano 1981.]
**[O recitativo deste poema, na voz de Mario Benedetti, está intercalado coa canción El diablo en el paraíso, de Violeta Parra, na voz de Daniel Viglietti.]
***[Grabado en vivo no «Cine 18 de Julio» de Montevideo, o 6 de maio de 1985.]
****[Grabado en vivo no «Teatro Gran Rex» de Buenos Aires, o 20 e 21 de Outubro de 1993.]

sábado, 6 de julio de 2019

Regreso a la tonada

Regreso a cantar tonadas
de sol a sol por la sangre,
como cantaba la vida
en la raíz de mi padre.
Cogollo de vida nueva:
la vida es una tonada.

No quiero cantar olvidos
ni recordar lo que amaba
porque son como dos muertes
el olvido y la distancia,
de lejos me queda cerca
volver cantando tonadas.

Una ronda de torcazas
le hace ronda a los sauzales
y soy niño de nuevo,
magia en la tarde,
pájaro y canto,
cueca en el polvaderal.
A Mendoza enamorada
mi canto regresará.

Voy de paisaje en el alba
y me parezco al paisaje:
por fuera, el verde del clima;
por dentro, el sol de la sangre.
El paisaje va conmigo
y es un hermoso habitante.

El viejo viento de otoño,
compadre de los nogales,
me trae, cuando regresa,
la dulce voz de mi madre.
De tanto cantar tonadas
ya soy pariente del aire.

Armando Tejada Gómez: Toda la piel de América (1984)

Versións:

Mercedes Sosa: Regreso a la tonada; A que florezca mi pueblo; 1975; Cara A, Corte 5




Los Tucu Tucu: Regreso a la tonada; Para nombrarte; 1987; Cara B, Corte 3




Mercedes Sosa: Regreso a la tonada; Escondido en mi país; 1996; Pista 13




Ricardo Panissa: Regreso a la tonada; Mano de obra; 2003;




El Quinteto: Regreso a la tonada; El Quinteto canta; 2004; Pista 11




Jairo: Regreso a la tonada; Criollo; 2007; Pista 14




Carlos Moscardini e Luciana Jury: Regreso a la tonada; Armando Tejada Gómez, Vol.2 (VVAA); 2012; Pista 2

viernes, 5 de julio de 2019

La casada infiel

                              A Lydia Cabrera
                              y a su negrita

    Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

            *
    Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

    Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Federico García Lorca: Romancero gitano (1924-1927) (1928)

Versións:
Margarita Xirgu: La casada infiel; Federico García Lorca por Margarita Xirgu; 1959; Lado 1, Corte 1



Vicente Pradal: La casada infiel (Tangos); Romancero gitano; 2004; Pista 4

jueves, 4 de julio de 2019

Refrán

Dame la llave
para morir...

—La muerte
no tiene puertas.

Pero yo, sí.

Emilio Prados: Libro Segundo: El dormido en la yerba. Jardín cerrado (1940-46) (1946)

Versións:

Alfredo Arrebola: Dame la llave*; Puente de mi soledad; 2000; Pista 10



*[A versión musical de Alfredo Arrebola complétase co poema Yo no le temo a la muerte, inédito de Emilio Prados.]

miércoles, 3 de julio de 2019

Exclamación y querella de la gobernación

          I
Quando Roma prosperava,
Quinto Favio la regía
e Çipión guerreaba
Tito Libio describía.
Las donzellas e matronas
por la onra de su tierra
desguarnían sus personas
para sostener la guerra.

          II
En un pueblo donde moro
al neçio fazen alcalde,
fierro preçian más que oro,
la plata danla de balde;
la paja guardan los tochos
e dexan perder los panes,
caçan con los aguilochos
comense los gavilanes.

          III
Queman los nuevos olivos,
guardan los espinos tuertos,
condenan a muchos vivos
quieren salvar a los muertos.
Los mejores valen menos:
¡mirad que governaçión
ser governados los buenos
por los que tales no son!

          IV
La fruta por el sabor
se conoçe su natío,
e por el governador
el governado navío.
Los cuerdos fuir devrían
de do locos mandan más,
que quando los çiegos guían,
¡guay de los que van detrás!

          V
Que villa sin regidores
su triunfo será breve,
la casa sin moradores
muy prestamente se llueve.
De puercos que van sin canes
pocos matan las armadas,
las huestes sin capitanes
nunca son bien governadas.

          VI
Los çapatos sin las suelas,
mal conservarán los pies;
sin las cuerdas las viyuelas
fazen el son que sabés.
El que da oro sin peso
más pierde de la fechura,
quien se guía por su seso,
no va lueñe de locura.

          VII
En arroyo sin pescado,
yerro es pescar con çesta,
e por monte traqueado
trabajar con la ballesta.
Do no punen maleficios
es gran locura bevir,
e do no son los serviçios
remunerados, servir.

          VIII
Quanto más alto es el muro,
más fondo çimiento quiere;
de caer está seguro
aquel que nunca subiere.
Donde sobra la codiçia
todos los bienes falleçen;
en el pueblo sin justiçia
los que son justos padeçen.

          IX
La iglesia sin letrados
es palaçio sin paredes;
no toman grandes pescados
con las muy sotiles redes.
Los mançebos sin los viejos
es peligroso metal;
grandes fechos sin consejos
siempre salieron a mal.

          X
En el cavallo sin freno
va su dueño temeroso;
sin el governalle bueno
el barco va peligroso.
Sin secutores las leyes
maldita la pro que traen,
los reinos sin buenos reyes
sin adversarios se caen.

          XI
La mesa sin los manjares
no farta los conbidados;
sin vezinos los lugares
presto serán asolados.
La nao sin el patrón
no puede ser bien guiada;
do rigen por afiçión
es peligrosa morada.

          XII
Las ovejas sin pastor
destruyen las heredades;
religiosos sin mayor
grandes cometen maldades.
Las viñas sin viñaderos
logranlas los caminantes;
las cortes sin cavalleros
son como manos sin guantes.

          XIII
El golpe fará liviano
la mano sin el espada;
el espada sin la mano
no dará gran cuchillada.
Las gentes sin los caudillos
muy flacamente guerrean;
los capitanes senzillos
por sendos onbres pelean.

          XIV
Es peligro navegar
en galea sin los remos,
mas mayor es conversar
con quien sigue los estremos.
Pues si la conversaçión
es con los tales dañosa,
por çierto la sojuçión
muncho será peligrosa.

          XV
Onbres d’armas sin ginetes
perezosa fazen guerra;
las carracas sin barquetes
mal se sirven de la tierra.
Los menudos sin mayores
son corredores sin salas;
los grandes sin los menores
como falcones sin alas.

          XVI
Que bien como dan las flores
perfeçión a los frutales,
así los grandes señores
a los palaçios reales;
e los prinçipes derechos
luzen sobr’ellos sin falla,
bien como los ricos techos
sobre fermosa muralla.

          XVII
Al tema quiero tornar
de la çibdad que nombré
cuyo duró prosperar
quanto bien regida fue;
pero después que reinaron
cudiçias particulares,
sus grandezas se tornaron
en despoblados solares.

          XVIII
Todos los sabios dixieron
que las cosas mal regidas
quanto mas alto subieron
mayores dieron caídas.
Por esta causa reçelo
que mi pueblo con sus calles
avrá de venir al suelo
por falta de governalles.

Gómez Manrique: Cancionero general de muchos y diversos autores* (1511)

Versións:
José Pérez: Coplas por el mal gobierno de la ciudad de Toledo; España, Castilla, Libertad; 1976; Cara B, Corte 6



*[Coñecida popularmente como «Sátira del mal gobierno de Toledo», foi composta entre os anos 1462-63 (como parece indicar a glosa de Pedro Díaz de Toledo que acompaña ao poema en dous dos tres códices onde se recolle). Apareceu publicado por vez primeira no Cancionero general de muchos y diversos autores de Hernando del Castillo, en Valencia, en la imprenta de Cristobal Cofman, en 1511. Sara Russo: Aproximación a la tradición textual de Gómez Manrique. s.XV-XVI; Máster Universitario en Literatura Española. Departamento de Filología Española II. Facultad de Filología; Madrid, 2012.]