Todos el camino sabemos;
están los rifles engrasados;
están los brazos preparados:
¡Marchemos!
Nada importa morir al cabo,
pues morir no es tan gran suceso;
¡malo es ser libre y estar preso,
malo, estar libre y ser esclavo!
Hay quien muere sobre su lecho,
doce meses agonizando,
y otros hay que mueren cantando
con diez balazos sobre el pecho.
Todos el camino sabemos;
están los rifles engrasados;
están los brazos avisados:
¡Marchemos!
Así hemos de ir andando,
severamente andando, envueltos en el día
que nace. Nuestros recios zapatos, resonando,
dirán al bosque trémulo: «¡Es que el futuro pasa!»
Nos perderemos a lo lejos... Se borrará la oscura masa
de hombres, pero en el horizonte todavía
como en un sueño, se nos oirá la entera voz vibrando:
…El camino sabemos…
…Los rifles engrasados…
…Están los brazos avisados…
¡Y la canción alegre flotará
como una nube sobre la roja
lejanía!
Nicolás Guillén: La voz Esperanzada. España, poema en cuatro angustias y una esperanza (1937)
Versións:
Ana Belén: Marchemos (Una canción en coro); La paloma de vuelo popular; 1976; Pista 13
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