miércoles, 9 de octubre de 2013

El juego de las cuatro esquinas

Tu nombre justo en el centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Negro y oro los recuerdos,
montera en mano desfilan
dejando un rastro de sangre
sobre la arena amarilla
y en los tendidos de sombra
la sombra de tu sonrisa
se adorna con los claveles
de tus penas y las mías.

Oro y negro y yo en el centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Detrás de los burladeros
las malas lenguas se cuidan
de cambiar las intenciones
por el percal de la envidia
y en los corrales del alma,
fiel a su casta y divisa,
desespera un toro negro
llamado melancolía.

Gris y luto, yo en centro
del redondel de mi vida
y tu amor, mi amor, jugando
conmigo a las cuatro esquinas.

Yo con tu nombre en los labios
respirando por la herida
tus ojos solos conmigo
vigilándome la hombría
y al quite las soledades
de tu vida y de mi vida.
¡Malaya tu amor que juega
conmigo a las cuatro esquinas!.

José Fernando Dicenta: La pirámide invertida (1977)

Versións:
Alberto Cortez: El juego de las cuatro esquinas; Sueños y quimeras; 1986; Pista 4

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