miércoles, 29 de diciembre de 2021

Siempre lo que quieras

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo
—pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.

Ángel González: Breves acotaciones para una biografía (1971)

Versións:

Ángel González: Siempre lo que quieras; A todo amor: antología personal; 2006; Pista 30

viernes, 17 de diciembre de 2021

Mulata

Ya yo m’enteré, mulata,
mulata, ya sé que dice
que yo tengo la narise
como nudo de cobbata.

Y fíjate que tú
no ere tan adelantá,
poqque tu boca e bien grande,
y tu pasa, colorá.

Tanto tren con tu cueppo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren…

Si tú supiera, mulata,
la veddá;
¡que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa na!

Nicolás Guillén: Motivos de son (1930)

Versiones:

Enrique Morente: Negra, si tú supieras*; Negra, si tú supieras; 1992; Pista 6



*[A versión musical de Enrique Morente altérnase tamén cos poemas Si tú supiera… e Sigue…, da obra de Nicolás Guillén: Motivos de son, do ano 1930.]

viernes, 10 de diciembre de 2021

Si, camarada

Tonada 25

El tipo que se da
está bien que se dé?

Por qué sale a jugarse,
a consumirse, a arder?

Pasa que está caliente
con todo lo que pasa,
pasa que dice: basta!
y se pone de pie.

El tipo que se da
está bien que se dé!

Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)

Versións:

Armando Tejada Gómez: Si, compañero; Poeta de la legua; 1959; Cara A, Corte 20



*[Por razóns de espazo en blogger, nunha entra anterior, etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respectamos a etiqueta actual para evitar duplicidades.]

jueves, 25 de noviembre de 2021

Ante la vida, sereno

ACTO SEGUNDO

CUADRO PRIMERO
TRINCHERAS EN EL GUADARRAMA
(Suenan disparos aislados en la noche.)

ESCENA I
El CUBANO, JOSÉ, un GRUPO DE DINAMITEROS, compuesto por PEDRO, y el GRUPO DE MOZOS y otro DE FUSILEROS.


CUBANO.—
Soldado del pueblo,
de mi batallón
levanto la frente,
levanto la voz
como el Guadarrama,
que se levantó
para que la nieve,
vellón a vellón
le diera las plumas
de su corazón.
Yo vengo de Cuba,
de Cuba soy yo:
cubana mi madre,
mi padre español,
y en un barco vine
por ser defensor
del pan que se come
con mucho sudor.
En el Guadarrama,
bajo un resplandor
de fusil sin luna,
oye mi canción.
Pisa tu cigarro,
que es la orientación
del ojo y la bala
del moro traidor.
Pon frenos al sueño
y a la sombra. Pon
derechos tus huesos,
que curvados no.
Cuida de tus armas
y de tu valor.
No derroches plomo
ni arrogancia atroz,
que arrogancia y plomo
tienen su ocasión.
Muertos para el pueblo,
millón a millón.
Muertos por el pueblo,
uno antes que dos.
Soldado del pueblo,
su nata y su flor,
un polvo de muertos
ataca feroz.
Si pasa, vencidos
seremos tú y yo:
si el polvo haces polvo,
serás vencedor,
seremos palmeras
tendidas al sol.

(Una guitarra, que se proyecta en sombra, rasgada por el DINAMITERO 4º, suena mientras habla PEDRO.)

PEDRO.—
Ante la vida, sereno,
y ante la muerte, mayor;
si me matan, bueno:
si vivo, mejor.
No soy la flor del centeno,
que tiembla al viento menor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor.
Aquí estoy, vivo y moreno
de mi especie defensor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor.
Ni al relámpago ni al trueno
puedo tenerles temor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor.
Traidores me echan veneno
y yo les echo valor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor.
El corazón traigo lleno
de un alegre resplandor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor.


JOSÉ.—
Bien sentido y bien hablado.

CUBANO.—
Como habla Pedro, debiera
hablar en cada trinchera
cada cuerpo atrincherado.

FUSILERO 1º.—
Pedro no sabe lo que es
la muerte.
Pero lo sé desde el día
que aquí he clavado los pies.
Era una cosa lejana
la muerte, y era una cosa,
si por la tarde borrosa,
borrosa por la mañana.
Borrosa y desconocida,
para mi vida de oveja,
igual que una lumbre vieja
la muerte no daba vida.
Hoy la muerte es otra cosa:
rejuvenecida y pura,
asoma su dentadura
de bayoneta celosa.
¿Quién no la conoce hoy, quién?
Ante ella pienso tranquilo:
si mi vida está en un hilo,
tengo que bordarla bien.
Y con ese hilo la bordo
lo mejor que alcanzo y quiero,
pastor y dinamitero
ante el morir mudo y sordo.

DINAMITERO 1º.—
La tuya será mi suerte.

DINAMITERO 2º.—
A ti mi suerte va unida.

CUBANO.—
Para afirmarse en la vida
hay que conocer la muerte.

FUSILERO 1º.—
¿Sabe a pólvora?

FUSILERO 2º.—
No sé.

FUSILERO 3º.—
Debe de saber a plomo.

DINAMITERO 3º.—
Aquí la espero yo, como
con raíces en el pie.

(Suena un disparo, y el DINAMITERO 3º cae abatido.)

FUSILERO 1º.—
¡Ahí está la muerte!

(Se inquieta.)

CUBANO.—
¡Calla!
No ha muerto nadie: ha caído.

PEDRO.—
Dime, ¿en dónde te han herido,
Manuel?

DINAMITERO 3º.—
¡En todo!

PEDRO.—
¡Canalla!
¡Me la pagará!

DINAMITERO 3º.—
Me voy…
Recógeme, compañero.
Yo soy un dinamitero
que apenas ya si lo soy.
No pongáis mustias las frentes.
Pedro, tus dos brazos dame.
¡Que nuestra aldea se llame
la aldea de los valientes!

(Espira, abrazado a PEDRO. Todos lo cercan un momento. Luego quedan con la cabeza vuelta hacia el lugar de donde partió el disparo, mientras PEDRO pone al caído sobre una manta.)

FUSILERO 2º.—
El tiro ha sido mortal.

FUSILERO 1º.—
Ésa será mi fortuna.

PEDRO.—
Cuando despunte la luna
parecerá de cristal.

DINAMITERO 1º.—
Que nadie toque por él:
ahogad, romped su guitarra.

(Destroza el mismo la guitarra que se ha quedado muda en el pecho del DINAMITERO 3º.)

PEDRO.—
Hundida como una garra
quedó en la piedra su piel.

(…)

Miguel Hernández: Pastor de la muerte (1937)

Versións:

Joan Manuel Serrat: Si me matan, bueno; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 10

lunes, 22 de noviembre de 2021

Si tú supiera...

(*)

¡Ay, negra
si tú supiera!
Anoche te bi pasá
y no quise que me biera
. A é tú le hará como a mí,
que cuando no tube plata
te corrite de bachata,
sin acoddate de mí.


Sóngoro cosongo,
sogo be;
sóngoro cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno
sóngoro de tre.


Aé,
bengan a be;
aé,
bamo pa be;

¡bengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo de mamey!

Nicolás Guillén: Motivos de son (1930)

Versiones:

Enrique Morente: Negra, si tú supieras**; Negra, si tú supieras; 1992; Pista 6



*[A partires da edición do ano 1931, o poema pasa a chamarse Sóngoro cosongo, que dalle tamén nome ao volume.]
**[A versión musical de Enrique Morente altérnase tamén cos poemas Mulata e Sigue…, da obra de Nicolás Guillén: Motivos de son, do ano 1930.]

jueves, 18 de noviembre de 2021

Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada

                    VII

Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada,
la profunda, es así como al tamaño
de vuestra magnitud
vino la verdadera, la más abrasadora
muerte y desde las rocas taladradas,
desde los capiteles escarlata,
desde los acueductos escalares
os desplomasteis como en un otoño,
en una sola muerte.
Hoy el aire vacío ya no llora,
ya no conoce vuestros pies de arcilla,
ya olvidó vuestros cántaros que filtraban el cielo
cuando lo derramaban los cuchillos del rayo,
y el árbol poderoso fue comido
por la niebla, y cortado por la racha.

Él sostuvo una mano que cayó de repente
desde la altura hasta el final del tiempo.
Ya no sois, manos de araña, débiles
hebras, tela enmarañada:
cuanto fuisteis cayó: costumbres, sílabas
raídas, máscaras de luz deslumbradora.

Pero una permanencia de piedra y de palabra:
la ciudad como un vaso se levantó en las manos
de todos, vivos, muertos, callados, sostenidos
de tanta muerte, un muro, de tanta vida un golpe
de pétalos de piedra: la rosa permanente, la morada:
este arrecife andino de colonias glaciales.

Cuando la mano de color de arcilla
se convirtió en arcilla, y cuando los pequeños párpados se cerraron
llenos de ásperos muros, poblados de castillos,
y cuando todo el hombre se enredó en su agujero,
quedó la exactitud enarbolada:
el alto sitio de la aurora humana:
la más alta vasija que contuvo el silencio:
una vida de piedra después de tantas vidas.


Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)

Versións:

Los Jaivas: La poderosa muerte*; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2



*[A versión musical do grupo Los Jaivas está precedida pola parte final da derradeira estrofa do poema Si la flor a la flor entrega el alto germen, pola parte final do poema El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable, e as catro primeiras estrofas do poema Entonces en la escala de la tierra he subido; todos eles pertencentes á composición Alturas de Macchu Picchu, da obra de Pablo Neruda: Canto General, do ano 1950.]

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Si o outono non crebara o tempo

Si o outono non crebara o tempo
non se erguía en verso longo o poeta,
o troveiro que en liña chega á meta
arrola a cume, espaia a néboa, achega o vento.

Os cantores esquecen o seu día
e dóense do que saben que lles chega.
Quece o zoco no ourizo e na nebra.
Vela o arbre a súa en lousa compañía.

Alumea o souto a esperanza soia,
a que onte viveu na súa sombra amiga,
espera hoxe o que dela quedou fóra.

Roda do carro que, entre lousa e folla,
vas trocando por mañán cantiga
¡atopas noite, atopas día e quedas soia!

María Mariño: Palabra no tempo (1963)

Versións:

Aurora López e Teresa Luján: Si o outono non crebara o tempo; Saloucos. 15 poetas da terra nai; 1999; Pista 7




Manoele de Felisa: Soia; De Felisa a María Mariño; 2007; Pista 11

viernes, 12 de noviembre de 2021

Flor de ceibo

Flor de ceibo, siempre roja
que en los boscajes nativos
encendés tus tintes vivos
sobre el verdor de las hojas.
Y cuando el árbol se moja
en el agua de los ríos
como recogiendo bríos
en la corriente tranquila
te abrís como una pupila
mirando los campos míos.

La moza más agraciada
para las fiestas del pago
te busca con el halago
de sentirse engalada.
Y en sus trenzas encintadas
con esmerado desvelo,
como en un trozo de cielo
contrastan tus tonos rojos
con el negro de sus ojos
y la noche de su pelo.

Orgullosa de tener
ese destacado honor,
concentraste en el color
todo el fuego de tu ser.
Y coqueta la mujer
que ante lo bello se inclina
te lo pidió, y con fina
atención y sin agravios,
se lo pusiste en los labios
como una gracia divina.

Por eso flor y mujer
que son una misma cosa
vivieron siempre dichosas
en constante amanecer.
Y del tiempo en el correr
como en un paso triunfal,
recibieron por igual
las dos idéntico halago:
ella fue “la flor del pago”
y vos “la flor nacional”.

Tabaré Regules: Mate amargo: versos criollos (1956)

Versións:

Amalia de la Vega: Flor de ceibo; Colonia del Sacramento; 1979; Lado 2, Corte 6

viernes, 5 de noviembre de 2021

Si me quieres, quiéreme entera

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!

Dulce María Loynaz: Versos (1920-1938) (1950)

Versións:

Amaury Pérez: Si me quieres, quiéreme entero; Eternidad; 1999; Pista 4

Entonces en la escala de la tierra he subido

                    VI                
   
Entonces en la escala de la tierra he subido
entre la atroz maraña de las selvas perdidas
hasta ti, Macchu Picchu.
               
   
Alta ciudad de piedras escalares,
por fin morada del que lo terrestre
no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos líneas paralelas,
la cuna del relámpago y del hombre
se mecían en un viento de espinas.
               
   
Madre de piedra, espuma de los cóndores.                
   
Alto arrecife de la aurora humana.                
   
Pala perdida en la primera arena.                
   
Ésta fue la morada, éste es el sitio:
aquí los anchos granos del maíz ascendieron
y bajaron de nuevo como granizo rojo.
               
   
Aquí la hebra dorada salió de la vicuña
a vestir los amores, los túmulos, las madres,
el rey, las oraciones, los guerreros.
               
   
Aquí los pies del hombre descansaron de noche
junto a los pies del águila, en las altas guaridas
carniceras, y en la aurora
pisaron con los pies del trueno la niebla enrarecida,
y tocaron las tierras y las piedras
hasta reconocerlas en la noche o la muerte.
               
   
Miro las vestiduras y las manos,
el vestigio del agua en la oquedad sonora,
la pared suavizada por el tacto de un rostro
que miró con mis ojos las lámparas terrestres,
que aceitó con mis manos las desaparecidas
maderas: porque todo, ropaje, piel, vasijas,
palabras, vino, panes,
se fue, cayó a la tierra.
               
   
Y el aire entró con dedos
de azahar sobre todos los dormidos:
mil años de aire, meses, semanas de aire,
de viento azul, de cordillera férrea,
que fueron como suaves huracanes de pasos
lustrando el solitario recinto de la piedra.
               

Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)

Versións:

Aparcoa e Mario Lorca: Nativos americanos 2: tropa de pusiquillas; Canto General; 1971; LP1, Lado 2, Corte 1




Aparcoa e Mario Lorca: Nativos americanos 3: melodía andina 2*; Canto General; 1971; LP1, Lado 2, Corte 3




Los Jaivas: La poderosa muerte**; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2



*[O recitativo dun fragmento deste poema, na voz de Mario Lorca está seguido polo recitativo doutro fragmento do poema Águila sideral, viña de bruma, da obra de Pablo Neruda: Alturas de Machu Pichu. Canto General, do ano 1950.]
**[A versión musical do grupo Los Jaivas comeza coa parte final da derradeira estrofa do poema Si la flor a la flor entrega el alto germen, segue coa parte final do poema El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable, e remata coa estrofa final do poema Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada; todos eles pertencentes á composición Alturas de Macchu Picchu, da obra de Pablo Neruda: Canto General, do ano 1950.]

miércoles, 20 de octubre de 2021

Si me llamaras

¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas».

Pedro Salinas: La voz a ti debida (1933)

Versións:

Vicente Monera: Si me llamaras; www.musicaypoemas.com; 2008;




Santiago Gómez Valverde e Helena Vignau: Si me llamaras; La palabra y el tiempo, vol.2; 2013; Pista 6

miércoles, 6 de octubre de 2021

El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable

                          III

El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos
miserables, del uno al siete, al ocho,
y no una muerte, sino muchas muertes, llegaba a cada uno:
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas
entraba en cada hombre como una corta lanza
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,
el granero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,
o el roedor de las calles espesas:
todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:
y su quebranto aciago de cada día era
como una copa negra que bebían temblando.


Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)

Versións:

Los Jaivas: La poderosa muerte*; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2



*[A versión musical do grupo Los Jaivas comeza coa parte final da derradeira estrofa do poema Si la flor a la flor entrega el alto germen e continúa coas catro primeiras estrofas do poema Entonces en la escala de la tierra he subido, e remata coa estrofa final do poema Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada; todos eles pertencentes á composición Alturas de Macchu Picchu, da obra de Pablo Neruda: Canto General, do ano 1950.]

jueves, 16 de septiembre de 2021

Si la luna fuera espejo

Si la luna fuera espejo,
qué bien que yo te vería.
Si la luna fuera espejo
      —dámela,
      —tómala
y ponla en el cielo ya—,
cuántos eclipses habría.
Por tu culpa los astrónomos,
todos se suicidarían.

Y tenerte a ti muy lejos
que poco me importaría
si la luna fuera espejo.

Gerardo Diego: Manual de espumas (1924)

Versións:

Vicente Monera: Si la luna fuera espejo; www.musicaypoemas.com; 2010;

Quédate en la cama

            V

Quédate en la cama,
lucero del alba,
que cuando tu sales
mi amante se embarca.


Si se te rompe un estrobo,
uno te haré con mi pelo,
que todo mi cuerpo es tuyo,
amante mío marinero.

Viento sudoeste,
salta pronto ya,
que la vela blanca
de mi marinero
lo traiga del mar.


Fernando Villalón: Gacelas marineras. Romances del 800 (1929)

Versións:

Calixto Sánchez: Déjame que me vaya (bulerías)*; Andando el camino; 2007; Pista 1



*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida pola primeira estrofa do poema Alegrías, da obra de Manuel Machado: Cante hondo, do ano 1912; pola primeira estrofa do poema Torerillo en Triana, da obra de Gerardo Diego: La suerte o la muerte. Poema del toro (1926-1963), do ano 1963; polo poema Déjame que me vaya, da peza teatral de Miguel Hernández: Pastor de la muerte, do ano 1937; polo poema Llegó con tres heridas, da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), do ano 1958; e polo poema Me puse en el puerto, da obra de Fernando Villalón: Romances del 800, do ano 1929.]

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Guitarra

Cuando lomas y llanuras
duermen como en un letargo
porque viene al trote largo
la noche arreando negruras.
Cuando todo queda a oscuras
en la inmensidad campera
y se escucha lastimera
de algún chingolo la queja
sólo vos, guitarra vieja,
sos mi amante compañera.


Cuando te pulso en mis brazos
y tembloroso te estrecho,
siento aletear en mi pecho
todo el calor de mi abrazo.
Y mis manos que en el lazo
tienen pujanza de garra
y agitaron la moharra
cuando frente al enemigo,
quedan, cuando estás conmigo,
como una seda, guitarra.

Por eso cuando tu son
viene a golpear la memoria
y se oye tocando a gloria
el eco de una canción.
En la rueda del fogón
que nunca supo de intrigas
tu vibración se prodiga
entre un mate y otro mate
como un corazón que late
por impulsiones amigas.


Guitarra, cuando en el canto
para pulsarte me afilo
y aflora dulce un estilo
o un triste deja su llanto.
Cuando punteo el encanto
de una milonga de ayer
pienso que debes tener
entre tu caja cautiva
una calandria nativa
o un corazón de mujer.


Tabaré Regules: Mate amargo: versos criollos (1956)

Versións:

Amalia de la Vega: Guitarra; Mientras fui dichosa; 1976; Lado 2, Corte 2

jueves, 9 de septiembre de 2021

Si la flor a la flor entrega el alto germen

                          II

Si la flor a la flor entrega el alto germen
y la roca mantiene su flor diseminada
en su golpeado traje de diamante y arena,
el hombre arruga el pétalo de la luz que recoge
en los determinados manantiales marinos
y taladra el metal palpitante en sus manos.
Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la mesa hundida,
como una barajada cantidad, queda el alma:
cuarzo y desvelo, lágrimas en el océano
como estanques de frío: pero aún
mátala y agonízala con papel y con odio,
sumérgela en la alfombra cotidiana, desgárrala
entre las vestiduras hostiles del alambre.

No: por los corredores, aire, mar o caminos,
quien guarda sin puñal (como las encarnadas
amapolas) su sangre? La cólera ha extenuado
la triste mercancía del vendedor de seres,
y, mientras en la altura del ciruelo, el rocío
desde mil años deja su carta transparente
sobre la misma rama que lo espera, oh corazón, oh frente triturada
entre las cavidades del otoño:

Cuántas veces en las calles de invierno de una ciudad o en
un autobús o un barco en el crepúsculo, o en la soledad
más espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonido
de sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano,
me quise detener a buscar la eterna veta insondable
que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.

(Lo que en el cereal como una historia amarilla
de pequeños pechos preñados va repitiendo un número
que sin cesar es ternura en las capas germinales,
y que, idéntica siempre, se desgrana en marfil
y lo que en el agua es patria transparente, campana
desde la nieve aislada hasta las olas sangrientas.)

No pude asir sino un racimo de rostros o de máscaras
precipitadas, como anillos de oro vacío,
como ropas dispersas hijas de un otoño rabioso
que hiciera temblar el miserable árbol de las razas asustadas.

No tuve sitio donde descansar la mano
y que, corriente como agua de manantial encadenado,
o firme como grumo de antracita o cristal,
hubiera devuelto el calor o el frío de mi mano extendida.
Qué era el hombre? En qué parte de su conversación abierta
entre los almacenes y los silbidos, en cuál de sus movimientos metálicos
vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?


Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)

Versións:

Los Jaivas: La poderosa muerte*; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2



*[A versión musical do grupo Los Jaivas, continúa coa parte final do poema El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable, as catro primeiras estrofas do poema Entonces en la escala de la tierra he subido, e remata coa estrofa final do poema Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada; todos eles pertencentes á composición Alturas de Macchu Picchu, da obra de Pablo Neruda: Canto General, do ano 1950.]

Me puse en el puerto

          II

Me puse en el puerto
de Benaocaz,
los carabineros
me veían de lejos,
se volvían atrás…


¡Qué verdad verdadera
es que tengo impacientada
mi cuchara en la galera!...

Fernando Villalón: Gacelas contrabandistas. Romances del 800 (1929)

Versións:

Calixto Sánchez: Déjame que me vaya (bulerías)*; Andando el camino; 2007; Pista 1



*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida pola primeira estrofa do poema Alegrías, da obra de Manuel Machado: Cante hondo, do ano 1912; pola primeira estrofa do poema Torerillo en Triana, da obra de Gerardo Diego: La suerte o la muerte. Poema del toro (1926-1963), do ano 1963; polo poema Déjame que me vaya, da peza teatral de Miguel Hernández: Pastor de la muerte, do ano 1937; e polo poema Llegó con tres heridas, da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), do ano 1958; e seguida polo poema Quédate en la cama, da obra de Fernando Villalón: Romances del 800, do ano 1929.]

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Enviarei-che esta canción

Enviarei-che esta canción
cando te esqueza.
Saberás entón que te amei.
Cando ja te non ame.

Mentres arda no lume teu,
terei-no oculto.
A chama brillará ante ti
cando ja non me queime.

Canción que ha confesar amor
que ja non arde.
Aguardarei pra cha ofrecer
a te ter esquecido.

E se morro sen cha enviar,
morrin querendo-te.
Nunca saberás que te amei
se non te esquezo nunca.

Ricardo Carballo Calero: Futuro condicional (1961-1980) (1982)

Versións:

José Carballido: Cando xa non te ame; Musicando Carvalho Calero (VVAA)*; 2020; Pista 42




Arteson: Nunca saberás que te amei; Musicando Carvalho Calero (VVAA)*; 2020; Pista 61



*[Concurso musical organizado pola AGAL (Associaçom Galega da Língua) en colaboración coa CRTVG e a Consellería de Cultura da Xunta de Galicia, para conmemorar o ano das Letras Galegas 2020, adicado a Ricardo Carballo Calero.]

lunes, 9 de agosto de 2021

Si en Rioseco los nobles

Cuarta parte

Si en Ríoseco los nobles
se empiezan a congregar,
Acuña a sus señoríos
la guerra les llevará.
Tras Fuentes de Valdepero,
Cordovilla arrasará,
y tras de haber combatido
con Padilla hasta Magaz,
sobre Paredes de Nava
sus tropas dirigirá.
Frechilla no se defiende,
Becerril no escapará.
Un día en que se dispone
junto al Pisuerga a acampar,
Ilegan hombres de la Junta
con ánimo de informar
de los breves con que el papa,
bajo presión imperial,
condena a los comuneros
y a Acuña en primer lugar.
«Si mis actos me condena,
no los podría juzgar
sin antes haberme oído
lo que tenga que explicar.
Si a mis clérigos condena,
mal los puede condenar
cuando su obispo predica
ejemplo de batallar.
Quien a reyes se doblega,
de Cristo renegó ya,
y papa que se dispone
a querer excomulgar
a los que al rey no obedezcan,
no es quién para condenar.
Hoy nos niega sepultura
por ir de Comunidad,
mas poco el entierro importa
si es siempre la muerte igual.»

De nuevo el obispo vuelve
sus tropas hacia Magaz.
Resiste la fortaleza,
mas les cede la ciudad.
De todo se ampara Acuña,
que a la Junta servirán
cuantas riquezas le lleguen
para poder guerrear.
En los atrios y en los claustros
los campesinos verán
al obispo de Zamora
a caballo predicar,

en Frómista repitiendo
lo que dijera en Magaz:
«Tended palios y manteles
y en su interior arrojad
custodias, joyas, patenas,
y vasos de consagrar.
La Iglesia, cuanto más pobre,
más a Dios se acercará.
El oro de los altares
es agua sin alumbrar.
Llevándoselo a la Junta,
al pueblo le brotará.»


Enviado por la Junta
a las tierras toledanas,
el ejército de Acuña
camina hacia el Guadarrama.
La nieve les sale al paso
al acercarse a Pedraza,
y las ventiscas arrecian
a través de las montañas.
Acuden los campesinos,
aliviándoles las cargas,
tirando de los caballos,
los falconetes a arrastras.
Buitrago y Torrelaguna
a su paso les aclaman,
y en Alcalá les reciben
al vuelo de sus campanas.
Sigue Acuña hacia Madrid
donde le esperan las armas
con que armar los voluntarios
que surgen como riada.
Tras pertrecharse en Madrid,
ya están llegándose a Ocaña.
Se van de allí al Romeral,
buscando van con gran ansia
a don Antonio de Zúñiga
prior de San Juan quien manda
los reales que imaginan
que Toledo es de sus anchas.
Le envía un mensaje Acuña
para retarle a batalla:
«Salid de vuestra guarida,
salid a darnos la cara.»
Pretextando estar sin tropas,
el prior tregua reclama.
Acuña a sus hombres dice
que empiecen la retirada;
no vale ganar combate
a enemigo en desventaja.
Apenas los comuneros
han posado sus adargas,
que los de Zúñiga llegan
atacando por la espalda.
Mas de poco ha de valerles
la traición con que atacaran,
que Acuña y los suyos logran
vencerles en lucha franca.
Entrados en la Cuaresma,
Acuña sale de Ocaña,
disfrazado de labriego
con poca gente cabalga.
Al presentarse en Toledo
sólo un guía le acompaña.
Llegado a Zocodover
un toledano se exclama:
«¡Ese labriego es obispo
que se bate con sus armas!»

Los toledanos acuden
todos le estrechan y aclaman,
sin oírle las protestas
en sus hombros le arrebatan.
«Con él a la catedral
para entrar por Puerta Llana,
que un obispo comunero
será primado de España.»
El oficio de tinieblas
interrumpe su llegada.
«Toledanos, toledanos,
es la Junta quien me manda,
no me estaré en un palacio
si se precisa mi espada.»

La Junta, en Valladolid,
se empieza a dividir ya,
que hay quienes hablan de guerra
y quienes de negociar.
Un buen día, un caballero
en sala capitular
expone a los congregados
las perspectivas de paz.
Alonso Ortiz es su nombre
que nadie le nombrará,
mas siempre hay quienes tengan
ardor de Comunidad
y en el turno que se ha hecho
para poder vigilar
a fray Pablo de Villegas
hoy le cumple de escuchar
que Alonso Ortiz desearía
los ánimos sosegar,
prometiendo las mercedes
de la clemencia imperial.
Indignado, el dominico
hasta a la calle se va:
«Con la Junta hay un espía
que está hablando de pactar,
no cabe tregua en la guerra
que no se empieza a ganar.»
Seguido del pueblo en armas
a San Pablo vuelve ya
y al irrumpir en la sala
va avanzando en su arengar:
«Comuneros, comuneros,
no perdáis la libertad.
Luchando la habéis ganado,
ganando se salvará.
¿De qué os sirve haber nacido
si alguien os puede humillar?
Cuanto los grandes poseen
se lo habréis de arrebatar;
quien mucho apañó no pudo
ganárselo sin robar.
Poseen por poseernos,
se apropian por propalar
que son distintos de aquellos
que no tienen propiedad.
Empuñad horcas y hoces,
las espadas empuñad,
no se ha acabado una guerra
que acaba de comenzar.
Con el rey están los grandes
cual lobos con su chacal,
penetrando en sus guaridas
los habréis de exterminar;
que el que primero golpee,
dos veces asestará.»

Un día, los toledanos
se van a la catedral.
Convocan a los canónigos
en sala capitular,
mas los clérigos no quieren
sus casas abandonar.
«Si con sus pies no vinieren,
de los nuestros se valdrán.»
Forzando sus domicilios
el pueblo les va a sacar,
mas no quieren los canónigos
ceder de su voluntad,
no nombrarán arzobispo
a quien es obispo ya.
Acuña, que días antes
no aceptó la dignidad,
hace silencio en el atrio
para poder arengar:
«Toledanos, toledanos,
hombres de comunidad.
Bien sabéis que no hace mucho
rechacé esa dignidad
por entender que con ella
os disponíais a honrar
a quien por honra le basta
serviros de capitán.
La guerra se va extendiendo,
larga la lucha será.
Vivimos sin que podamos
nuestro sueño conciliar.
Si la sede de Toledo
hoy os la quieren negar
los mismos que ayer la daban
a don Guillermo de Croy
por sobrino de un ministro
del flamenco cardenal,
sin tener su Teología
y sin tener casi edad;
lo que así daban a extraños
¿acaso os lo negarán?»
Acuña troca su atuendo,
hecho de pardo sayal
por los brocados antiguos
de su nueva dignidad.

Un ejército imperial
a Mora tiene cercada,
la ciudad guarda silencio,
se diría abandonada,
los ortigas se enderezan
al bajo de la muralla.
Con Zúñiga a su cabeza
los imperiales avanzan.
«Os rendiréis los de Mora,
o Mora será arrasada.»
La artillería real
logra quebrar la muralla,
aguantan los defensores,
hacen frente a las mesnadas,
luchando calle por calle,
luchando casa por casa,
van muriendo en el combate,
o en el suelo se desangran.
Los imperiales se adentran,
ya la iglesia está cercada.
«¿Quién se refugia en la iglesia
huyendo a nuestra venganza?»
«Son mujeres y son niños
o son los viejos sin armas.»
«Si son mujeres o niños,
o si son viejos sin armas,
comuneros son también
y morirán sin que salgan.»
Los reales prenden fuego,
la iglesia ya está incendiada.
Tres mil mujeres y niños
y viejos que están sin armas,
se quemarán en la iglesia
sin poder abandonarla.
El coro ya se desploma,
y los clamores se acaban.
En silencio queda Mora.
¡Cómo crepitan las llamas!
Estando en Yepes, Acuña
se entera de la desgracia.
Si Mora sufrió martirio,
Mora tendrá su venganza.
A Zuñiga y a sus hombres
en Illescas les alcanza.
Tras haber rondado en llano
a manera de alimañas,
van huyendo monte arriba,
dejándose sus adargas.
Se encierran en el castillo,
tras sus muros se Preparan.
Reunidas en el gran patio
duermen centenas de vacas.
Para hacerse de su sitio,
más les valiera soltarlas.
Al oír los comuneros
al rebaño que se avanza
despavorido en la noche,
monte abajo se desbandan.
De poco le sirve a Acuña
la furia con que llegara,
vencer no puede en Illescas
a Mora la infortunada.

Luis López Álvarez: Los Comuneros (1972)

Versións:

Nuevo Mester de Juglaría: El obispo Acuña*; Los Comuneros; 1976; Lado B, Corte 3



*[A versión musical do grupo Nuevo Mester de Juglaría está precedida dun fragmento do poema En el campo comunero, parte terceira da obra Los Comuneros, de Luis López Álvarez, do ano 1972.]

jueves, 5 de agosto de 2021

Déjame que me vaya

                           ESCENA III

                      ANA y el ETERNO

(Los dos escuchan la canción de los que se van.)

CANCIÓN.—
Déjame que me vaya,
madre, a la guerra.
Déjame, blanca hermana,
novia morena.
Déjame.
Y después de dejarme
junto a las balas,
mándame a la trinchera
besos y cartas.

Mándame.

ANA.—
Abuelo, se va.

ETERNO.—
Se van,
como un río, desde el puente
donde el agua no se siente…
¡Quién sabe si volverán!
Puente viejo, roto y mudo
en mitad del campo puesto:
pasó un pasado funesto
que a tu noble piedra pudo.
Se ha secado el manantial
del río bajo tus arcos,
y ni lagunas ni charcos
tienes: sólo un arenal.
Un arenal que no corre,
que no suena, que no canta,
borró el agua en tu garganta
porque tu piedra se borre.
Esos hombres relucientes
que van a luchar con gana,
mañana por la mañana
construirán los nuevos puentes.

CANCIÓN.—
Déjame que me vaya,
madre, a la guerra.
Déjame, blanca hermana,
novia morena.

Déjame.

ETERNO.—
Esos hombres defensores
de su pobreza y su pan,
harán de la tierra, harán
de España un huerto de flores.
El huerto del mundo entero
será en España plantado
con roble, encina, granado,
alegría y limonero.
Huerto que he soñado ver,
y que no veré jamás
con estos ojos, detrás
de una luz de amanecer.
¡Ay, qué temprano nací
ay, que cegué y qué temprano!
¡Nunca seré el hortelano
del huerto que apetecí!
Donde no haya río, habrá
canales de agua y granito,
que están pidiendo en un grito
el Tajo y el Ebro ya.
Acueductos con estruendo
de carros y de animales
a la grupa de los cuales
vendrán los hombres riendo.

CANCIÓN.—
Y después de dejarme
junto a las balas,
mándame a la trinchera
besos y cartas.

Mándame.

Miguel Hernández: Acto Iº, Cuadro 3º, Escena IIIª. Pastor de la muerte (1937)

Versións:

Calixto Sánchez: Déjame que me vaya (bulerías)*; Andando el camino; 2007; Pista 1




Ariel Barreiros: Canto de independencia**; Una canción para Miguel. A guitarra limpia (VVAA); 2009; Pista 4



*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida pola primeira estrofa do poema Alegrías, da obra de Manuel Machado: Cante hondo, do ano 1912; e pola primeira estrofa do poema Torerillo en Triana, da obra de Gerardo Diego: La suerte o la muerte. Poema del toro (1926-1963), do ano 1963; e seguida polo poema: Llegó con tres heridas, da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), do ano 1958; e por fragmentos dos poemas Me puse en el puerto e Quédate en la cama, da obra de Fernando Villalón: Romances del 800, do ano 1929.]
**[A versión musical de Ariel Barreiros comeza co poema Canto de independencia, poema solto (1938-1939) non incluido en libro algún e, recollido en Miguel Hernández: Obra poética completa; introducción, estudos e notas de Leopoldo de Luis e Jorge Urrutia; Biblioteca «Promoción del pueblo», Serie P, nº 92; Editorial Zero, S.A.; Madrid, 1976; ISBN: 84-317-0390-3.]

miércoles, 4 de agosto de 2021

Si culpa el concebir, nacer tormento

Si culpa el concebir, nacer tormento,
guerra vivir, la muerte fin humano;
si después de hombre, tierra y vil gusano,
y después de gusano, polvo y viento;

si viento nada, y nada el fundamento,
flor la hermosura, la ambición tirano,
la fama y gloria, pensamiento vano,
y vano en cuanto piensa el pensamiento,

¿quién anda en este mar para anegarse?
¿De qué sirve en quimeras consumirse,
ni pensar otra cosa que salvarse?

¿De qué sirve estimarse y preferirse,
buscar memoria habiendo de olvidarse,
y edificar habiendo de partirse?

Lope de Vega: Rimas humanas (1609)

Versións:

Ángel Corpa: Si culpa el concebir…; Cansonetos; 2007; Pista 7

Torerillo en Triana

Torerillo en Triana,
      frente a Sevilla.
Cántale a la sultana
      tu seguidilla.

Sultana de mis penas
      y mi esperanza.
Plaza de las Arenas
      de la Maestranza.

Arenas amarillas,
      palcos de oro.
Quién viera a las mulillas
      llevarme el toro.

Relumbrar de faroles
      por mí encendidos.
Y un estallido de oles
      en los tendidos.

Arenal de Sevilla,
      Torre del Oro.
Azulejo a la orilla
      del río moro.

Azulejo bermejo,
      sol de la tarde.
No mientas, azulejo,
      que soy cobarde.

Guadalquivir tan verde
      de aceite antiguo.
Si el barquero me pierde
      yo me santiguo.

La puente no la paso,
      no la atravieso.
Envuelto en oro y raso
      no se hace eso.

Ay, río de Triana,
      muerto entre luces,
no embarca la chalana
      los andaluces.

Ay, río de Sevilla,
      quién te cruzase
sin que mi zapatilla
      se me mojase.

Zapatilla escotada
      para el estribo.
Media rosa estirada
      y alamar vivo.

Tabaco y oro. Faja
      salmón. Montera.
Tirilla verde baja
      por la chorrera.

Capote de paseo.
      Seda amarilla.
Prieta para el toreo
      la taleguilla.

La verónica cruje.
      Suenan caireles.
Que nadie la dibuje.
      Fuera pinceles.

Banderillas al quiebro.
      Cose el mihura
el arco que le enhebro
      con la cintura.

Torneados en rueda,
      tres naturales.
Y una hélice de seda
      con arrabales.

Me perfilo. La espada.
      Los dedos mojo.
Abanico y mirada.
      Clavel y antojo.

En hombros por tu orilla,
      Torre del Oro.
En tu azulejo brilla
      sangre de toro.

Si salgo en la Maestranza,
      te bordo un manto,
Virgen de la Esperanza,
      de Viernes Santo.

Adiós, torero nuevo,
      Triana y Sevilla,
que a Sanlúcar me llevo
      tu seguidilla.

Gerardo Diego: La suerte o la muerte. Poema del toro (1926-1963) (1963)

Versións:

Calixto Sánchez: Déjame que me vaya (bulerías)*; Andando el camino; 2007; Pista 1



*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida pola primeira estrofa do poema Alegrías, da obra de Manuel Machado: Cante hondo, do ano 1912 e seguida por fragmentos dos poemas: Déjame que me vaya, da peza teatral de Miguel Hernández: Pastor de la muerte, do ano 1937; Llegó con tres heridas, da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), do ano 1958; Me puse en el puerto e Quédate en la cama, da obra de Fernando Villalón: Romances del 800, do ano 1929.]

sábado, 31 de julio de 2021

Si alguna vez tu pecho se detiene

(Soneto XCIII)

Si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,

Matilde, amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese último beso debe durar conmigo,
debe quedar inmóvil para siempre en tu boca
para que así también me acompañe en mi muerte.

Me moriré besando tu loca boca fría,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.

Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.

Pablo Neruda: Cien sonetos de amor (1959)

Versións:

César Isella: Soneto 93; Hombre en el tiempo; 1971; Lado 1, Corte 5




César Isella: Soneto 93; Popular; 1972; Lado 2, Corte 4

(Reedición da versión do disco Hombre en el tiempo, do ano 1971.)


César Isella: Soneto 93; Hombre en el tiempo (Edición española); 1975; Lado 2, Corte 5

(Reedición da versión do disco Hombre en el tiempo, do ano 1971.)


Quinteto Tiempo: Soneto a Matilde; Quinteto Tiempo; 1975; Lado 1, Corte 5




Quinteto Tiempo: Soneto a Matilde; El pueblo unido jamás será vencido; 1977; Lado 1, Corte 5

(Reedición da versión do disco Quinteto Tiempo, do ano 1975.)


César Isella: Soneto 93; Resurrección de la alegría; 1982; Lado 1, Corte 4

(Reedición da versión do disco Hombre en el tiempo, do ano 1971.)


Los Tucu Tucu: Soneto 93; Este largo camino. 25 años; 1984; Cara B, Corte 2




Quinteto Tiempo: Soneto a Matilde; Somos lo que éramos; 2001; Pista 15

(Reedición da versión do disco Quinteto Tiempo, do ano 1975.)


Los Tucu Tucu: Soneto 93; Mañana; 2003; Pista 13

(Reedición da versión do disco Este largo camino. 25 años, do ano 1984.)


César Isella: Soneto 93; 50 años de simples cosas; 2006; Pista 12




Los Roblerinos: Soneto a Matilde (Soneto 93); Historias…; 2013; Pista 14