martes, 30 de abril de 2019

Cuando se va quien se quiere

Canción 13

Cuando se va quien se quiere,
el campo se torna oscuro.
No se ve nada, aunque mires,
aunque sepas
que todo está iluminado,
y sepas que las naranjas
siguen de oro, que el río
sigue corriendo de plata,
que sigue el caballo blanco
siendo blanco,
y negro el cordero negro
y verde el verde del árbol.

Cuando se va quien se quiere,
el campo se torna oscuro
y andas a ciegas, buscando.

Rafael Alberti: Canciones II. Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Enrique Llopis: Cuando se va quien se quiere; El viento que viene y va; 2002; Pista 12

sábado, 27 de abril de 2019

¿Quén non xime?

Luz e progreso en todas partes…, pero
as dudas nos corazós,
e bágoas que un non sabe porque corren,
e dores que un non sabe porque son.

Outro cantar, din, cansados
deste estribilo, os que chegando van
nunha nova fornada, e que andan cegos
buscando o que ainda non hai.

¡Réprobos…! Sempre ó oculto preguntando,
que, mudo, nada vos di.
Buscade a fe, que seperdeu na duda,
e deixade de xemir.

Mais eles, tamén perdidos,
por una i outra senda van e vén,
sin que sepan, ¡coitados!, por onde andan,
sin paz, sin rumbo e sin fe.
………………………………………………
Triste é o cantar que cantamos,
mais ¿qué facer si outro mellor non hai?
Moita luz deslumbra os ollos,
causa inquietude o moito desear.
Cando una peste arrebata
homes tras homes, n’hai máis
que enterrar de presa os mortos,
baixa-la frente, e esperar
que pasen as correntes apestadas…
¡Que pasen…, que outras vendrán!

Rosalía de Castro: Follas Novas (1880)

Versións:
Amancio Prada: ¿Quen non xime?; Rosalía de Castro; 1975; Cara B, Corte 3



Amancio Prada: ¿Quén non xime?; Rosas a Rosalía; 1997; Pista 16



Amancio Prada: ¿Quén non xime?; Rosalía sempre; 2005; Pista 1



Amancio Prada: ¿Quén non xime?; Resonancias de Rosalía; 2014; Pista 17

(Reedición da versión do disco Rosas a Rosalía, do ano 1997.)

viernes, 26 de abril de 2019

Coplas de Juan Panadero al pueblo de Brasil

                1
Yo conozco, yo he sufrido
tanto terror, tanta guerra,
tanto destierro y olvido

                2
Terribles tiempos mortales,
años de noches oscuras,
de sombras dictatoriales.

                3
Largos sueños asesinos,
pueblos sin rumbo y la muerte
caída por los caminos.

                4
Brasil de llantos y penas,
alegre en el corazón,
apretado de cadenas.

                5
Hermano del mar, hermano
de los bosques, de las minas,
del Gran Río Soberano.

                6
Quisiera cantar, yo quiero,
mas sin las manos ladronas
que te acaban prisionero.

                7
Cantarte en el nuevo día,
bailando al son de tu sangre
el samba de tu alegría.

                8
Fuegos y flores. Las puertas
de tanto luto cerradas
arderán de luz abiertas.

                9
Brasil de paz, dulce y fuerte,
tornen al hogar tus hijos
que escaparon a la muerte.

                10
¡Que todos los brasileños
puedan al fin regresar!
El viento libre se gana
ganando la libertad.

Rafael Alberti: Nuevas coplas de Juan Panadero (1976-1979) (1979)

Versións:
Soledad Bravo: Al pueblo de Brasil; Soledad Bravo Rafael Alberti; 1978; Lado 2, Corte 4

¡Quedito! No me toquéis

¡Quedito! No me toquéis,
entrañas mías,
que tenéis las manos frías.

Yo os doy mi fe que venís
esta noche tan helado,
que, si vos no lo sentís,
de sentido estáis privado.
No toquéis en lo vedado,
entrañas mías,
que tenéis las manos frías.

Anónimo: Cancionero de Gabriel de Peralta* (1600)

Versións:
Amancio Prada e María José Cordero: Quedito, no me toquéis**; Del amor que quita el sueño; 2010; Pista 11



*[Cancionero de Gabriel de Peralta (1600), manuscrito 4072, BNE, Madrid.]
**[A versión musical de Amancio Prada e María José Cordero está intercalada co poema Morenica, dime cuando, da obra de Pedro de Padilla: Romancero, do ano 1583.]

miércoles, 24 de abril de 2019

Belleza para mirarla

Canción 19

Belleza para mirarla,
descansado.

Para saber que es belleza,
libre el brazo.

Si tú tienes que arrear
los caballos.

Si barrer antes del alba
los establos.

Si en vez de marchar erguido,
ir doblado,

¿qué belleza puede abrirse
en los campos?

Te ganarás la belleza
por tu mano.

Y la mirarás un día,
descansado.

Rafael Alberti: Canciones II. Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Enrique Llopis: Ganarás la belleza; El viento que viene y va; 2002; Pista 7

martes, 23 de abril de 2019

Quechemarín da verde bandeira

Quechemarín da verde bandeira,
o mariñeiro u é?

Ondas amigas do mar levado,
o mariñeiro u é?

Norés que tés a aza lixeira,
o mariñeiro u é?

Ti sirea que cantas soñado,
o mariñeiro u é?

Limós no áer
navíos no mar,
prendas de amante
pra quén serán?

Ai!, xa sinto os remos madre no mar,
meu amigo novo non tornará!

Álvaro Cunqueiro: Dona do corpo delgado (1950)

Versións:
Amancio Prada: No bico do galo a i-alba / Quechemarín da verde bandeira*; A dama e o cabaleiro; 1987; Pista 9



*[A versión musical de Amancio Prada está composta por éste e máis polo poema No bico do galo a ialba, da obra Dona do corpo delgado, de Álvaro Cunqueiro.]

domingo, 21 de abril de 2019

Antonio Machado

Canción 16

                    (Antonio Machado)

Con cuánta melancolía
pienso en ti. Tú hubieras visto
lo que yo miro esta tarde.
Cosas naturales, cosas
tan buenas, puras y santas,
que sólo pueden mirarse
con lágrimas en los ojos.
Un río que no se mueve,
pero que nos da la mano,
susurrando nuestro nombre.
Un caballo que levanta,
al vernos pasar, la frente,
queriéndonos decir algo.
Un perro fiel que nos prueba
su amor y su mansedumbre,
durmiéndose a nuestras plantas.
Un árbol que nos ofrece
su sombra como el amigo
que nos entrega su casa.
Y una pradera encendida
que llega hasta el horizonte,
tendiendo pastos tranquilos
en el cielo…

Rafael Alberti: Canciones I. Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Enrique Llopis: Antonio Machado; El viento que viene y va; 2002; Pista 15

sábado, 20 de abril de 2019

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras
pues no te abría! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Lope de Vega: Rimas sacras (1614)

Versións:
Enrique Morente: Introito; Misa Flamenca; 1991; Pista 4

viernes, 19 de abril de 2019

Aunque yo quisiera ser

Canción 50

Aunque yo quisiera ser
de otro país, de otra parte,
¿quién iba a ahogarme la voz
de mis mares?

¿Quién iba a ahogármela, a ahogarme?

Podré cantar este árbol,
estas tierras, este aire.
Podré cantar este aire.

Hasta morir yo podría
en otra parte.
Cantando yo, en otra parte.

Pero mi voz seguiría
la de mis mares.
Siendo la de mis dos mares.

¿Quién iba a ahogármela, a ahogarme?

Rafael Alberti: Canciones I. Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Rafael Alberti: La voz de mis mares; El viento que viene y va; 2002; Pista 8

jueves, 18 de abril de 2019

¿Qué ten?

      Sempre un ¡ai! prañideiro, unha duda,
un deseio, unha angustia, un delor…
É unas veces a estrela que brila,
é outras tantas un raio de sol;
é que as follas dos árbores caen,
é que abrochan nos campos as frols,
                  i é o vento que zoa;
                  i é o frío, é a calor…
E n’é o vento, n’é o sol, nin é o frío;
                  non é…, que é tan só
a alma enferma, poeta e sensibre,
                  que todo a lastima,
                  que todo lle doi.

Rosalía de Castro: Follas Novas (1880)

Versións:
Alfredo González Vilela: Qué ten; Diáspora; 1999; Pista 5

Balada del posible regreso

Barracas del Paraná:
conmigo os iréis el día
que vuelva a pasar la mar.

No ya como el Conde Olinos,
que de niño pasó al mar,
seré cuando pase el mar.

Mi cabeza será blanca,
y mi corazón tendrá
blancos también los cabellos
el día que pase el mar.

Pero una cosa en mi sangre
siempre el viento moverá
verde cuando pase el día
que vuelva a pasar el mar:

¡Barrancas verdes del río,
barrancas del Paraná!

Rafael Alberti: Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Rafael Alberti: Balada del posible regreso; Soledad Bravo Rafael Alberti; 1978; Lado 2, Corte 5



Rafael Alberti: Balada del posible regreso; El viento que viene y va; 2002; Pista 16

martes, 16 de abril de 2019

Que se trata de España

Aquí se trata de España.
Bien se ve que aquí se trata
de esa España
de la reja, la tortura, la mordaza.
De esa España
que por no querer callarse,
no morirse, se levanta.
Cada vez más se levanta.
Que no está sola en el mundo,
aunque tenga la garganta
seca de gritar, pues sabe
que otras voces, que otras manos
la acompañan.
Aquí se trata de España,
de esa España
que ya está ahí, que ya sube,
que ya viene, que ya salta,
un toro libre en el pecho,
que ya salta.
Aquí, hoy,
no se trata de otra cosa.
Nadie lo olvide:
de España.

Rafael Alberti: Desprecio y maravilla (1972)

Versións:
Soledad Bravo: Que trata de España; Soledad Bravo Rafael Alberti; 1978; Cara 1, Corte 3

lunes, 15 de abril de 2019

Canción

Tu rostro de joven diosa
una linda estrofa alegra:
tus ojos, con rima negra;
tus labios, con rima rosa.

Mas con el alba naciente,
que en tu tierna frente está,
eres Angélica, la
Bella del Bosque durmiente.

Aún no ha entreabierto la flor
su tesoro de carmín
en el divino jardín
del palacio del Amor.

Que llegue el Príncipe Azul,
te dé el beso del encanto,
ponga en tus ojos el manto
y te lleve a su Estambul.

Saluda, niña gentil,
a Brocelianda, mi amiga,
cuando guíes la cuadriga
de tu carro de marfil.

Rubén Darío: Textos dispersos. Poesías completas* (2010)

Versións:
Ricardo Villanueva e Silvia Falcón: Canción a Angélica Palma; Darío nuestro. Rubén Darío en ritmos peruanos (VVAA); 2016; Pista 8



*[Rubén Darío: Poesía completa; Edición, introducción y notas de Álvaro Salvador; Editorial Verbum, S.L.; Madrid, 2016; ISBN: 978-84-9074-324-9-E.]

viernes, 12 de abril de 2019

Que se nos va la Pascua, mozas

¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Mozuelas las de mi barrio,
loquillas y confiadas,
mirad no os engañe el tiempo,
la edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
de la juventud lozana,
porque de caducas flores
teje el tiempo sus guirnaldas
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Yo sé de una buena vieja
que fue un tiempo rubia y zarca,
y que al presente le cuesta
harto caro el ver su cara;
porque su bruñida frente
y sus mejillas se hallan
más que roquete de obispo
encogidas y arrugadas.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Y sé de otra buena vieja
que un diente que le quedaba
se lo dejó esotro día
sepultado en unas natas;
y con lágrimas le dice:
"Diente mío de mi alma,
yo sé cuándo fuistes perla,
aunque ahora no sois nada.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

Por eso, mozuelas locas,
antes que la edad avara
al rubio cabello de oro
convierta en luciente plata,
quered cuando sois queridas,
amad cuando sois amadas;
mirad, bobas, que detrás
se pinta la ocasión calva.
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua!

                            1582

Luis de Góngora: Romances burlescos. Manuscrito Chacón* (1628)

Versións:
Paco Ibáñez: Que se nos va la Pascua, mozas; Paco Ibáñez, 1; 1964; Cara B, Corte 2



Isabel Parra: Que se nos va la pascua, mozas; Isabel Parra, Vol.2; 1968; Lado 1, Corte 4



Paco Ibáñez: Que se nos va la Pascua, mozas; Canta a los poetas andaluces; 2008; CD1, Pista 4



*[Obras de D. Luis de Góngora reconocidas i comunicadas con L. por D. Antonio Chacón Ponce de León, señor de Polvoranca; 1628; BNE.]

jueves, 11 de abril de 2019

Conclusión

                        IV

      Coronada de juncos y espadañas
hay en un soto cristalina fuente,
donde al abrigo de sonantes cañas,
en arroyo se cambia mansamente.

      Espérala el Pisuerga, y de sus olas
la abre amoroso el transparente seno,
con silvestres espigas y amapolas
de su margen bordando el cerco ameno.

      A su amoroso halago nunca ingrata,
la fresca y sonorosa fuentecilla
mezcla constante su raudal de plata
con la del padre río agua amarilla.

      Y allá a lo lejos, por la angosta calle
que la abren en dos bandas cien colinas,
Valladolid dibújase en el valle,
velada entre las pálidas neblinas.

      Y la vieja Simancas, más ufana,
alza a su espalda la torreada frente,
que pintan a la par en la onda vana
los tres ríos que abarca con su puente;

      Do empiezan a tender los arenales
su enmarañado pabellón de pinos
por donde abren en grietas desiguales
sus engañosos lindes los caminos.

      Era la hora en que, cansado acaso
de su rauda y magnífica carrera
el moribundo sol hunde en ocaso
su universal espléndida lumbrera.

      Dábale el ruiseñor su despedida
desde el olmo sombrío que le oculta,
alegre adiós a la gloriosa vida
del astro rey, que en sombra se sepulta.

      Despídenle las aguas y las hojas
y las sutiles auras que adormecen,
y las coronas de los pinos rojas,
a su luz, despidiéndole, se mecen.

      Todo era paz y lánguido sosiego
en la fresca pradera y soto umbrío,
todo aspiraba el esplendente fuego
en derredor de fuente, soto y río.

      La luz tendiendo de los ojos vagos
sobre el rápido arroyo campesino,
del llanto preso resistiendo amagos,
velaba el solitario capuchino.

      Y allí con él su exasperada duda
revolviéndose audaz dentro del pecho,
hondo tormento daba al alma ruda,
sitio en el corazón hallando estrecho.

      Continuo presentábale su mente
la ensangrentada imagen de don Tello,
a quien de un crimen defendió inocente,
y a quien la injusta ley mató por ello.

      Y allá en su alma, a quien vicia
de lo humano la miseria,
así la ruda materia
luchaba con su impericia:
«No hay Dios donde no hay justicia,
porque a ser de otra manera,
o Tello no pereciera
con tan clara sinrazón,
u oyera el Rey mi razón,
o el matador pareciera.

      »Que Tello al cabo murió,
ojalá no fuera cierto;
que no es reo en lo del muerto,
por mis ojos lo vi yo.
Si la ley le condenó
con ignorancia o malicia,
manifiesta la injusticia
en entrambos casos fue,
que si Dios existe, a fe,
no está Dios do no hay justicia,

      »Porque hacer el bien y el mal,
y negar al mal el bien,
arguyera error también
en la justicia eternal;
que amparar al criminal
e ir del inocente en pos
contra el justo de los dos,
fuera en Dios ley bien tirana;
luego, en consecuencia llana,
do no hay justicia, no hay Dios.

      »Y puesto que si es, no es justo,
siendo así Dios no cabal,
en obrar el bien o el mal
cuerdo es no forzar el gusto.
Pues no es Dios un Dios injusto,
no quiero por mi impericia
tener un Dios de injusticia,
de sus hechuras ajeno;
que en este mundo terreno
no está Dios, pues no hay justicia.

      »Y si niegas, Dios, aquí
tu justicia, aquí no estás,
y donde no estés, de hoy más
quiero vivir para mí;
que si hijo tuyo nací,
es bueno y justo a los dos
que el hijo te vaya en pos,
y que tú acudas al hijo,
o mintió quien tal nos dijo,
pues sin justicia, no hay Dios.»

      Así pensaba el monje vacilando,
sin razón ni creencia que le acuda;
cuanto más convencido, más dudando
por entre el laberinto de la duda;

      Y triste, y macilento, y sin destino,
¡sin fe en el mismo Dios que a par confiesa,
sentóse a las orillas del camino,
como fardo a posar que mucho pesa.

      Miserable reptil, busca en la tierra
lo que la tierra misma no merece;
y el ciego pensamiento se le cierra,
y el atrevido pensamiento crece.

      Acosado de amargos pensamientos,
de negras dudas entre turbias nieblas,
nave presa de ciegos elementos,
hasta en su propia luz halla tinieblas.

      Y así, al dulce rumor del agua mansa,
son de las hojas, trino de las aves,
en fatigado corazón descansa
a los murmullos lánguidos y suaves.

      Tal vez abriendo los cansados ojos,
la moribunda luz goza un momento,
y la imagen de Tello le da enojos,
y el sueño se la roba al pensamiento.

      Tal vez aún en duda congojosa,
razones sueña y vanidad delira,
la claridad fingiendo misteriosa
de lo que le huye más cuanto más mira;

      Que así lo muestra el fatigado aliento
que el pecho en sueño atosigado lanza,
revuelto mar que el torvo movimiento
del gran volcán del pensamiento alcanza.

      Sorbió el falaz crepúsculo la noche,
ganó el espacio la callada sombra,
la flor cerró su perfumado broche,
veló la tierra su pintada alfombra.

      Allá a lo lejos, tras el negro monte,
a tardos pasos asomó la luna,
tibia alumbrando el lóbrego horizonte,
rasgando el vuelo que la sombra aduna.

      Vagaba el aura y susurraba el río,
murmuraba la fuente que corría,
y de ella al pie, con ademán sombrío,
el capuchino su pesar dormía.

      Iba la parlera fuente
resbalando entre la hierba,
en son acorde lamiendo
la parda y menuda arena,

      Y a la fugitiva lumbre
que en sus ondas reverbera,
la luna en su espejo errante
la pálida faz refleja.

      Brotaba espumas de plata
el ronco y turbio Pisuerga,
bañando en corvos cristales
entrambas a dos riberas,

      Y al compasado murmullo
de aguas, hojas, aura y presas,
en insomnio inquieto el monje,
tendido a la orilla sueña.

      Alzando a veces los párpados,
como quien duerme y le pesa,
la luz se pinta en sus ojos
entre cendales de niebla.

      Siente el agua que murmura
y el aura que bulle apenas,
y en vago adormecimiento,
oye, ve, respira y piensa.

      A través del agua mansa
que el límpido arroyo lleva,
algún objeto confuso
la luna blanca lo muestra.

      Duda y mira, y, fatigoso,
otra vez los ojos cierra,
y anda el torpe pensamiento
en lucha con una idea.

      Tornó a descorrer los párpados,
y allá en el agua serena,
entre las sombras del sueño,
un rostro a mirar acierta,

      Tornó a dudar acosado
entre si duerme o si vela,
contemplando aquel semblante
de igual color que la tierra,

      Fantasma, ilusión o ensueño,
que minucioso semeja
al muerto don Tello Aponte,
que finó la tarde mesma.

      Tornó a dudar, mal despierto
y mal dormido en su vela,
al ver detenida el agua
y apilada en las riberas,

      Y en el lecho del arroyo,
al nivel de las arenas,
todo el cadáver de un hombre
asido con su cabeza.

      Alzóse despavorido
el monje, mas teme y tiembla
cuando el cuerpo de don Tello
le dice así en voz severa:

—¿Conocéisme, padre?
—Sí.
—A que me siente ayudad.
Bajo mi cuerpo mirad
lo que hay debajo de mí.—

      Miró el monje, y con asombro
halló la faz macilenta
de otro a quien Tello cubría
pie a pie y cabeza a cabeza.

      Temblaba el monje aterrado,
de rodillas en la hierba,
Y don Tello en voz solemne
díjole de esta manera:

      «En duelo injusto los dos,
a traición le asesiné:
no preguntéis el porqué
de la justicia de Dios.»

José Zorrilla: Recuerdo de Valladolid*. Leyendas. Poesías (1839)

Versións:
Candeal: Conclusión; Campo grande; 1996; Pista 12



*[Recuerdo de Valladolid é o título dunha extensa composición poética da que o presente poema constitue a derradeira parte. Dita composición inclúese no capítulo Leyendas, no cuarto volumen das Poesías de José Zorrilla.]

Qué prácidamente brilan

        ¡Qué prácidamente brilan
o río, a fonte i o sol!
Cánto brilan… mais non brilan
                para min, non.

        ¡Cál medran herbas e arbustos,
cál brota na árbor a frol!
Mais non medran nin frorecen
                para min, non.

        ¡Cál cantan os paxariños
enamoradas canciós!
Mais anque cantan, non cantan
                para min, non.

        ¡Cál a Natureza hermosa
sorrí a maio que a mimóu!
Mais para min non sorrí,
                para min, non.

        Si…, para todos un pouco
de aire, de luz, de calor…
Mais si para todos hai,
                para min, non.

        ¡E ben...! xa que aquí n’atopo
aire, luz, terra, nin sol,
¿para min n’habrá unha tomba?
                Para min, non.

Rosalía de Castro: Follas Novas (1880)

Versións:
Aurora López e Teresa Luján: Qué prácidamente brilan; Saloucos. 15 poetas da terra nai; 1999; Pista 2

martes, 9 de abril de 2019

Amo, amas

Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo:
Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
Amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

Rubén Darío: Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas (1905)

Versións:
Juan Luis Dammert e Luz María Carriquiry: Amo, amas; Darío nuestro. Rubén Darío en ritmos peruanos (VVAA); 2016; Pista 5

¡Qué pena!

               XXXI

¡Qué
pena
si este camino
fuera
de muchísimas
leguas
y siempre
se repitieran
las mismas
cuestas,
las mismas
praderas,
los mismos rebaños,
las mismas recuas,
los mismos pueblos,
las mismas ventas!...

¡Qué
pena
si esta vida
tuviera
—esta vida
nuestra—
mil años
de existencia!...
¿Quién la haría hasta el fin
llevadera?
¿Quién la soportaría toda
sin protestas?...

¿Quién lee diez siglos en la Historia
y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre
con distinta fecha?...
Los mismos hombres,
las mismas guerras,
los mismos tiranos,
las mismas cadenas,
los mismos esclavos,
las mismas protestas,
los mismos farsantes,
las mismas sectas
y los mismos,
los mismos poetas…

¡Qué
pena,
qué
pena
que
sea
así todo siempre,
siempre de la misma manera!

León Felipe: Versos y oraciones de caminante (1920)

Versións:
León Felipe: ¡Qué pena!; León Felipe por él mismo. Col. Voz Viva. UNAM. México; 1967; Cara A, Corte 4



Adolfo Celdrán: ¡Qué pena!; Silencio; 1970; Cara A, Corte 5



Los Olimareños: ¡Qué pena!; ¡Qué pena!; 1972; Lado B, Corte 4



Los Olimareños: ¡Qué pena!; Los Olimareños en Argentina; 1973; Lado 2, Corte 3

(Versión semellante á do disco ¡Qué pena!, do ano 1972.)



León Felipe: ¡Qué pena!; León Felipe y sus intérpretes, Vol.2; 1977; Lado A, Corte 7

(Reedición da versión do disco León Felipe por él mismo, do ano 1967.)



Adolfo Celdrán: ¡Qué pena!; Recopilación; 2004; Pista 21

(Reedición da versión do disco Silencio, do ano 1970.)

lunes, 8 de abril de 2019

Nunca

Solo el que mata es la categoría
que dejo fuera de mí sentimiento.
No llevemos la patria a la agonía

condenada a la sangre y al lamento.

Y contra eso está mi poesía
que va por todas partes, como el viento.

Pablo Neruda: Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena (1973)

Versións:
Imanol e Joaquín Sabina: Nunca que no, nunca*; Versos encendidos; 2003; Pista 10



Ismael Serrano e Pablo Guerrero: Que no, que nunca, nunca*; Imanol: Donosti-Tombuctú (VVAA); 2010; Pista 5



*[As versións musicais de Imanol-Joaquín Sabina e Ismael Serrano-Pablo Guerrero están precedidas do poema Que no, que nunca da obra de Pablo Neruda: Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena, do ano 1973.]

domingo, 7 de abril de 2019

A Margarita Debayle

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: —«¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
—«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: —«¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: —«No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
—«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: —«En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

          * * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

                              Bahía de Corinto (Nicaragua)
                              Isla del Cardón, 20 de marzo de 1908

Rubén Darío: Poema del otoño y otros poemas (1910)

Versións:
Juan Luis Dammert e Rosa Guzmán: A Margarita Debayle; Darío nuestro. Rubén Darío en ritmos peruanos (VVAA); 2016; Pista 11

viernes, 5 de abril de 2019

¿Qué pasa ó redor de min?

¿Qué pasa ó redor de min?
¿Qué me pasa que eu non sei?
Teño medo dunha cousa
que vive e que non se ve.
Teño medo á desgracia traidora
que ven, e que nunca se sabe ónde ven.

Rosalía de Castro: Do Íntimo; Follas Novas (1880)

Versións:
Amancio Prada: ¿Qué pasa redor de min?; Rosalía de Castro; 1975; Pista 11



Amancio Prada: Que pasa ao redor de min; Trovadores, místicos y románticos; 1991; Pista 14

(Versión semellante á do disco Rosalía de Castro, do ano 1975.)



Amancio Prada: ¿Qué pasa ó redor de min?; Rosas a Rosalía; 1997; Pista 3

(Versión semellante á do disco Rosalía de Castro, do ano 1975.)




Amancio Prada: ¿Qué pasa ó redor de min?; Rosalía siempre; 2005; Pista 9

(Versión semellante á do disco Rosalía de Castro, do ano 1975.)




Amancio Prada: ¿Qué pasa ó redor de min?; Resonancias de Rosalía; 2014; Pista 10

(Versión semellante á do disco Rosalía de Castro, do ano 1975.)

A Francisca

          I
Francisca, tú has venido
en la hora segura;
la mañana es obscura
y está caliente el nido.

Tú tienes el sentido
de la palabra pura,
y tu alma te asegura
el amante marido.

Un marido y amante
que, terrible y constante,
será contigo dos.

Y que fuera contigo,
como amante y amigo,
al infierno o a Dios.

          II
Francisca, es la alborada,
y la aurora es azul;
el amor es inmenso
y eres pequeña tú.

Mas en tu pobre urna
cabe la eterna luz,
que es de tu alma y la mía
un diamante común.

          III
¡Franca, cristalina,
alma sororal,
entre la neblina
de mi dolor y de mi mal!

Alma pura, alma franca,
alma obscura
y tan blanca…

Sé conmigo
un amigo,
sé lo que debes ser,
lo que Dios te propuso,
la ternura y el huso,
con el grano de trigo
y la copa de vino,
y el arrullo sincero
y el trino,
a la hora y a tiempo.
¡A la hora del alba y de la tarde,
del despertar y del soñar y el beso!

Alma sororal y obscura,
con tus cantos de España,
que te juntas a mi vida
rara,
y a mi soñar difuso,
y a mi soberbia lira,
con tu rueca y tu huso,
ante mi bella mentira,
ante Verlaine y Hugo,
¡tú que vienes
de campos remotos y ocultos!

          IV
La fuente dice: «Yo te he visto soñar».
El árbol dice: «Yo te he visto pensar».
Y aquel ruiseñor de los mil años
repite lo del cuervo: «¡Jamás!».

          V
Francisca, sé suave,
es tu dulce deber;
sé para mí un ave
que fuera una mujer.

Francisca, sé una flor
y mi vida perfuma,
hecha toda de amor
y de dolor y espuma.

Francisca, sé un ungüento
como mi pensamiento;
Francisca, sé una flor
cual mi sutil amor;

Francisca, sé mujer,
como se debe ser…
Saber amar y sentir
y admirar como rezar…
Y la ciencia del vivir
y la virtud de esperar.

          VI
Ajena al dolo y al sentir artero
llena de la ilusión que da la fe,
lazarillo de Dios en mi sendero,
Francisca Sánchez, acompañamé…

En mi pensar de duelo y de martirio
casi inconsciente me pusiste miel,
multiplicaste pétalos de lirio
y refrescaste la hoja de laurel.

Ser cuidadosa del dolor supiste
y elevarte al amor sin comprender;
enciendes luz en las horas del triste,
pones pasión donde no puede haber.

Seguramente Dios te ha conducido
para regar el árbol de mi fe;
hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompañamé…

Rubén Darío: Textos dispersos. Poesías completas* (2016)

Versións:
Juan Luis Dammert e Marcela Pérez Silva: A Francisca (VI); Darío nuestro. Rubén Darío en ritmos peruanos (VVAA); 2016; Pista 10



*[Rubén Darío: Poesía completa; Edición, introducción e notas de Álvaro Salvador; Editorial Verbum, S.L.; Madrid, 2016; ISBN: 978-84-9074-324-9-E.]

miércoles, 3 de abril de 2019

Que o teu peito é menos branca

Q' ô teu peito hé menos branca,
Ou nena, á neve que cróa,
Aló no més de Janeiro,
As úces do rio Marzóa.
Úces da terra de Xallas,
Úces, deixádea pasar;
Ela he filla de Santiago,
Non'stá afeita á vos tratar.
Úces da ponte Aranton,
Non toqué-l-ós seus vestidos,
Q' eles para vos non son.

Eduardo Pondal: Queixumes dos pinos (1886)

Versións:
César Morán: Que o teu peito é menos branca; Río de son e vento; 1999; Pista 5

lunes, 1 de abril de 2019

Se viñeras a min, muller amiga

Se viñeras a min, muller amiga,
cunca de mosto ou doce viño novo,
deixaría eu de ser un home lobo
oculto nun trigueiro sen espiga.

Se viñeras a min cunha cantiga,
forxada nas raigames deste pobo,
eu sería feliz zugando un trobo
rebordante de mel e seiva antiga.

Se viñeras a min polo avesedo
dunha norteira fraga de veludo,
o viño meu xa non sería acedo.

Nin acedo sería o tempo rudo,
pois farías da miña vida un ledo
paraíso de amor no vento mudo.

Fiz Vergara Vilariño: Nos eidos da bremanza (1990)

Versións:
A Quenlla: Miña amiga*; Silencios na memoria; 2004; CD1, Pista 2



*[A versión musical do grupo A Quenlla está precedida polo poema ¡Que lonxe estás amiga! da obra de Fiz Vergara Vilariño: Nos eidos da bremanza, do ano 1990.]