lunes, 2 de marzo de 2015

Cada vez que siento allá fuera

Cada vez que siento allá fuera
tras los cristales
(óyelo, lejanita, romera)
el viento, el viento azotando las ramas,
doblegando los cañaverales,
no puedo menos de quedarme pensando
en Muravera;
en ti en Muravera.

¿Habrás olvidado dónde era?
Tras los vanos arenales
de Porto Coralo,
de espaldas a la ribera
de Cerdeña la sola,
entre el cerro y los maïzales,
en el hotel de los ventanales
de la cama velera,
sobre naranjos,
sobre lilos y choperales,
allí estabas conmigo
en Muravera.

Tarde fue en el verano y la era,
y al amor moribundo
entre los dos por los andurriales
del mar morado
lo llevábamos de la mano, romera:
en un mapa de la isla
habían marcado tus uñitas corales
<<Aquí>>, y sin espera
me llevaste en barquitos, en trenes,
por polvo de carretera,
por barrizales,
a Muravera.

Allí, sobre la colcha hostelera,   
desnudos, abrazados, iguales,
quietos, quietos,
mirándonos sin vernos siquiera,
sentíamos tras los cristales,
azotando las ramas,
el viento allá fuera,
doblegando los cañaverales,
en Muravera.

Agustín García Calvo: Más canciones y soliloquios (1988)

Versións:
Agustín García Calvo: En Muravera; Concierto Canciones y soliloquios. Teatro Español de Madrid; 1982; Corte 9

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