Nos hemos despertado,
la máquina hecha añicos,
disparados a miles de kilómetros,
con este malestar de madrugada
en un campo sin árboles
entre pavesas frías,
magullados los huesos
y seco el paladar.
¿Cómo pudo ocurrir el descarrilamiento?
Ahora mismo, hace un rato,
ya no sé si te acuerdas,
íbamos por el campo
en un tren rojo
de pitidos triunfales
y el aire se metía por todas las ventanas.
Ahora mismo, hace un rato,
deja que te lo cuente,
tuvimos en las manos
palancas, manivelas y clavijas
de una locomotora que inventábamos
casi sin darnos cuenta.
Éramos fogoneros, viajeros, revisores
en aquel gran tinglado fulminante
solamente habitado por nosotros.
«¿Te parece —te dije— a doscientos por hora?»
Y tú manipulabas allí gesticulando
a la luz de las chispas que nacían.
Nos hemos despertado
entre pavesas frías,
magullados los huesos
y seco el paladar
en un paraje inhóspito.
¿Cómo pudo ocurrir el descarrilamiento?
Carmen Martín Gaite: A rachas (1976)
Versións:
Carmen Martín Gaite: Descarrilamiento; Poemas; 2000; Pista 22
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