Hay sol, lo juega un domingo,
sacó su moneda rubia,
copando a un resto de lluvia,
que tallaba un viernes gringo.
Corre un pingo y otro pingo.
Un venao contra un venao.
Dicen los del otro lao,
que es más caballo el overo.
Pero pa serle sincero
a mi me gusta el tostao.
Él tiene una mano blanca.
Por algo se la pintó.
La luna que lo lamió,
en Dios sabe cual barranca.
Aura claro, si se manca,
si se siente del candao,
si le pisa el del costao,
un vaso a mi parejero,
manco y todo soy sincero,
a mi me gusta el tostao.
Largaron. Son como luces.
Chifla el viento en los copetes.
Al ver correr a esos fletes,
se avergüenzan los ñanduces.
Dos tigres van en las cruces,
con el rebenquito alsao,
y en menos de un santiguao
ande la soltera talla;
sobre el filo de la raya,
se estira y gana el tostao.
Yamandú Rodríguez: Aires del campo (1913)
Versións:
Amalia de la Vega: La carrera; Poetas nativistas orientales; 1982; Lado 2, Corte 4
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