¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
«¡si me llamaras, sí, si me llamaras!»
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas».
Pedro Salinas: La voz a ti debida (1933)
Versións:
Vicente Monera: Si me llamaras; www.musicaypoemas.com; 2008;
Santiago Gómez Valverde e Helena Vignau: Si me llamaras; La palabra y el tiempo, vol.2; 2013; Pista 6
miércoles, 20 de octubre de 2021
miércoles, 6 de octubre de 2021
El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable
III
El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos
miserables, del uno al siete, al ocho,
y no una muerte, sino muchas muertes, llegaba a cada uno:
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas
entraba en cada hombre como una corta lanza
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,
el granero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,
o el roedor de las calles espesas:
todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:
y su quebranto aciago de cada día era
como una copa negra que bebían temblando.
Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)
Versións:
Los Jaivas: La poderosa muerte*; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2
El ser como el maíz se desgranaba en el inacabable
granero de los hechos perdidos, de los acontecimientos
miserables, del uno al siete, al ocho,
y no una muerte, sino muchas muertes, llegaba a cada uno:
cada día una muerte pequeña, polvo, gusano, lámpara
que se apaga en el lodo del suburbio, una pequeña muerte de alas gruesas
entraba en cada hombre como una corta lanza
y era el hombre asediado del pan o del cuchillo,
el granero: el hijo de los puertos, o el capitán oscuro del arado,
o el roedor de las calles espesas:
todos desfallecieron esperando su muerte, su corta muerte diaria:
y su quebranto aciago de cada día era
como una copa negra que bebían temblando.
Pablo Neruda: II. Alturas de Macchu Picchu. Canto General (1950)
Versións:
Los Jaivas: La poderosa muerte*; Alturas de Macchu Picchu; 1981; Lado A, Corte 2
*[A versión musical do grupo Los Jaivas comeza coa parte final da derradeira estrofa do poema Si la flor a la flor entrega el alto germen e continúa coas catro primeiras estrofas do poema Entonces en la escala de la tierra he subido, e remata coa estrofa final do poema Muertos de un solo abismo, sombras de una hondonada; todos eles pertencentes á composición Alturas de Macchu Picchu, da obra de Pablo Neruda: Canto General, do ano 1950.]
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