Pola veira do río
vai a meniña,
ollando sobre a auga
a súa cariña.
Leva un cesto pequecho
de moitos freques
pra coller margaridas
e chuchameles.
Unha ran brincadeira
chouta na erba
e batuxa e ranfiña
diante da nena.
Mentras o río longo
ruxe e cavila,
leda coma un parrulo
vai a meniña.
Xosé Neira Vilas: Cantarolas e contos prá xente miuda (1975)
Versións:
Suso Vaamonde: Vai a meniña; Cantarolas pra xente miuda; 1986; Cara B, Corte 6
martes, 5 de agosto de 2025
domingo, 3 de agosto de 2025
Poema para mi muerte
Morir conmigo misma, abandonada y sola,
en la más densa roca de una isla desierta.
En el instante un ansia suprema de claveles,
y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.
Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,
y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.
Mis dedos como niños, viendo perder la nube
y mi razón poblada de sábanas inmensas.
Mis pálidos afectos retornando al silencio
—¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!—
Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,
y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.
Incorporarme el último, el integral minuto,
y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella
doblar luego la hoja de mi carne sencilla,
y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.
Que nadie me profane la muerte con sollozos,
ni me arropen por siempre con inocente tierra;
que en el libre momento me dejen libremente
disponer de la única libertad del planeta.
¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos
a buscar ventanitas por la carne morena
y yo, dándome, dándome, feroz y libremente
a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!
¿Quién podrá detenerme con ensueños inútiles
cuando mi alma comience a cumplir su tarea,
haciendo de mis sueños un amasijo fértil
para el frágil gusano que tocará a mi puerta?
Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,
cada instante más grande y más simple la entrega;
mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,
acaso irán mis labios a nutrir azucenas.
¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamarán poeta.
Julia de Burgos: Otros poemas. El mar y tú (1954)
Versións:
La discreta academia: Poema para mi muerte; A Julia sin lágrimas; 2009; Pista 14
Miriam Colón: Poema para mi muerte; Poesía de Julia de Burgos; 2017; Pista 6
en la más densa roca de una isla desierta.
En el instante un ansia suprema de claveles,
y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.
Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,
y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.
Mis dedos como niños, viendo perder la nube
y mi razón poblada de sábanas inmensas.
Mis pálidos afectos retornando al silencio
—¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!—
Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,
y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.
Incorporarme el último, el integral minuto,
y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella
doblar luego la hoja de mi carne sencilla,
y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.
Que nadie me profane la muerte con sollozos,
ni me arropen por siempre con inocente tierra;
que en el libre momento me dejen libremente
disponer de la única libertad del planeta.
¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos
a buscar ventanitas por la carne morena
y yo, dándome, dándome, feroz y libremente
a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!
¿Quién podrá detenerme con ensueños inútiles
cuando mi alma comience a cumplir su tarea,
haciendo de mis sueños un amasijo fértil
para el frágil gusano que tocará a mi puerta?
Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,
cada instante más grande y más simple la entrega;
mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,
acaso irán mis labios a nutrir azucenas.
¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamarán poeta.
Julia de Burgos: Otros poemas. El mar y tú (1954)
Versións:
La discreta academia: Poema para mi muerte; A Julia sin lágrimas; 2009; Pista 14
Miriam Colón: Poema para mi muerte; Poesía de Julia de Burgos; 2017; Pista 6
sábado, 2 de agosto de 2025
Va la brisa reciente
Va la brisa reciente
Por el espacio esbelta,
Y en las hojas cantando
Abre una primavera.
Sobre el límpido abismo
Del cielo se divisan,
Como dichas primeras,
Primeras golondrinas.
Tan sólo un árbol turba
La distancia que duerme,
Así el fervor alerta
La indolencia presente.
Verdes están las hojas,
El crepúsculo huye,
Anegándose en sombra
Las fugitivas luces.
En su paz la ventana
Restituye a diario
Las estrellas, el aire
Y el que estaba soñando.
Luis Cernuda: Primeras poesías (1924-1927) (1936)
Versións:
Joselito Vélez: ¡Qué blanco corcel de espuma!*; Caballo, hombre, cartón; 1987; Lado 1, Corte 1
Malizzia: Música cautiva; El alma en verso; 2003; Pista 2
*[A versión musical de Joselito Vélez está precedida, a xeito de retrouso, pola derradeira estrofa do poema Callada. Sábanas mudas, da obra de Luis Cernuda: Perfil del aire, do ano 1927 e, seguida pola primeira estrofa do poema La fuente que se ha roto, da obra de Luis Cernuda: Perfil del aire, do ano 1927 e, por unha estrofa do poema El amor mueve al mundo, da obra de Luis Cernuda: Primeras poesías (1924-1927), do ano 1936.]
Por el espacio esbelta,
Y en las hojas cantando
Abre una primavera.
Sobre el límpido abismo
Del cielo se divisan,
Como dichas primeras,
Primeras golondrinas.
Tan sólo un árbol turba
La distancia que duerme,
Así el fervor alerta
La indolencia presente.
Verdes están las hojas,
El crepúsculo huye,
Anegándose en sombra
Las fugitivas luces.
En su paz la ventana
Restituye a diario
Las estrellas, el aire
Y el que estaba soñando.
Luis Cernuda: Primeras poesías (1924-1927) (1936)
Versións:
Joselito Vélez: ¡Qué blanco corcel de espuma!*; Caballo, hombre, cartón; 1987; Lado 1, Corte 1
Malizzia: Música cautiva; El alma en verso; 2003; Pista 2
*[A versión musical de Joselito Vélez está precedida, a xeito de retrouso, pola derradeira estrofa do poema Callada. Sábanas mudas, da obra de Luis Cernuda: Perfil del aire, do ano 1927 e, seguida pola primeira estrofa do poema La fuente que se ha roto, da obra de Luis Cernuda: Perfil del aire, do ano 1927 e, por unha estrofa do poema El amor mueve al mundo, da obra de Luis Cernuda: Primeras poesías (1924-1927), do ano 1936.]
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