Es la casa un palomar
Y la cama un jazminero.
Las puertas de par en par
y en fondo un mundo entero,
El hijo, tu corazón
madre que se ha engrandecido.
Dentro de la habitación
todo lo que ha florecido.
El hijo te hace un jardín,
y tú has hecho al hijo, esposa,
la habitación del jazmín,
el palomar de la rosa.
Alrededor de tu piel
ato y desato la mía.
Un mediodía de miel
rezumas: un mediodía.
¿Quién en esta casa entró
y la apartó del desierto?
Para que me acuerde yo
alguien que soy yo y ha muerto.
Viene la luz más redonda
a los almendros más blancos.
La vida, la luz se ahonda
entre muertos y barrancos.
Venturoso es el futuro,
como aquellos horizontes
de pérfido y mármol puro
donde respiran los montes.
Arde la casa encendida
de besos y sombra amante.
No puede pasar la vida
más honda y emocionante.
Desbordadamente sorda
la leche alumbra tus huesos.
Y la casa se desborda
con ella, el hijo y los besos.
Tú, tu vientre caudaloso,
el hijo y el palomar.
Esposa, sobre tu esposo
suenan los pasos del mar.
Miguel Hernández: Poemas sueltos (1939-40). Obras Completas (1976)*
Versións:
Olga Manzano e Manuel Picón: Cantar; Aguardiente; 1977; Cara B, Corte 1
Olga Manzano e Manuel Picón: Cantar; La palabra mas tuya. Cantando a Miguel Hernández (VVAA); 2006; Pista 7
*[Miguel Hernández: Obra poética completa; Introducción, estudio y notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia; Col. Biblioteca Promoción del pueblo, serie P, nº 92; Editorial ZERO, S.A.; Madrid, 1976; ISBN: 84-317-0390-3]
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