En la universidad de la miseria
los niños aprenden a pasar hambre
a contemplarse las manos vacías
y a lavarse los pies en el barro
miran al cielo con indiferencia
porque Dios es el dios de los ricos
y cuando duermen sueñan con arroz
con pan duro y con agua de lluvia
en la universidad de la miseria
los niños no le temen a la muerte
porque creen que ella nunca
será peor que la vida
otean la aflicción de los demás
a través de una lágrima reseca
e ignoran la tristeza de sus ojos
porque nunca miraron un espejo
en la universidad de la miseria
casi nunca hay ancianos y es lógico
porque los niños pobres y más pobres
nunca llegan a viejos
Mario Benedetti: Adioses y bienvenidas (2006)
Versións:
Zapata: Miserias; Poesía en resistencia; 2012; Pista 7
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