sábado, 29 de junio de 2013

Décima

Décima es caña y banano,
es palma, ceiba y anón.
Décima es tabaco y ron,
café de encendido grano.
Décima es techo de guano,
es clave, guitarra y tres.
Es taburete en dos pies
y es Cuba de cuerpo entero,
porque ella nació primero
y nuestro pueblo, después.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e Pablo Milanés: Décima; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 11

viernes, 28 de junio de 2013

De la Magdalena

Oda VI

Elisa, ya el preciado
cabello, que del oro escarnio hacía,
la nieve ha variado;
¡ay! ¿yo no te decía:
—Recoge, Elisa, el pie, que vuela el día?

Ya los que prometían
durar en tu servicio eternamente,
ingratos se desvían
por no mirar la frente
con rugas afeada, el negro diente.

¿Qué tienes del pasado
tiempo sino dolor? ¿cuál es el fruto
que tu labor te ha dado,
si no es tristeza y luto,
y el alma hecha sierva a vicio bruto?

¿Qué fe te guarda el vano,
por quien tú no guardaste la debida
a tu bien soberano,
por quien mal proveída
perdiste de tu seno la querida

prenda, por quien velaste,
por quien ardiste en celos, por quien uno
el cielo fatigaste
con gemido importuno,
por quien nunca tuviste acuerdo alguno

de ti mesma? Y agora,
rico de tus despojos, más ligero
que el ave, huye, adora
a Lida el lisonjero;
tú quedas entregada al dolor fiero.

¡Oh cuánto mejor fuera
el don de hermosura, que del cielo
te vino, a cuyo era
habello dado en velo
santo, guardado bien del polvo y suelo!

Mas hora no hay tardía,
tanto nos es el cielo piadoso,
mientras que dura el día;
el pecho hervoroso
en breve del dolor saca reposo;

que la gentil señora
de Mágdalo, bien que perdidamente
dañada, en breve hora
con el amor ferviente
las llamas apagó del fuego ardiente,

las llamas del malvado
amor con otro amor más encendido;
y consiguió el estado,
que no fue concedido
al huésped arrogante en bien fingido.

De amor guiada, y pena,
penetra el techo estraño, y atrevida
ofrécese a la ajena
presencia, y sabia olvida
el ojo mofador; buscó la vida;

y, toda derrocada
a los divinos pies que la traían,
lo que la en sí fiada
gente olvidado habían,
sus manos, boca y ojos lo hacían.

Lavaba larga en lloro
al que su torpe mal lavando estaba;
limpiaba con el oro,
que la cabeza ornaba,
a su limpieza, y paz a su paz daba.

Decía: «Solo amparo
de la miseria extrema, medicina
de mi salud, reparo
de tanto mal, inclina
aqueste cieno tu piedad divina.

¡Ay! ¿Qué podrá ofrecerte
quien todo lo perdió? aquestas manos
osadas de ofenderte,
aquestos ojos vanos
te ofrezco, y estos labios tan profanos.


Lo que sudó en tu ofensa
trabaje en tu servicio, y de mis males
proceda mi defensa;
mis ojos, dos mortales
fraguas, dos fuentes sean manantiales.


Bañen tus pies mis ojos,
límpienlos mis cabellos; de tormento
mi boca, y red de enojos,
les dé besos sin cuento;
y lo que me condena te presento:


preséntate un sujeto
tan mortalmente herido, cual conviene,
do un médico perfeto
de cuanto saber tiene
dé muestra, que por siglos mil resuene.»

Fray Luis de León: Obras propias, y traducciones latinas y griegas y italianas, con la parafrasi de algunos psalmos y capítulos de Iob. Sacadas de la librería de Don Manuel Sarmiento de Mendoça, canónigo de la Magistral de la santa Iglesia de Sevilla* (1631)

Versións:
Nydia Caro: De la Magdalena**; De amores luminosos; 1998; Pista 5



*[Primeira edición dos poemas de Fray Luis de León que fixo Francisco de Quevedo]
**[A versión musical de Nydia Caro comeza e remata cuns versículos da Biblia: Lucas, 7, 36-50.]

jueves, 27 de junio de 2013

Casi nada

Manantial casi fuente; casi río
fuente; ya casi mar casi río apenas;
mar casi-casi océano de frío.
Principio y Fin del agua y las arenas.

Casi azul, casi cano, casi umbrío,
casi cielo salino con antenas,
casi diafanidad, casi vacío,
casi lleno de arpones y ballenas.

Participo del ave por el trino;
por la proximidad, polvo, del lodo
participas, desierto, del oasis,

distancia, de la vena del camino:
por la gracia de Dios -¡ved!-, casi todo.
Gran-Todo-de-la-nada-de-los-casis.

Miguel Hernández: Poemas sueltos (1933-1934). Obras completas (1976)*

Versións:
Paco Damas: Casi nada; Tristes guerras; 2009; Pista 5



*[Miguel Hernández: Obra poética completa; Introducción, estudios y notas: Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia; Col. Biblioteca Promoción del pueblo; serie P; nº 92; Editorial ZERO, S.A.; Madrid; 1976; ISBN: 84-317-0390-3]

Cortesía

Limón, limonero,
las niñas primero.

Ceder la derecha,
quitarse el sombrero,
jugar a la dama
y a su caballero.

Limón, limonero,
las niñas primero.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e Pablo Milanés: Cortesía; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 15

martes, 25 de junio de 2013

A mi gran Josefina adorada

Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único alimento
para mi corazón.

Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu cuerpo,
amargo igual que el mar.

Tus cartas apaciento
metido en un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.

Aunque bajo la tierra,
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.

Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando papel.

Miguel Hernández: Poemas sueltos (1933-1934). Obras completas (1976)*

Versións:
Paco Damas: Tus cartas son un vino; Tristes guerras; 2009; Pista 4



Joan Manuel Serrat: Tus cartas son un vino; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 9



*[Miguel Hernández: Obra poética completa; Introducción, estudios y notas: Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia; Col. Biblioteca Promoción del pueblo; serie P; nº 92; Editorial ZERO, S.A.; Madrid; 1976; ISBN: 84-317-0390-3]

lunes, 24 de junio de 2013

Coloquio amoroso

Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?

- Alma, ¿qué quieres de mí?
-Dios mío, no más que verte.
-Y ¿qué temes más de ti?
-Lo que más temo es perderte.

Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?

Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.

Santa Teresa de Jesús: Poesías* (¾ s. XVI)

Versións:
Nydia Caro: Coloquio amoroso; De amores luminosos; 1998; Pista 9



*[Existen varias copias das obras de Santa Teresa (incluidos os seus poemas), coetáneas á vida da santa, principalmente nos mosteiros carmelitas de Toledo, Consuegra, Segovia e Cuerva. De todas elas fixo o ‘Definitorio’ sacar trasuntos para o arquivo xeral do Carmen Descalzo, en Madrid; algúns deles certificados por relixiosos instruidos e ante notarios apostólicos. As copias principais son as de Toledo. O celoso padre fray Andrés de la Encarnación sacou un traslado delas en febreiro de 1759 e despois o fixo legalizar por dous escribáns. A descripción que fai do libro di así: <<Asimismo exhibió ante nosotros la expresada madre Priora un libro manuscrito, en 4.º, de letra antigua, que contiene en su principio este título: Parte del libro de los Cantares que hizo la madre TERESA DE JESÚS, fundadora de las Descalzas Carmelitas. Y puesto todo el tratado y otro que a él se sigue, prosigue poniendo varias poesías con los títulos, y del tenor siguiente, decimos que el dicho libro está en fólio, octavo>>. Vicente de la Fuente: Escritos de Santa Teresa, Tomo I; Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros días, vol. 2; M. Rivadeneyra, Madrid, 1861; pax. 501.]

domingo, 23 de junio de 2013

Al alba venid, buen amigo

Al alba venid, buen amigo,
al alba venid.

Amigo el que yo más quería,
venid al alba del día.

Amigo el que yo más amaba,
venid a la luz del alba.

Venid a la luz del día,
non traigáis compañía.

Venid a la luz del alba,
non traigáis gran compaña.

Anónimo: Lírica tradicional (s.XIV)

Versións:
Amancio Prada: Al alba venid, buen amigo; Del amor que quita el sueño; 2010; Pista 8

sábado, 22 de junio de 2013

Cizaña

Amiga cigüeña
se puso a la greña
con amiga araña:
que si pedigüeña,
que si mala entraña,
que si una castaña,
que si un haz de leña,
que si por trigueña,
que si aquella seña,
que si una patraña,
que si tan tacaña,
que si tan pequeña,
¡que si una alimaña!...

Amiga cigüeña
con amiga araña.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e Pablo Milanés: Cizaña; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 8

viernes, 21 de junio de 2013

Bésame y abrázame

Bésame y abrázame,
marido, marido mío,
y daros he en la mañana
camisón limpio.

Yo nunca vi hombre vivo
estar tan muerto
ni hacer el ya dormido
estando despierto.

Andad, marido, alerta
y tened, y tened brío
y daros he en la mañana
camisón limpio.

Anónimo: Lírica tradicional (s. XVI)

Versións:
Isabel Parra: Bésame y abrázame; Cantando por amor; 1969; Pista 5



Amancio Prada e María José Cordero: Bésame y abrázame*; Del amor que quita el sueño; 2010; Pista 14



*[A versión musical de Amancio Prada e María José Cordero intercala o seguinte poema anónimo recollido da lírica popular:
-Dime, pajarito,
que estás en el nido:
¿La dama besada,
pierde marido?
-No, la mi señora,
si fuere escondido.]

jueves, 20 de junio de 2013

Caballito

Caballito sin crines,
caballito de mar,
dime si los delfines
pueden llorar.

Dime si donde habitas,
habita el colibrí:
dime si hay sirenitas
de ajonjolí.

Dime si dan granadas
los huertos de coral;
dime si donde nadas
dulce es la sal.

Caballito juguete,
caballito arlequín,
¿por qué vas sin jinete,
soliandarín?

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e Pablo Milanés: Caballito; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 9

miércoles, 19 de junio de 2013

Ayes del destierro

¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.


Carrera muy larga
es la de este suelo,
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh sueño adorado!
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Lúgubre es la vida,
amarga en extremo;
que no vive el alma
que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a Ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.

La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mi alma afligida
gime y desfallece.
¡Ay! ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.


El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti,
Ansiosa de verte,
deseo morir.

En vano mi alma
te busca oh mi dueño;
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay! esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.


¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige
y me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.


Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía;
socorre a tu sierva
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
y sea feliz.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mas no, dueño amado,
que es justo padezca;
que expíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
te dignes oír:
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Santa Teresa de Jesús: Poesías* (¾ s. XVI)

Versións:
Nydia Caro: Ayes del destierro; De amores luminosos; 1998; Pista 10



*[Existen varias copias das obras de Santa Teresa (incluidos os seus poemas), coetáneas á vida da santa, principalmente nos mosteiros carmelitas de Toledo, Consuegra, Segovia e Cuerva. De todas elas fixo o ‘Definitorio’ sacar trasuntos para o arquivo xeral do Carmen Descalzo, en Madrid; algúns deles certificados por relixiosos instruidos e ante notarios apostólicos. As copias principais son as de Toledo. O celoso padre fray Andrés de la Encarnación sacou un traslado delas en febreiro de 1759 e despois o fixo legalizar por dous escribáns. A descripción que fai do libro di así: <<Asimismo exhibió ante nosotros la expresada madre Priora un libro manuscrito, en 4.º, de letra antigua, que contiene en su principio este título: Parte del libro de los Cantares que hizo la madre TERESA DE JESÚS, fundadora de las Descalzas Carmelitas. Y puesto todo el tratado y otro que a él se sigue, prosigue poniendo varias poesías con los títulos, y del tenor siguiente, decimos que el dicho libro está en fólio, octavo>>. Vicente de la Fuente: Escritos de Santa Teresa, Tomo I; Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros días, vol. 2; M. Rivadeneyra, Madrid, 1861; pax. 501.]

martes, 18 de junio de 2013

Algúns din: ¡miña terra!

                    VII
               Algúns din: ¡miña terra!
Din outros: ¡meu cariño!
I éste: ¡miñas lembranzas!
I aquél: ¡os meus amigos!
Todos sospiran, todos,
por algún ben perdido.
Eu só non digo nada,
eu só nunca sospiro,
que o meu corpo de terra
i o meu cansado esprito,
a donde quer que eu vaia,
               van comigo.

Rosalía de Castro: I. Vaguedás. Follas Novas (1880)

Versións:
Amancio Prada: Algúns din: ¡miña trerra!; Rosalía siempre; 2005; Pista 15



Amancio Prada: Algúns din: ¡miña terra!; Resonancias de Rosalía; 2014; Pista 15



Narf: Nunca sospiro; Nas tardes escuras; 2013; Pista 2

lunes, 17 de junio de 2013

Amor sádico

Ya no te amaba, sin dejar por eso
de amar la sombra de tu amor distante.
Ya no te amaba, y sin embargo el beso
de la repulsa nos unió un instante...

Agrio placer y bárbaro embeleso
crispó mi faz, me demudó el semblante.
Ya no te amaba, y me turbé, no obstante,
como una virgen en un bosque espeso.

Y ya perdida para siempre, al verte
anochecer en el eterno luto,
-mudo el amor, el corazón inerte-,

huraño, atroz, inexorable, hirsuto...
¡Jamás viví como en aquella muerte,
nunca te amé como en aquel minuto!

Julio Herrera y Reissig: Los parques abandonados. Eufocordias (1902-1908) (1910)

Versións:
Ángel Rama: Amor sádico; Julio Herrera y Reissig. Voz Viva de América Latina, 23; UNAM, México; 1972



José Mª Vitier e Martirio: Amor sádico; El aire que te rodea; 2011; Pista 5

domingo, 16 de junio de 2013

Bosque

Molinero, molino
de la vida al pasar:
del piñón sale el pino
y del pino el pinar.

Arbolito arboleda,
arbolé, verdeolor:
yo pondré la moneda,
tú pondrás el valor.

En el valle, en la sierra,
a la orilla del mar,
la semilla en la tierra,
semillí, semillar.

Pajarito en la rama
y en la rama la flor:
el que siembra se llama
sembrador.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier, Pablo Milanés e María Felicia: Bosque; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 17

sábado, 15 de junio de 2013

A lo divino

Dejar de serlo tras de haberlo sido.
Dejar de amar después de haber amado.
Dejarlo todo y no haber dejado
nada que no estuviera ya perdido.

Haber tenido el corazón rendido
como quien se sabía derrotado.
Haberlo puesto todo en el costado
de una llaga sin daga y sin sentido.

Haberle dicho un día y otro día
que era como la flor de la alfaguara.
Haber caído en tan adversa suerte,

yo que lo quise tanto y se reía.
Tener la gloria entre las manos para
abandonarla en brazos de la muerte.

Vicente Núñez: La gorriata (1990)

Versións:
José Mª Vitier e Martirio: A lo divino; El aire que te rodea; 2011; Pista 9

viernes, 14 de junio de 2013

Crin hirsuta

¿Que como crin hirsuta de espantado
Caballo que en los troncos secos mira
Garras y dientes de tremendo lobo,
Mi destrozado verso se levanta?...
Sí, pero ¡se levanta! A la manera,
Como cuando el puñal se hunde en el cuello
De la res, sube al cielo hilo de sangre.
Sólo el amor engendra melodías.

José Martí: Versos libres (1878-1882) (1913)

Versións:
Sara González: Crin hirsuta; Versos José Martí cantados por Sara González; 1975; Pista 14

jueves, 13 de junio de 2013

Boda

Se casa Rojo Clavel,
se casa clavelirrojo,
con la Matica de Hinojo
que se ha enamorado de él.
El padrino,
Gallo Fino;
la madrina
Puercaespina;
los testigos
Doña Higuera
de los Higos
y Jazmín de Enredadera.

Se casa Rojo Clavel,
se casa clavelirrojo,
con la Matica de Hinojo
que se ha enamorado de él.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e María Felicia: Boda; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 16

miércoles, 12 de junio de 2013

Como fiera enjaulada

Como fiera enjaulada
Mi asiento dejo —empujo la entornada
Puerta, vuelvo a mi libro,
Los anchos ojos en sus letras clavo,
Como cuerdas heridas, tiemblo y vibro,—
Y ruge, y muerde el alma atormentada,
Como en cuerpo de mármol encerrada.—

José Martí: Flores del destierro (1895)

Versións:
Sara González: Como fiera enjaulada; Versos José Martí cantados por Sara González; 1975; Pista 10

martes, 11 de junio de 2013

Aventura

Mi sortijita de oro
Se la llevó Rana Toro,
Del agua se la llevó.
Mi sortijita, sortija,
Se la encontró Lagartija
Y a Conejo se la dio.
Mi sortijita de plata
Conejo se la dio a Rata
Y a Rata se le perdió.
Se la encontró Escarabajo,
Se la encontró y me la trajo,
Me la trajo y me la dio.

Mirta Aguirre: Juegos y otros poemas (1974)

Versións:
José Mª Vitier e María Felicia: Aventura; Si yo volviera a nacer; 1995; Pista 3

lunes, 10 de junio de 2013

Díxenlle á rula: Pase miña señora!

Díxenlle á rula: Pase miña señora!
E foise polo medio e medio do outono
por entre as bidueiras, sobre o río.
O meu anxo da garda, coas azas sob o brazo dereito,
na man esquerda a calabaciña da auga,
ollando a rula irse, comentóu:
-Calquera día sin decatarte do que fas
dices: Pase miña señora!
e é a alma tua a quen despides como un ave
nunha mañán de primavera
ou nun serán de outono.

Álvaro Cunqueiro: Herba aquí e acolá (1980)

Versións:
Amancio Prada: Dísenlle á rula: Pase miña señora!; A dama e o cabaleiro; 1987; Pista 10

domingo, 9 de junio de 2013

Dios lo quiere

                    I
      La tierra se hace madrastra
si tu alma vende a mi alma.
Llevan un escalofrío
de tribulación las aguas.
El mundo fue más hermoso
desde que me hiciste aliada,
cuando junto de un espino
nos quedamos sin palabras,
¡y el amor como el espino
nos traspasó de fragancia!
      Pero te va a brotar víboras
la tierra si vendes mi alma;
baldías del hijo, rompo
mis rodillas desoladas.
Se apaga Cristo en mi pecho
¡y la puerta de mi casa
quiebra la mano al mendigo
y avienta a la atribulada!

                    II
      Beso que tu boca entregue
a mis oídos alcanza,
porque las grutas profundas
me devuelven tus palabras.
El polvo de los senderos
guarda el olor de tus plantas
y oteándolas como un ciervo,
te sigo por las montañas...
    A la que tú ames, las nubes
la pintan sobre mi casa.
Ve cual ladrón a besarla
de la tierra en las entrañas,
que, cuando el rostro le alces,
hallas mi cara con lágrimas.

                    III
    Dios no quiere que tú tengas
sol si conmigo no marchas;
Dios no quiere que tú bebas
si yo no tiemblo en tu agua;
no consiente que tú duermas
sino en mi trenza ahuecada.

                    IV
    Si te vas, hasta en los musgos
del camino rompes mi alma;
te muerden la sed y el hambre
en todo monte o llanada
y en cualquier país las tardes
con sangre serán mis llagas.
Y destilo de tu lengua
aunque a otra mujer llamaras,
y me clavo como un dejo
de salmuera en tu garganta;
y odies, o cantes, o ansíes,
¡por mí solamente clamas!

                    V
    Si te vas y mueres lejos,
tendrás la mano ahuecada
diez años bajo la tierra
para recibir mis lágrimas,
sintiendo cómo te tiemblan
las carnes atribuladas,
¡hasta que te espolvoreen
mis huesos sobre la cara!

Gabriela Mistral: Desolación (1922)

Versións:
Ángel Parra: Dios lo quiere; Amado, apresura el paso; 1995; Pista 11

Dices que tienes corazón

Rima LXXVII

     Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón..., es una máquina
que al compás que se mueve hace ruido.

Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)

Versións:
Benito Moreno: Dices que tienes corazón; G.A. Bécquer. Rimas; 1979; Pista 10



Calixto Sánchez: Fandangos*; De la lírica al cante; 1996; Pista 7



*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida por unha estrofa (XXX) do poema Proverbios y cantares, da obra de Antonio Machado: Campos de Castilla, do ano 1912.]

viernes, 7 de junio de 2013

A mis hermanos muertos el 27 de noviembre

Cadáveres amados los que un día
Ensueños fuisteis de la patria mía,
¡Arrojad, arrojad sobre mi frente
Polvo de vuestros huesos carcomidos!
¡Tocad mi corazón con vuestras manos!
¡Gemid a mis oídos!
¡Cada uno ha de ser de mis gemidos
Lágrimas de uno más de los tiranos!
¡Andad a mi redor; vagad en tanto
Que mi ser vuestro espíritu recibe,
Y dadme de las tumbas el espanto,
Que es poco ya para llorar el llanto
Cuando en infame esclavitud se vive!

Y tú, Muerte, hermana del martirio,
Amada misteriosa
Del genio y del delirio,
Mi mano estrecha, y siéntate a mi lado;
¡Os amaba viviendo, mas sin ella
No os hubiera tal vez idolatrado!

En lecho ajeno y en extraña tierra
La fiebre y el delirio devoraban
Mi cuerpo, si vencido, no cansado,
Y de la patria gloria enamorado.
¡El brazo de un hermano recibía
Mi férvida cabeza,
Y era un eterno, inacabable día,
De sombras y letargos y tristeza!

De pronto vino, pálido el semblante,
Con la tremenda palidez sombría
Del que ha aprendido a odiar en un instante,
Un amigo leal, antes partido
A buscar nuevas vuestras decidido.
La expresión de la faz callada y dura,
Los negros ojos al mirar inciertos,
Algo como de horror y de pavura,
La boca contraída de amargura,
Los surcos de dolor recién abiertos,
Mi afán y mi ansiedad precipitaron.
-¿Y ellos? ¿Y ellos? mis labios preguntaron;
-¡Muertos! me dijo: ¡muertos!
Y en llanto amargo prorrumpió mi hermano,
Y se abrazó llorando con mi amigo,
Y yo mi cuerpo alcé sobre una mano,
Viví en infierno bárbaro un instante,
Y amé, y enloquecí, y os vi, y deshecho
En iras y en dolor, odié al tirano,
Y sentí tal poder y fuerza tanta,
Que el corazón se me salió del pecho,
Y lo exhalé en un ¡ay! por la garganta!

Y víme luego en el ajeno lecho,
Y en la prestada casa, y en sombría
Tarde que no es la tarde que yo amaba.
¡Y quise respirar, y parecía
Que un aire ensangrentado respiraba!
Vertiendo sin consuelo
Ese llanto que llora al patrio suelo,
Lágrimas que después de ser lloradas
Nos dejan en el rostro señaladas
Las huellas de una edad de sombra y duelo,
Mi hermano, cuidadoso,
Vino a darme la calma, generoso.
Una lágrima suya,
Gruesa, pesada, ardiente,
Cayó en mi faz; y así, cual si cayera
Sangre de vuestros cuerpos mutilados
Sobre mi herido pecho, y de repente
En sangre mi razón se obscureciera,
Odié, rugí, luché; de vuestras vidas
Rescate halló mi indómita fiereza ...
¡Y entonces recordé que era impotente!
¡Cruzó la tempestad por mi cabeza
Y hundí en mis manos mi cobarde frente!

Y luche con mis lágrimas, que hervían
En mi pecho agitado, y batallaban
Con estrépito fiero,
Pugnando todas por salir primero;
Y así como la tierra estremecida
Se siente en sus entrañas removida,
Y revienta la cumbre calcinada
Del volcán a la horrenda sacudida,
Así el volcán de mi dolor, rugiendo,
Se abrió a la par en abrasados ríos,
Que en rápido correr se abalanzaron,
Y que las iras de los ojos míos
Por mis mejillas pálidas y secas
En tumulto y tropel precipitaron.

Llore, llore de espanto y amargura:
Cuando el amor o el entusiasmo llora,
Se siente a Dios, y se idolatra, y se ora.
¡Cuando se llora como yo, se jura!

¡Y yo jure! Fue tal un juramento,
¡Que si el fervor patriótico muriera,
Si Dios puede morir, nuevo surgiera
Al soplo arrebatado de su aliento!
¡Tal fue, que si el honor y la venganza
Y la indomable furia
Perdieran su poder y su pujanza;
Y el odio se extinguiese, y de la injuria
Los recuerdos ardientes se extraviaran,
De mi fiera promesa surgirían,
Y con nuevo poder se levantaran,
E indómita pujanza cobrarían!

Sobre un montón de cuerpos desgarrados
Una legión de hienas desatada,
Y rápida y hambrienta,
Y de seres humanos avarienta,
La sangre bebe y a los muertos mata.
Hundiendo en el cadáver
Sus garras cortadoras,
Sepulta en las entrañas destrozadas
La asquerosa cabeza; dentro del pecho
Los dientes hinra agudos, y con ciego
Horrible movimiento se menea,
Y despidiendo de los ojos fuego,
Radiante de pavor, levanta luego
La cabeza y el cuello en sangre tintos;
Al uno y otro lado,
Sus miradas estúpidas pasea,
Y de placer se encorva, y ruge, y salta,
Y respirando el aire ensangrentado,
Con bárbara delicia se recrea.
¡Así sobre vosotros
-Cadáveres vivientes,
Esclavos tristes de malvadas gentes-,
Las hienas en legión se desataron,
Y en respirar la sangre enrojecida
Con bárbara fruición se recrearon!

Y así como la hiena desaparece
Entre el montón de muertos,
Y al cabo de un instante reaparece
Ebria de gozo, en sangre reteñida,
Y semeja que crece,
Y muerde, y ruge, y rápida desgarra,
Y salta, y hunde la profunda garra
En un cráneo saliente,
Y, al fin, allí se para triunfadora,
Rey del infierno en solio omnipotente,
Así sobre tus restos mutilados,
Así sobre los cráneos de tus hijos,
¡Hecatombe inmortal, puso sedienta,
Despiadada legión garra sangrienta!
¡Así con contemplarte se recrea!
¡Así a la patria gloria te arrebata!
¡Así ruge, así goza, así te mata!
¡Así se ceba en ti! ¡Maldita sea!

Pero, ¿cómo mi espíritu exaltado,
Y del horror en alas levantado,
Súbito siente bienhechor consuelo?
¿Por qué espléndida luz se ha disipado
La sombra infausta de tan negro duelo?
Ni ¿que divina mano me contiene,
Y sobre la cabeza del infame
Mi vengadora cólera detiene? ...

¡Campa! ¡Bermúdez! ¡Alvarez! Son ellos,
Pálido el rostro, plácido el semblante;
¡Horadadas las mismas vestiduras
Por los feroces dientes de la hiena!
¡Ellos los que detienen mi justicia!
¡Ellos los que perdonan a la fiera!
¡Dejadme ¡oh gloria! que a mi vida arranque
Cuanto del mundo mísero recibe!
¡Deja que vaya al mundo generoso,
Donde la vida del perdón se vive!

¡Ellos son! ¡Ellos son! Ellos me dicen
Que mi furor colérico suspenda,
Y me enseñan sus pechos traspasados,
Y sus heridas con amor bendicen,
Y sus cuerpos estrechan abrazados,
¡Y favor por los déspotas imploran!
¡Y siento ya sus besos en mi frente,
Y en mi rostro las lágrimas que lloran!

¡Aquí están, aquí están! En torno mío
se mueven y se agitan... -¡Perdón!
-¡Perdón!
-¿Perdón para el impío?
-¡Perdón! ¡Perdón!-me gritan,
¡Y en un mundo de ser se precipitan!

¡Oh gloria, infausta suerte,
Si eso inmenso es morir, dadme la muerte!

-¡Perdón!-Así dijeron
Para los que en la tierra abandonada
Sus restos esparcieron!
¡Llanto para vosotros los de Iberia,
Hijos en la opresión y la venganza!
¡Perdón! ¡Perdón! esclavos de miseria!
¡Mártires que murieron, bienandanza!
La virgen sin honor del Occidente,
El removido suelo que os encubre
Golpea desolada con la frente,
Y al no hallar vuestros nombres en la tierra
Que más honor y más mancilla encierra,
Del vértigo fatal de la locura
Horrible presa ya, su vestidura
Rasga, y emprende la veloz carrera,
Y, mesando su ruda cabellera,
-¡Oh-clama-pavorosa sombra obscura!
¡Un mármol les negué que los cubriera,
Y un mundo tienen ya por sepultura!

¡Y más que un mundo, más! Cuando se muere
En brazos de la patria agradecida,
La muerte acaba, la prisión se rompe;
¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!

¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria
A esta estrecha mansión nos arrebata,
El espíritu crece,
El cielo se abre, el mundo se dilata
Y en medio de los mundos se amanece.

¡Déspota, mira aquí cómo tu ciego
Anhelo ansioso contra ti conspira:
Mira tu afán y tu impotencia, y luego
Ese cadáver que venciste mira,
Que murió con un himno en la garganta,
Que entre tus brazos mutilado expira
Y en brazos de la gloria se levanta!
No vacile tu mano vengadora;
No te pare el que gime ni el que llora:
¡Mata, déspota, mata!
¡Para el que muere a tu furor impío,
El cielo se abre, el mundo se dilata!
                                     Madrid, 1872

José Martí: Versos en periódicos y otras publicaciones (1869-1889). Obras completas, tomo 15 (2001)

Versións:
Sara González: Fragmentos del 27 de noviembre; Versos José Martí cantados por Sara González; 1975; Pista 4



Sara González: Fragmentos del 27 de noviembre; Grupo de experimentación sonora del ICAIC (GESI), vol. II*; 1997; Pista 5

(Reedición da versión do disco Versos José Martí cantados por Sara González, do ano 1975)



*[Segundo CD dunha antoloxía en catro volúmenes preparada por Eduardo Ramos. Contén as mesmas versións da discografía orixinal remasterizadas, todas elas grabadas entre 1970 e 1973.]

jueves, 6 de junio de 2013

A mi hermano Miguel

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo.
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que
mamá
nos acariciaba: “Pero hijos…”

Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo
por la sala, el zaguán, los corredores.
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.

Oye hermano, no tardes
en salir. ¿Bueno? Puede inquietarse mamá.

César Vallejo: Los heraldos negros (1918)

Versións:
Susana Baca: Hermano Miguel; Lamento negro; 2001; Pista 6

miércoles, 5 de junio de 2013

Dice la razón

Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón,
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.

Antonio Machado: Parábolas. Poesías completas (1917)

Versións:
Vicente Monera: Dice la razón; www.musicaypoemas.com; 2011;

martes, 4 de junio de 2013

Dice la fuente

No se callaba la fuente,
no se callaba…

Reía,
saltaba,
charlaba… Y nadie sabía
lo que decía.

Clara, alegre, polifónica,
columnilla salomónica
perforaba
el silencio del Poniente
y, gárrula, se empinaba
para ver el sol muriente.

No se callaba la fuente.
no se callaba…

Como vena
de la noche, su barrena,
plata fría,
encogía
y estiraba…
Subía,
bajaba,
charlaba… Y nadie sabía
lo que decía.

Cuando la aurora volvía…

Manuel Machado: Phoenix (1936)

Versións:
Arturo Hortas e Monte solo e Jorge Berges: Dice la fuente; Agua; 2007; Pista 6

lunes, 3 de junio de 2013

Di, río

CANCIÓN 5

Di, río, ¿qué puedo ser
ante ti,
tan inmensamente grande?
Y tú, río,
¿qué puedes ser ante mí?

Si fueras barco, te irías.
Si fuera barco, me iría.
¿Qué quedaría de ti,
qué de mí?

Sólo estás y sólo estoy.
Te miro. Me miras. Y,
Tan inmensamente grande,
¿qué puedo ser para ti?

Adiós, río. Nunca digas
Que me viste, que te vi.

Rafael Alberti: Baladas y canciones del Paraná (1954)

Versións:
Rosa León: Di, río; Paloma desesperada; 1989; Pista 5

domingo, 2 de junio de 2013

Después de los adioses

El tiempo se hace humo dibujado.
El tiempo se transforma en un borracho
que grita sus procaces incoherencias
en la calle desierta después de la verbena.
El tiempo se hace ejército de sombras,
se hace pez abisal, se hace martirio.
Alguien debe enseñar a los muchachos
que las cosas no acaban en adioses.
Que entonces, solamente
empiezan a pudrirse, infectándolo todo.
Que adiós no es una caja de madera,
ni un buen punto final, ni un modo digno
de acabar para siempre con las cosas.
Hay que ir con cuidado, ser prudente,
reservar el adiós para el momento
de morir. Es urgente, es muy urgente
que se enseñe por fin a los muchachos
que no siempre es más libre quien más
    adioses dice
ni más feliz quién más libre se siente.

Alberto Porlan: Perro (1997)

Versións:
Juan Luis Pineda: Después de los adioses; Olla de grillos; 2002; Pista 2

sábado, 1 de junio de 2013

Después

El cielo de veras que no es este de ahora
el cielo de cuando me jubile
durará todo el día
todo el día caerá
como lluvia de sol sobre mi calva.
Yo estaré un poco sordo para escuchar los árboles pero de todos modos recordaré que existen
tal vez un poco viejo para andar en la arena pero el mar todavía me pondrá melancólico
estaré sin memoria y sin dinero
con el tiempo en mis brazos como un recién nacido y llorará conmigo y lloraré con él
estaré solitario como una ostra
pero podré hablar de mis fieles amigos
que como siempre contarán desde Europa
sus cada vez más tímidos contrabandos y becas.
Claro estaré en la orilla del mundo contemplando desfiles para niños y pensionistas
aviones
eclipses
y regatas
y me pondré sombrero para mirar la luna
nadie pedirá informes ni balances ni cifras
y sólo tendré horario para morirme
pero el cielo de veras que no es éste de ahora ese cielo de cuando me jubile
habrá llegado demasiado tarde.

Mario Benedetti: Poemas de la oficina (1953-1956) (1956)

Versións:
Nacha Guevara: Cuando te jubiles; Nacha canta Benedetti; 1972; Pista 4



Nacha Guevara: Cuando te jubiles; Nacha Guevara canta a Benedetti*; 1976; Pista 6



Nacha Guevara: Cuando te jubiles; En vivo con Benedetti y Favero**; 1979; Pista 7



*[Grabado, en vivo, no Colegio de México.]
**[Grabado, en vivo, no Teatro Hubert Le Blanc de La Habana (Cuba).]