Ya sé que no hay salida,
pero dejad que siga por aquí.
No me pidáis que vuelva.
Se han clavado mis ojos y mi carne,
y no puedo volver.
Y no quiero volver.
Ya no me gritéis más que no hay salida
creyendo que no oigo,
que no entiendo.
Vuestras voces tropiezan en mi costra
y se caen como cáscaras
y las piso al andar.
Avanzo alegre y sola
en la exacta mañana
por el camino mío que he encontrado
aunque no haya salida.
Carmen Martín Gaite: A rachas (1976)
Versións:
Carmen Martín Gaite: Callejón sin salida; Poemas; 2000; Pista 15
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