miércoles, 30 de junio de 2021

Las oligarquías

No, aún no secaban las banderas,
aún no dormían los soldados
cuando la libertad cambió de traje,
se transformó en hacienda:
de las tierras recién sembradas
salió una casta, una cuadrilla
de nuevos ricos con escudo,
con policía y con prisiones.

Hicieron una línea negra:
«Aquí nosotros, porfiristas,
de México, “caballeros”
de Chile, pitucos
del Jockey Club de Buenos Aires,
engomados filibusteros
del Uruguay, pisaverdes
ecuatorianos, clericales
señoritos de todas partes».


«Allá vosotros, rotos, cholos,
pelados de México, gauchos,
amontonados en pocilgas,
desamparados, andrajosos,
piojentos, pililos, canalla,
desbaratados, miserables,
sucios, perezosos, pueblo».


Todo se edificó sobre la línea.
El Arzobispo bautizó ese muro
y estableció anatemas incendiarios
sobre el rebelde que desconociera
la pared de la casta.

Quemaron por la mano del verdugo
los libros de Bilbao.
                                El policía
custodió la muralla, y al hambriento
que se acercó a los mármoles sagrados
le dieron con un palo en la cabeza
o lo enchufaron en un cepo agrícola
o a puntapiés lo nombraron soldado.

Se sintieron tranquilos y seguros.
El pueblo fue por calles y campiñas
a vivir hacinado, sin ventanas,
sin suelo, sin camisa,
sin escuela, sin pan.


Anda por nuestra América un fantasma
nutrido de detritus, iletrado,
errante, igual en nuestras latitudes,
saliendo de las cárceles fangosas,
arrabalero y prófugo, marcado
por el temible compatriota lleno
de trajes, órdenes y corbatines.

En México produjeron pulque
para él, en Chile
vino litriado de color violeta,
lo envenenaron, le rasparon
el alma pedacito a pedacito,
le negaron el libro y la luz,
hasta que fue cayendo en polvo,
hundido en el desván tuberculoso,
y entonces no tuvo entierro
litúrgico: su ceremonia
fue meterlo desnudo entre otras
carroñas que no tiene nombre.

Pablo Neruda: V. La arena traicionada. Canto General (1950)

Versións:

Mario Lorca: Presentación de la etapa*; Canto General; 1971; LP2, Lado 1, Corte 7



*[O recitativo destes fragmentos do poema, na voz de Mario Lorca, están precedidos polo recitativo do poema Los nuevos propietarios, da obra de Pablo Neruda: Los Libertadores. Canto General, do ano 1950, e; polo recitativo da primeira estrofa do poema Promulgación de la Ley del Embudo, da obra de Pablo Neruda: La arena traicionada. Canto General, do ano 1950; os dous recitados polo mesmo intérprete.]

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