Cuando lomas y llanuras
duermen como en un letargo
porque viene al trote largo
la noche arreando negruras.
Cuando todo queda a oscuras
en la inmensidad campera
y se escucha lastimera
de algún chingolo la queja
sólo vos, guitarra vieja,
sos mi amante compañera.
Cuando te pulso en mis brazos
y tembloroso te estrecho,
siento aletear en mi pecho
todo el calor de mi abrazo.
Y mis manos que en el lazo
tienen pujanza de garra
y agitaron la moharra
cuando frente al enemigo,
quedan, cuando estás conmigo,
como una seda, guitarra.
Por eso cuando tu son
viene a golpear la memoria
y se oye tocando a gloria
el eco de una canción.
En la rueda del fogón
que nunca supo de intrigas
tu vibración se prodiga
entre un mate y otro mate
como un corazón que late
por impulsiones amigas.
Guitarra, cuando en el canto
para pulsarte me afilo
y aflora dulce un estilo
o un triste deja su llanto.
Cuando punteo el encanto
de una milonga de ayer
pienso que debes tener
entre tu caja cautiva
una calandria nativa
o un corazón de mujer.
Tabaré Regules: Mate amargo: versos criollos (1956)
Versións:
Amalia de la Vega: Guitarra; Mientras fui dichosa; 1976; Lado 2, Corte 2
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