¡Contigo, Rafael Arcángel,
patrón de los caminantes!
Chinita blanca del río,
se me ha perdido mi amante.
Rodando, rodando, al mar.
¡Contigo, Rafael Arcángel!
¡Que la mar nunca te trague,
chinita de mi cantar!
Yo no paro de llorar:
se me ha perdido mi amante.
¡Chinita, Rafael Arcángel!
Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)
Versións:
Alfredo Arrebola: Chinita; Tríptico poético; 1999; Pista 5
domingo, 30 de septiembre de 2012
sábado, 29 de septiembre de 2012
Canto a Andalucía
Cádiz, salada claridad. Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga, cantaora.
Almería, dorada.
Plateado, Jaén. Huelva, la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.
Manuel Machado: Phoenix (1936)
Versións:
Los Romeros de la Puebla: Cantares*; Con alma. Homenaje a poetas andaluces; 1983; Pista 1
*[A versión musical está precedida polo poema Cantares de Manuel Machado, da súa obra Cante hondo, 1912]
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga, cantaora.
Almería, dorada.
Plateado, Jaén. Huelva, la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.
Manuel Machado: Phoenix (1936)
Versións:
Los Romeros de la Puebla: Cantares*; Con alma. Homenaje a poetas andaluces; 1983; Pista 1
*[A versión musical está precedida polo poema Cantares de Manuel Machado, da súa obra Cante hondo, 1912]
viernes, 28 de septiembre de 2012
Cantares
Vino, sentimiento, guitarra y poesía hacen los cantares de la patria mía. Cantares... Quien dice cantares dice Andalucía. |
|||
A la sombra fresca de la vieja parra, un mozo moreno rasguea la guitarra... |
|||
Cantares... Algo que acaricia y algo que desgarra. |
|||
La prima que canta y el bordón que llora... Y el tiempo callado se va hora tras hora. |
|||
Cantares... Son dejos fatales de la raza mora. |
|||
No importa la vida, que ya está perdida, y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?... Cantares... Cantando la pena, la pena se olvida. |
|||
Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte, ojos negros, negros, y negra la suerte... Cantares... En ellos el alma del alma se vierte. |
|||
Cantares. Cantares de la patria mía, quien dice cantares dice Andalucía. Cantares... No tiene más notas la guitarra mía. |
|||
Versións:
Nande Ferrer: Cantares; Recital Nande Ferrer. Manifiesto Canción del Sur*; 1972; Pista 1
Los Romeros de la Puebla: Cantares**; Con alma. Homenaje a poetas andaluces; 1983; Pista 1
Carmen Linares: Cantares (Tangos)***; Su cante; 1986; Pista 1
Malizzia: Cantares; El alma en verso; 2003; Pista 4
*[Grabación sonora de Radio Popular de Sevilla e Radio Popular de Granada. Arquivo sonoro de Juan de Loxa. Centro de documentación musical de Andalucía.]
**[A versión musical complétase co poema Canto a Andalucía de Manuel Machado, da súa obra Phoenix, 1936]
***[A versión de Carmen Linares, complétase con varias coplas tradicionais: ]
El que diga que la ausencia quita todos los males, ni sabe lo que es querer ni ha querido nunca a nadie. |
Corazón mío, calla y no llores que yo te traigo muchos amores. |
Entre dos que bien se quieren no hay ausencia ni distancia, que los pensamientos vuelan y los suspiros se alcanzan. |
Por una triste peineta que me diste para el pelo, me quieres tener sujeta como el anillo al dedo. |
Si tuvieras tú vergüenza como la tiene la gente, no pasarías por mi puerta ni por la acera de enfrente. |
jueves, 27 de septiembre de 2012
Sevillanas, serranas, etc.
El crujir de la falda de tu vestido es el toque de gloria de mis sentidos: vista, gusto y olfato, tacto y oído. |
|||
Yo prometí no verte, lo voy cumpliendo. Mal haya la promesa y el cumplimiento. Que, de este modo, un valiente cobarde lo pierde todo. |
|||
Pensativo, en tus ojos me estoy mirando, y tú sabes de sobra qué estoy pensando. Por eso vivo mirándome en tus ojos tan pensativo. |
|||
No tengo más espejo que tus ojitos, y según tú me miras, así me miro. Y así me veo unas veces tan guapo y otras tan feo. |
|||
Serranilla del alma, cuando me acuesto, con tu nombre en los labios me voy durmiendo. Y es lo más grande que lo tengo en los labios al despertarme. |
|||
Enfermito me tienen tus ojos negros. Dame la medicina, dame el remedio. Yo te daré mi corazón, mi vida, mi alma también. |
|||
Eres bonita y mala como la adelfa, que da gusto a los ojos, pero envenena. Aunque yo tengo, contra veneno tanto, contraveneno. |
|||
Sepulturas de amores son las ojeras, que van diciendo a voces dichas completas. Y amor no quiere, para ser duradero, satisfacerse. |
|||
El reló del cariño tiene una máquina que adelanta unas veces y otras atrasa. Y es fuerte cosa que no hay un relojero que la componga. |
|||
Que no se vea el humo y arda la casa. Yo no le cuento a nadie lo que me pasa. Me está pasando que hasta en sueños, chiquilla, te estoy llamando. |
|||
Dices que por mi causa temes perderte; pero, si yo te encuentro, ya no te pierdes. Que, en el cariño, el perderse y ganarse todo es lo mismo. |
|||
Es la chiquilla mía morena clara, como la Virgencita de la Esperanza. |
|||
Yo me acosté una noche tranquilo y sano, y amanecí loquito y enamorado. Que los amores y las enfermedades crecen de noche. |
|||
En cuestiones de amores saben los sabios que un clavo solamente saca otro clavo. Y un amor viejo solamente se cura con otro nuevo. |
|||
Amores calladitos son los más dulces, y los finos amantes nunca presumen. Porque no quieren dar a la gente parte de lo que tienen. |
|||
Mírame despacito, no te retires, ya que yo me conformo con que me mires. Dame la mano; mírame, serranilla, como a un hermano. |
|||
Te pregunté, serrana, si me querías, y tú me respondiste que no sabías. Y al estribillo, ahora te está pesando no haber sabido. |
|||
Tienes los ojos grandes; el talle, esbelto; la carita, de almendra, y el pie, pequeño. Finos los labios, y muy bonito todo lo que me callo. |
|||
De rubias y morenas siempre hay disputa; a mí me gustan todas cuando me gustan. En siendo buenas, las morenas, las rubias y las trigueñas. |
|||
Dicen que las ojeras llenan tu cara, y no es más que la sombra de tus pestañas. |
|||
El querer que te tuve no era mentira, y el que tú me tuviste verdad sería. Y ahora es lo cierto que ni tú a mí me quieres ni yo te quiero. |
|||
Una fiesta se hace con tres personas: uno baila, otro canta y el otro toca. Ya me olvidaba de los que dicen «¡Ole!», y tocan palmas. |
|||
Manuel Machado: Cante hondo (1912)
Versións:
Alfredo Arrebola: Yo prometí no verte (Romeras); Tríptico poético; 1999; Pista 20
Malizzia: El crujir del volante; El alma en verso; 2003; Pista 8
martes, 25 de septiembre de 2012
Cerca del agua te quiero llevar
Cerca del agua te quiero llevar
porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser.
Cerca del agua te quiero sentir
porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero, mujer,
ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar
que no se puede perder ni encontrar.
Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)
Versións:
Vicente Monera: Cerca del agua; www.musicaypoemas.com; 2009
Joan Manuel Serrat: Cerca del agua; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 7
Banda inaudita e Julián Páez: Cerca del agua; A la luna venidera; 2010; Pista 5
porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser.
Cerca del agua te quiero sentir
porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero, mujer,
ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar
que no se puede perder ni encontrar.
Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)
Versións:
Vicente Monera: Cerca del agua; www.musicaypoemas.com; 2009
Joan Manuel Serrat: Cerca del agua; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 7
Banda inaudita e Julián Páez: Cerca del agua; A la luna venidera; 2010; Pista 5
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Castigo
I
¡Yo te juré mi amor sobre una tumba,
sobre su mármol santo!
¿Sabes tú las cenizas que qué muerta
conjuré temerario?
¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol,
con la faz en el polvo y sollozantes
en el polvo besando?
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta,
mintiendo has profanado?
¡No lo quieras oir, que tus oidos
ya no son un santuario!
¡No lo quieras oir!... Como hay rituales
secretos y sagrados,
¡hay tan augustos nombres que no todos
son dignos de escucharlos!
II
Yo te di un corazón joven y justo...
¡por qué te lo habré dado!
¡Lo colmaste de besos, y una noche
te dió por deborarlo!
Y con ojos serenos... El verdugo,
que cumple su mandato,
¡solicita perdón de las criaturas
que inmolará en el tajo!
Tú le viste serena, indiferente,
gemir agonizando,
¡mientras su roja sangre enrojecía
tus mejillas de nardo!
Y tus ojos... ¡mis ojos de otro tiempo
que me temían tanto!...
¡ni una perla tuvieron, ni una sola:
eres de nieve y mármol!
III
¿Acaso el que me roba tus caricias
te habrá petrificado?
¿Acaso la ponzoña del Leteo
te inyectó a su contacto?
¿O pretendes probarme en los crisoles
de los celos amargos?,
¿y me vas a mostrar cuánto me quieres,
después, entre tus brazos?...
¡No se pruevan así, con ignominias,
con corazones hidalgos!
¡No se templa el acero damasquino
metiéndolo en el fango!
Yo te alcé en mis estrofas, sobre todas,
hasta rozar los astros:
¡tócale a mi venganza de poeta,
dejarte abandonada en el espacio!
Pedro Bonifacio Palacios: Poesías completas (1917)
Versións:
Alberto Cortez: Castigo; Versos escogidos de Almafuerte; 1989; Pista 8
¡Yo te juré mi amor sobre una tumba,
sobre su mármol santo!
¿Sabes tú las cenizas que qué muerta
conjuré temerario?
¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol,
con la faz en el polvo y sollozantes
en el polvo besando?
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta,
mintiendo has profanado?
¡No lo quieras oir, que tus oidos
ya no son un santuario!
¡No lo quieras oir!... Como hay rituales
secretos y sagrados,
¡hay tan augustos nombres que no todos
son dignos de escucharlos!
II
Yo te di un corazón joven y justo...
¡por qué te lo habré dado!
¡Lo colmaste de besos, y una noche
te dió por deborarlo!
Y con ojos serenos... El verdugo,
que cumple su mandato,
¡solicita perdón de las criaturas
que inmolará en el tajo!
Tú le viste serena, indiferente,
gemir agonizando,
¡mientras su roja sangre enrojecía
tus mejillas de nardo!
Y tus ojos... ¡mis ojos de otro tiempo
que me temían tanto!...
¡ni una perla tuvieron, ni una sola:
eres de nieve y mármol!
III
¿Acaso el que me roba tus caricias
te habrá petrificado?
¿Acaso la ponzoña del Leteo
te inyectó a su contacto?
¿O pretendes probarme en los crisoles
de los celos amargos?,
¿y me vas a mostrar cuánto me quieres,
después, entre tus brazos?...
¡No se pruevan así, con ignominias,
con corazones hidalgos!
¡No se templa el acero damasquino
metiéndolo en el fango!
Yo te alcé en mis estrofas, sobre todas,
hasta rozar los astros:
¡tócale a mi venganza de poeta,
dejarte abandonada en el espacio!
Pedro Bonifacio Palacios: Poesías completas (1917)
Versións:
Alberto Cortez: Castigo; Versos escogidos de Almafuerte; 1989; Pista 8
lunes, 24 de septiembre de 2012
Casida del sueño al aire libre
Flor de jazmín y toro degollado.
Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.
La niña finge un toro de jazmines
y el toro es un sangriento crepúsculo que brama.
Si el cielo fuera un niño pequeñito,
los jazmines tendrían mitad de noche oscura,
y el toro circo azul sin lidiadores,
y un corazón al pie de una columna.
Pero el cielo es un elefante,
y el jazmín es un agua sin sangre
y la niña es un ramo nocturno
por el inmenso pavimento oscuro.
Entre el jazmín y el toro
o garfios de marfil o gente dormida.
En el jazmín un elefante y nubes
y en el toro el esqueleto de la niña.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e José Menese: Casida del sueño al aire libre; Diván delTamarit; 1998; Casidas: Pista 5
Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.
La niña finge un toro de jazmines
y el toro es un sangriento crepúsculo que brama.
Si el cielo fuera un niño pequeñito,
los jazmines tendrían mitad de noche oscura,
y el toro circo azul sin lidiadores,
y un corazón al pie de una columna.
Pero el cielo es un elefante,
y el jazmín es un agua sin sangre
y la niña es un ramo nocturno
por el inmenso pavimento oscuro.
Entre el jazmín y el toro
o garfios de marfil o gente dormida.
En el jazmín un elefante y nubes
y en el toro el esqueleto de la niña.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e José Menese: Casida del sueño al aire libre; Diván delTamarit; 1998; Casidas: Pista 5
Casida del llanto
He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento
y no se oye otra cosa que el llanto.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e José Menese: Casida del llanto; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 2
porque no quiero oír el llanto
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento
y no se oye otra cosa que el llanto.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e José Menese: Casida del llanto; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 2
sábado, 22 de septiembre de 2012
Casida del herido por el agua
Quiero bajar al pozo
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡Ay qué furia de amor! ¡qué hiriente filo!
¡qué nocturno rumor! ¡qué muerte blanca!,
¡qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.
Quiero bajar al pozo
quiero morir mi muerte a bocanadas
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida del herido por el agua; Diván del Tamarit; 1998; Pista 1
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡Ay qué furia de amor! ¡qué hiriente filo!
¡qué nocturno rumor! ¡qué muerte blanca!,
¡qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.
Quiero bajar al pozo
quiero morir mi muerte a bocanadas
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida del herido por el agua; Diván del Tamarit; 1998; Pista 1
viernes, 21 de septiembre de 2012
Branquias quisiera tener
Branquias quisiera tener,
porque me quiero casar.
Mi novia vive en el mar
y nunca la puedo ver.
Madruguera, plantadora,
allá en los valles salinos.
!Novia mía, labradora
de los huertos submarinos!
!Yo nunca te podré ver
jardinera en tus jardines
albos del amanecer!
Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)
Versións:
Calixto Sánchez: Alegrías*; De la lírica al cante; 1996; Pista 1
Alfredo Arrebola: Mi novia vive en el mar (Verdiales); Tríptico poético; 1999; Pista 10
*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida dunha copla do propio intérprete e seguida polo poema Cantaora, da obra de Manuel Machado: Sevilla, do ano 1920.]
porque me quiero casar.
Mi novia vive en el mar
y nunca la puedo ver.
Madruguera, plantadora,
allá en los valles salinos.
!Novia mía, labradora
de los huertos submarinos!
!Yo nunca te podré ver
jardinera en tus jardines
albos del amanecer!
Rafael Alberti: Marinero en tierra (1925)
Versións:
Calixto Sánchez: Alegrías*; De la lírica al cante; 1996; Pista 1
Alfredo Arrebola: Mi novia vive en el mar (Verdiales); Tríptico poético; 1999; Pista 10
*[A versión musical de Calixto Sánchez está precedida dunha copla do propio intérprete e seguida polo poema Cantaora, da obra de Manuel Machado: Sevilla, do ano 1920.]
Casida de los ramos
Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor apaga los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.
Pero los ramos son alegres,
pero los ramos son como nosotros.
No piensan en la lluvia y se han dormido,
como si fueran árboles, de pronto.
Sentados con el agua en las rodillas
dos valles aguardaban al Otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.
Por las arboledas del Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de los ramos; Luna de Abril; 1988; Pista 3
Carlos Cano: Casida de los ramos; Lo mejor de Carlos Cano; 1995; Pista 5
(Reedición da versión do disco Luna de Abril do ano 1988)
Carlos Cano: Casida de los ramos; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 3
Carlos Cano: Casida de los ramos; Mis 30 grandes canciones; 2001; CD 1; Pista 6
(Reedición da versión do disco Luna de Abril do ano 1988)
Enrique Moratalla: Casida de los ramos; Diván del tamarit; 2007; Pista 6
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor apaga los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.
Pero los ramos son alegres,
pero los ramos son como nosotros.
No piensan en la lluvia y se han dormido,
como si fueran árboles, de pronto.
Sentados con el agua en las rodillas
dos valles aguardaban al Otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.
Por las arboledas del Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de los ramos; Luna de Abril; 1988; Pista 3
Carlos Cano: Casida de los ramos; Lo mejor de Carlos Cano; 1995; Pista 5
(Reedición da versión do disco Luna de Abril do ano 1988)
Carlos Cano: Casida de los ramos; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 3
Carlos Cano: Casida de los ramos; Mis 30 grandes canciones; 2001; CD 1; Pista 6
(Reedición da versión do disco Luna de Abril do ano 1988)
Enrique Moratalla: Casida de los ramos; Diván del tamarit; 2007; Pista 6
jueves, 20 de septiembre de 2012
Casida de las palomas oscuras
A Claudio Guillén
Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
«Vecinita», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra por la cintura
vi dos águilas de nieve
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
«Aguilitas», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas desnudas.
La una era la otra
y las dos eran ninguna.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit* (1940)
Versións:
Paco Ibáñez: Casida de las palomas oscuras; Paco Ibáñez 1; 1964; Pista 4
Isabel Parra: Por las ramas del laurel; Isabel Parra, Vol.2; 1968; Pista 3
Dina Rot: Casida de las palomas oscuras; Canta, simplemente...; 1969; Cara A, Corte 2
Carlos Cano: Casida de las palomas oscuras; Crónicas granadinas; 1979; Pista 3
Jarcha: Casida de las palomas oscuras; A la memoria de Federico García Lorca; 1984; Pista 6
Camarón: Casida de las palomas oscuras; Soy gitano; 1989; Pista 2
Camarón: Casida de las palomas oscuras (Alegrías); Autorretrato; 1990; Pista 18
(Reedición da versión do disco Soy gitano do ano 1989)
Camarón: Casida de las palomas oscuras; Los gitanos cantan a Federico García Lorca, Vol.1; 1994; Pista 7
(Reedición da versión do disco Soy gitano do ano 1989)
Carlos Cano: Casida de las palomas oscuras; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 9
Marta Gómez: Casida de las palomas oscuras; El corazon y el sombrero; 2011; Pista 6
Atilio y Los Alimonados: Casida de las palomas oscuras; Atilio y Los Alimonados cantan Lorca; 2013; Pista 5
*[Este poema aparece por vez primeira co título de Canción na obra de Federico García Lorca: Primeras canciones, do ano 1922, con algunhas variacións sobre o texto definitivo:
Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
Vecinitas, les dije,
¿dónde está mi sepultura?
En mi cola, dijo el sol.
En mi garganta, dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra a la cintura
vi dos águilas de mármol
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
Aguilitas, les dije,
¿dónde está mi sepultura?
En mi cola, dijo el sol.
En mi garganta, dijo la luna.
Por las ramas del cerezo
vi dos palomas desnudas,
la una era la otra
y las dos eran ninguna.]
Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
«Vecinita», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra por la cintura
vi dos águilas de nieve
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
«Aguilitas», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas desnudas.
La una era la otra
y las dos eran ninguna.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit* (1940)
Versións:
Paco Ibáñez: Casida de las palomas oscuras; Paco Ibáñez 1; 1964; Pista 4
Isabel Parra: Por las ramas del laurel; Isabel Parra, Vol.2; 1968; Pista 3
Dina Rot: Casida de las palomas oscuras; Canta, simplemente...; 1969; Cara A, Corte 2
Carlos Cano: Casida de las palomas oscuras; Crónicas granadinas; 1979; Pista 3
Jarcha: Casida de las palomas oscuras; A la memoria de Federico García Lorca; 1984; Pista 6
Camarón: Casida de las palomas oscuras; Soy gitano; 1989; Pista 2
Camarón: Casida de las palomas oscuras (Alegrías); Autorretrato; 1990; Pista 18
(Reedición da versión do disco Soy gitano do ano 1989)
Camarón: Casida de las palomas oscuras; Los gitanos cantan a Federico García Lorca, Vol.1; 1994; Pista 7
(Reedición da versión do disco Soy gitano do ano 1989)
Carlos Cano: Casida de las palomas oscuras; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 9
Marta Gómez: Casida de las palomas oscuras; El corazon y el sombrero; 2011; Pista 6
Atilio y Los Alimonados: Casida de las palomas oscuras; Atilio y Los Alimonados cantan Lorca; 2013; Pista 5
*[Este poema aparece por vez primeira co título de Canción na obra de Federico García Lorca: Primeras canciones, do ano 1922, con algunhas variacións sobre o texto definitivo:
Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
Vecinitas, les dije,
¿dónde está mi sepultura?
En mi cola, dijo el sol.
En mi garganta, dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra a la cintura
vi dos águilas de mármol
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
Aguilitas, les dije,
¿dónde está mi sepultura?
En mi cola, dijo el sol.
En mi garganta, dijo la luna.
Por las ramas del cerezo
vi dos palomas desnudas,
la una era la otra
y las dos eran ninguna.]
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Jarcha
,
Marta Gómez
,
Paco Ibáñez
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Casida de la rosa
La rosa
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la rosa; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 7
Chavela Vargas: Casida de la rosa - La rosa; La luna grande. Homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca; 2012; Pista 10
Atilio y Los Alimonados: Casida de la rosa; Atilio y Los Alimonados cantan Lorca; 2013; Pista 8
no buscaba la aurora:
Casi eterna en su ramo
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba ni ciencia ni sombra:
Confín de carne y sueño
buscaba otra cosa.
La rosa
no buscaba la rosa:
Inmóvil por el cielo
¡buscaba otra cosa!
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la rosa; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 7
Chavela Vargas: Casida de la rosa - La rosa; La luna grande. Homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca; 2012; Pista 10
Atilio y Los Alimonados: Casida de la rosa; Atilio y Los Alimonados cantan Lorca; 2013; Pista 8
Casida de la mujer tendida
Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.
Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e Santiago Auserón: Casida de la mujer tendida; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 4
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.
Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano e Santiago Auserón: Casida de la mujer tendida; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 4
Casida de la muchacha dorada
La muchacha dorada
se bañaba en el agua
y el agua se doraba.
Las algas y las ramas
en sombra la asombraban
y el ruiseñor cantaba
por la muchacha blanca.
Vino la noche clara,
turbia de plata mata,
con peladas montañas
bajo la brisa parda.
La muchacha mojada
era blanca en el agua,
y el agua, llamarada.
Vino el alba sin mancha,
con mil caras de vaca,
yerta y amortajada
con heladas guirnaldas.
La muchacha de lágrimas
se bañaba entre llamas,
y el ruiseñor lloraba
con las alas quemadas.
La muchacha dorada
era una blanca garza
y el agua la doraba.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la muchacha dorada; Crónicas granadinas; 1979; Pista 2
Carlos Cano: Casida de la muchacha dorada; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 8
se bañaba en el agua
y el agua se doraba.
Las algas y las ramas
en sombra la asombraban
y el ruiseñor cantaba
por la muchacha blanca.
Vino la noche clara,
turbia de plata mata,
con peladas montañas
bajo la brisa parda.
La muchacha mojada
era blanca en el agua,
y el agua, llamarada.
Vino el alba sin mancha,
con mil caras de vaca,
yerta y amortajada
con heladas guirnaldas.
La muchacha de lágrimas
se bañaba entre llamas,
y el ruiseñor lloraba
con las alas quemadas.
La muchacha dorada
era una blanca garza
y el agua la doraba.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la muchacha dorada; Crónicas granadinas; 1979; Pista 2
Carlos Cano: Casida de la muchacha dorada; Diván del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 8
viernes, 14 de septiembre de 2012
Casida de la mano imposible
Yo no quiero más que una mano;
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano
aunque pase mil noches sin lecho.
Sería un pálido lirio de cal.
Sería una paloma amarrada a mi corazón.
Sería el guardián que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.
Yo no quiero más que esa mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.
Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la mano imposible; Divan del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 6
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano
aunque pase mil noches sin lecho.
Sería un pálido lirio de cal.
Sería una paloma amarrada a mi corazón.
Sería el guardián que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.
Yo no quiero más que esa mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía.
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.
Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya. Astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.
Federico García Lorca: Diván del Tamarit (1940)
Versións:
Carlos Cano: Casida de la mano imposible; Divan del Tamarit; 1998; Casidas: Pista 6
Carta de recomendación
(Al Señor Propietario del Universo)
Señor: En breve llegará a tu cielo
una tímida y dulce viejecita,
los lirios de los años floreciendo en su pelo
y el rostro sonreído como una margarita.
Es la más hacendosa en la colmena,
donde por todos se ha sacrificado,
y es tan buena, tan buena...;
tal como el pan que a todos nos ha dado.
En tu casa, Señor, con su plumero
y su invariable pulcritud a tono,
sacudirá ese polvo de lucero
que cubre el mobiliario de tu trono.
Le dará cuerda al Tiempo; traerá flores
de tu jardín y frutos de tu viña,
y pintará de fresco los colores
del arco iris cuando se destiña.
Pulirá los metales de la luna;
limpiará los fanales que tiene tu palacio,
y tenderá a secar, una tras una,
los holandas de nieve en el espacio.
Les cambiará la mecha a los faroles
de la Vía, y asiendo sus peinetas,
trenzará las melenas de los soles
y la rebelde crin de los cometas.
Tú te, de flor de algún celeste tilo
te hará en noches de invierno cuando nieva;
y el tiempo de vendimia, pondrá un filo
a al hoz de argento de la luna nueva.
Zurcira desgarrones
en la túnica de los searfines,
y traerá las esponjas y jabones
a la hora de bañar los querubines.
Te bordará en la almohada del nimbo más mullido
con una ebra de sol tus iniciales,
para que te eches cuando estés rendido
por tus preocupaciones inmortales.
Así ha sido acá abajo; nunca escasa
de sí misma en el bien de dicha ajena;
es la más abnegada de la casa
y es la más hacendosa en la colmena.
Y así será allá arriba: en lo que pueda
hacer por otros no andará remisa.
Ponla a sueldo, Señor, de una moneda:
ésa llena de luz de tu sonrisa.
Su bien, cual su limpieza, penetra los recodos
más ocultos del alma y la memoria;
solear, mullir el bienestar de todos,
es lo que ella ha tenido como gloria.
Si recorriendo un día tu reinado
sorprendes en su cara la fatiga
y ella te dice que no se ha cansado,
¡no le creas, Señor, lo que te diga!
José Antonio Dávila: Poemas Post-rafaelíticos. Vendimia (1939)
Versións:
Alberto Cortez e David Ortiz Anglero: Carta de Recomendación* / Ella no dice nada; Madres; 2000; Pista 2
*[A versión musical comeza co recitativo do poema de Dávila, na voz de Ortiz Anglero e, remata coa interpretación da canción de Facundo Cabral: Ella no dice nada, na voz de Alberto Cortez).]
Señor: En breve llegará a tu cielo
una tímida y dulce viejecita,
los lirios de los años floreciendo en su pelo
y el rostro sonreído como una margarita.
Es la más hacendosa en la colmena,
donde por todos se ha sacrificado,
y es tan buena, tan buena...;
tal como el pan que a todos nos ha dado.
En tu casa, Señor, con su plumero
y su invariable pulcritud a tono,
sacudirá ese polvo de lucero
que cubre el mobiliario de tu trono.
Le dará cuerda al Tiempo; traerá flores
de tu jardín y frutos de tu viña,
y pintará de fresco los colores
del arco iris cuando se destiña.
Pulirá los metales de la luna;
limpiará los fanales que tiene tu palacio,
y tenderá a secar, una tras una,
los holandas de nieve en el espacio.
Les cambiará la mecha a los faroles
de la Vía, y asiendo sus peinetas,
trenzará las melenas de los soles
y la rebelde crin de los cometas.
Tú te, de flor de algún celeste tilo
te hará en noches de invierno cuando nieva;
y el tiempo de vendimia, pondrá un filo
a al hoz de argento de la luna nueva.
Zurcira desgarrones
en la túnica de los searfines,
y traerá las esponjas y jabones
a la hora de bañar los querubines.
Te bordará en la almohada del nimbo más mullido
con una ebra de sol tus iniciales,
para que te eches cuando estés rendido
por tus preocupaciones inmortales.
Así ha sido acá abajo; nunca escasa
de sí misma en el bien de dicha ajena;
es la más abnegada de la casa
y es la más hacendosa en la colmena.
Y así será allá arriba: en lo que pueda
hacer por otros no andará remisa.
Ponla a sueldo, Señor, de una moneda:
ésa llena de luz de tu sonrisa.
Su bien, cual su limpieza, penetra los recodos
más ocultos del alma y la memoria;
solear, mullir el bienestar de todos,
es lo que ella ha tenido como gloria.
Si recorriendo un día tu reinado
sorprendes en su cara la fatiga
y ella te dice que no se ha cansado,
¡no le creas, Señor, lo que te diga!
José Antonio Dávila: Poemas Post-rafaelíticos. Vendimia (1939)
Versións:
Alberto Cortez e David Ortiz Anglero: Carta de Recomendación* / Ella no dice nada; Madres; 2000; Pista 2
*[A versión musical comeza co recitativo do poema de Dávila, na voz de Ortiz Anglero e, remata coa interpretación da canción de Facundo Cabral: Ella no dice nada, na voz de Alberto Cortez).]
Canto de esperanza
Mil quinientos veintiuno
Y en abril para mas señas,
En Villalar ajustician
quienes justicia pidieran.
¡Malditos sean aquellos
Que firmaron la sentencia!
¡Malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
Al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra!
Desde entonces ya Castilla
No se ha vuelto a levantar
En manos de rey bastardo
O de regente falaz,
Siempre añorando una Junta,
O esperando un capitán.
Quién sabe si las cigüeñas
Han de volver por San Blas,
Si las heladas de Marzo
Los brotes se han de llevar,
Si las llamas comuneras
Otra vez crepitarán.
Cuánto mas vieja la yesca
Más fácil se prenderá
Cuanto mas vieja la yesca
Y más duro el pedernal.
Si los pinares ardieron
Aún nos queda el encinar
Luis López Álvarez: Los Comuneros (1972)
Versións:
Nuevo Mester de Juglaría: Castilla: Canto de esperanza; Los Comuneros; 1976; Pista 11
Lujuria: Canto de esperanza; Y la yesca arderá; 2006; Pista 12
Y en abril para mas señas,
En Villalar ajustician
quienes justicia pidieran.
¡Malditos sean aquellos
Que firmaron la sentencia!
¡Malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
Al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra!
Desde entonces ya Castilla
No se ha vuelto a levantar
En manos de rey bastardo
O de regente falaz,
Siempre añorando una Junta,
O esperando un capitán.
Quién sabe si las cigüeñas
Han de volver por San Blas,
Si las heladas de Marzo
Los brotes se han de llevar,
Si las llamas comuneras
Otra vez crepitarán.
Cuánto mas vieja la yesca
Más fácil se prenderá
Cuanto mas vieja la yesca
Y más duro el pedernal.
Si los pinares ardieron
Aún nos queda el encinar
Luis López Álvarez: Los Comuneros (1972)
Versións:
Nuevo Mester de Juglaría: Castilla: Canto de esperanza; Los Comuneros; 1976; Pista 11
Lujuria: Canto de esperanza; Y la yesca arderá; 2006; Pista 12
martes, 11 de septiembre de 2012
Cantiga do neno da tenda
Bos Aires ten unha gaita
sobro do Río da Prata,
que a toca o vento do norde
coa súa gris boca mollada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Aló, na rúa Esmeralda,
basoira que te basoira
polvo d´estantes e caixas.
Ao longo das rúas infindas
os galegos paseiaban
soñando un val imposibel
na verde riba da pampa.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Sinteu a muiñeira d'agoa
mentras sete bois de lúa
pacían na súa lembranza.
Foise pra veira do río,
veira do Río da Prata.
Sauces e cabalos múos
creban o vidro das ágoas.
Non atopou o xemido
malencónico da gaita,
non víu o imenso gaiteiro
coa boca frolida d'alas;
triste Ramón de Sismundi,
veira do Río da Prata,
víu na tarde amortecida
bermello muro de lama.
Federico García Lorca: Seis poemas galegos (1935)
Versións:
Xoán Rubia: Cantiga do neno da tenda; Xoan Rubia; 1969; Pista 4
Xoán Rubia: Cantiga do neno da tenda; Lembranzas; 1977; Pista 7
Claudina e Alberto Gambino: Cantiga do neno da tenda; Danza na lúa; 1986; Pista 6
Cristina Fernández: Cantiga do neno da tenda; Raigames; 1998; Pista 15
Astarot: Cantiga do neno da tenda; Longa noite de pedra; 2005; Pista 3
Luar na lubre: Cantiga do neno da tenda; Saudade; 2005; Pista 3
Uxía Senlle e Narf: Cantiga do neno da tenda; Baladas da Galicia imaxinaria; 2015; Pista 3
sobro do Río da Prata,
que a toca o vento do norde
coa súa gris boca mollada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Aló, na rúa Esmeralda,
basoira que te basoira
polvo d´estantes e caixas.
Ao longo das rúas infindas
os galegos paseiaban
soñando un val imposibel
na verde riba da pampa.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Sinteu a muiñeira d'agoa
mentras sete bois de lúa
pacían na súa lembranza.
Foise pra veira do río,
veira do Río da Prata.
Sauces e cabalos múos
creban o vidro das ágoas.
Non atopou o xemido
malencónico da gaita,
non víu o imenso gaiteiro
coa boca frolida d'alas;
triste Ramón de Sismundi,
veira do Río da Prata,
víu na tarde amortecida
bermello muro de lama.
Federico García Lorca: Seis poemas galegos (1935)
Versións:
Xoán Rubia: Cantiga do neno da tenda; Xoan Rubia; 1969; Pista 4
Xoán Rubia: Cantiga do neno da tenda; Lembranzas; 1977; Pista 7
Claudina e Alberto Gambino: Cantiga do neno da tenda; Danza na lúa; 1986; Pista 6
Cristina Fernández: Cantiga do neno da tenda; Raigames; 1998; Pista 15
Astarot: Cantiga do neno da tenda; Longa noite de pedra; 2005; Pista 3
Luar na lubre: Cantiga do neno da tenda; Saudade; 2005; Pista 3
Uxía Senlle e Narf: Cantiga do neno da tenda; Baladas da Galicia imaxinaria; 2015; Pista 3
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lunes, 10 de septiembre de 2012
Cante jondo
Cante jondo, cante jondo,
Un ay se aleja y se esconde.
Con el alma le respondo:
¿Adónde vas, ay, adónde?
La voz a campo traviesa
De lamentarse no cesa,
Que el mundo no es ya redondo.
¡Ay! Por un campo nunca verde
Un ay se quiebra, se pierde.
Cante jondo, cante jondo.
Jorge Guillén: Cántico (1950)
Versións:
Alfredo Arrebola: Cante jondo; Luna del 27 “En cante jondo”; 1998; Pista 9
Un ay se aleja y se esconde.
Con el alma le respondo:
¿Adónde vas, ay, adónde?
La voz a campo traviesa
De lamentarse no cesa,
Que el mundo no es ya redondo.
¡Ay! Por un campo nunca verde
Un ay se quiebra, se pierde.
Cante jondo, cante jondo.
Jorge Guillén: Cántico (1950)
Versións:
Alfredo Arrebola: Cante jondo; Luna del 27 “En cante jondo”; 1998; Pista 9
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