Desde el fondo del volcán ardían los yunques,
esperan, suspiran, cruzados brazos,
alguna vez bostezan,
aburridos gimen cuando la noche arroja
al fuego los fantasmas diurnos,
aman, se desesperan,
rezan los más viejos por el fin del exilio infernal.
Apenas un llanto de niño
canta por el aguacolonia de un mar celeste de sol imposible
hasta el momento supremo del exterminio.
El elegido se prepara,
pañuelo rojo al cuello, su mirada
toma un dengue carbón de fragua.
Está la corte alrededor,
cada lugar y caracol en sitio señalado para el rito.
No hay tiempo que perder.
La capitana da la voz que el águila eleva
y lleva a la condena del conjuro,
los ojos que por doquier se entienden,
las manos que los abismos rozan,
los pies de Antonio zapateando el polvo.
Algo como un incendio se propaga
cuando el grito de las gitanas viejas
de los cuatro puntos cardinales de la tierra
pide socorro al todopoderoso
señor de la zambra y el maleficio.
Pero la danza terrible del elegido continúa.
Juan de Loxa: Las aventuras de los… (1971)
Versións:
Aguaviva: Ardían los yunques; Poetas andaluces de ahora; 1975; Pista 12
No hay comentarios :
Publicar un comentario