Besarse, mujer,
al sol, es besarnos
en toda la vida.
Ascienden los labios
eléctricamente
vibrantes de rayos,
con todo el fulgor
de un sol entre cuatro.
Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.
Descienden los labios
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
la sangre de arriba
la sangre de abajo,*
gastada y helada
y en cuatro pedazos.
Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)
Versións:
Banda Inaudita e Julián Páez: Besarse mujer; A la luna venidera; 2010; Pista 2
*[Estes dous versos non aparecen en algunhas versións deste poema]
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