de la mañana. Brilla el sol en los vasos.
Almuerzo en el pequeño restaurante,
un día de trabajo.
Callamos casi todos. Alguien habla en voz vaga
-y son conversaciones con la especial tristeza
de las cosas que siempre suceden
y que no acaban nunca, o acaban en desgracia.
Yo pienso que a estas horas amanece en la Ciénaga,
que todo está indeciso, que no cesa el combate,
y busco en las noticias un poco de esperanza
que no venga de Miami.
Oh Cuba en el veloz amanecer del trópico,
cuando el sol no calienta y está el aire claro:
que tu tierra dé tanques y que tu cielo roto
sea gris de las alas de tus aeroplanos!
Contigo están las gentes de la caña de azúcar,
el hombre del tranvía, los de los restaurantes,
y todos cuantos hoy buscamos en el mundo
un poco de esperanza que no venga de Miami.
Jaime Gil de Biedma: Moralidades (1966)
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