miércoles, 1 de julio de 2015

Balada del antiguo amor

    La canción me brota en todo lugar: fluye como cándida rosa del rosal, como fuente clara de su manantial. Nunca, nunca, nunca te podré olvidar.

    Siguiendo tu huella me pierdo en el mar. Las olas arrullan y encienden mi afán. Tus manos, en ellas, llamándome están. Nunca, nunca, nunca te podré olvidar.

    Sombra de tu sombra que nunca verás, sin que tú lo sepas, a tu lado irá, bebiendo de tu rosado panal, tejiéndote alfombra fresca y musical, dándote su humilde rocío cordial como un sorbo prístino de aire elemental. Nunca, nunca, nunca te podré olvidar.

    La palabra se hace por ti de cristal, y el eco florece puro y matinal por besar tu aliento que viene del mar. Disuelto en el eco te salgo a encontrar. Nunca, nunca, nunca te podré olvidar.

    Rompiste mi vida sonriendo, quizá, como arranca el niño rosas al rosal, como hieren alas que quiere volar. Y yo nunca, nunca, te podré olvidar.

Roberto Meza Fuentes: Palabras de amor (1933)

Versións:
Eduardo Peralta: Balada del antiguo amor; XXI poetas chilenos; 2009; Pista 8



*[Queremos expresar o noso agradecemento a Jimena Rosenkranz, da Biblioteca Nacional de Chile, por faciliarnos copia do texto da obra orixinal.]

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