Os fillos escuros
do chan polvorento,
de rostro mourisco;
os fillos do vento,
os sempre envexosos
dos galegos feitos…
borraran os fastos
dos fortes galegos.
Os feitos borraran
dos fillos egrexios,
dos fillos dos celtas
de intrépidos peitos;
de envexa movidos
borraron os feitos,
mais non borraron os fastos
dos fortes galegos.
Varreran os límites
do pobo galego,
dos fillos de Luso
os lazos rompendo,
borraran os nomes
dos pátridos eidos…
Mais non borraron a fala,
mais non borraron o xenio,
mais non borraron o esprito
dos fortes galegos.
Eduardo Pondal: Poesías inéditas* (1935)
Versións:
Xocaloma: Os fastos; Soio un sono; 1979; Cara B, Corte 5
*[Real Academia Galega: Poesías inéditas de Eduardo Pondal; Queixumes dos pinos (2ª edición); A Coruña; 1935.]
martes, 30 de enero de 2018
lunes, 29 de enero de 2018
Noivado IV
Noite azul de silencio
esquina de sí mesma
ouvida polas amables
galerías da lúa.
Ninguén pensa a lonxana
malencolía morna
dos espellos de loito
dos teus ollos primeiros.
Creciches como donda
anguria de vidrados
aramio sin resposta
do teu sexo solícito.
De unha luz naufragada
entre roseiras verdes
fixeche quince anos.
—Un abano con paxaros.
A noite que non desce
vóltate a nós agora
coma ponte sin río
ou fiestra en terra firme.
Unha estampa de sono
a tua fábula afoga
núos os teus cabelos
de antiga noiva nova.
Álvaro Cunqueiro: Poemas do si e non (1933)
Versións:
César Morán: Noivado IV; Haberá primavera; 2011; Pista 9
esquina de sí mesma
ouvida polas amables
galerías da lúa.
Ninguén pensa a lonxana
malencolía morna
dos espellos de loito
dos teus ollos primeiros.
Creciches como donda
anguria de vidrados
aramio sin resposta
do teu sexo solícito.
De unha luz naufragada
entre roseiras verdes
fixeche quince anos.
—Un abano con paxaros.
A noite que non desce
vóltate a nós agora
coma ponte sin río
ou fiestra en terra firme.
Unha estampa de sono
a tua fábula afoga
núos os teus cabelos
de antiga noiva nova.
Álvaro Cunqueiro: Poemas do si e non (1933)
Versións:
César Morán: Noivado IV; Haberá primavera; 2011; Pista 9
jueves, 25 de enero de 2018
Oración por mi enemigo
Tonada 53
El enemigo es breve como un siglo,
algo más que un colmillo, menos que una araucaria,
suele esperar afuera, repta detrás del viento,
puede herir a mi hermano si se demora el alba.
El enemigo es breve, pero puede hacer daño:
cortar un gajo ahora, envenenar mi canto,
puede hacer que me nazcan cuchillos de los dientes
y buscarme la boca para luego acusarme.
El enemigo sabe que no tengo parientes
ni blasón en la puerta ni abuelos magistrados,
puede urdir que soy vago y mal entretenido
y mostrar las hilachas de mis antepasados.
Puede, como ha podido todo este breve tiempo,
pasar gato por liebre y comerse el venado
mientras la buena gente me mira a la intemperie
y en tanto se persigna me da vuelta la cara.
Es un Goliath de hierro el enemigo mío:
gigantesco, electrónico, atómico, blindado,
pero es breve, epidérmico, aéreo bullanguero
y olvida entre su estrépito que yo vengo de abajo,
que soy un sacerdote del aire y la madera
y que escribí la biblia entre el dolor y el fango;
que no hay flor en la tierra que no me considere
no digo el jardinero, pero digo su hermano;
que el cereal, el último cereal que nos quede,
lleva en su piel, ardiendo, el calor de mis manos
y que el pan que se come cuando muerde la espiga
le filtra en la saliva el sabor de mi sangre.
El enemigo es loco y breve como un siglo.
Imagina que Cristo es un hombre y tres clavos
y porque nunca supo cuánto dura un rebelde
bebe su hiel y eructa hacia las navidades,
oficia fríos rezos en la misa del oro,
gatilla las tinieblas, bombardea arrozales,
tiene un perro, una amante y dos sicoanalistas
que le amansan la muerte dos veces por semana
y él, que nunca me ha visto ni por fotografías,
cree que ando en su sombra y soy una navaja.
De noche, cuando cae a la estepa del sueño,
cuando lo desenchufan sus enchufados amos,
transpira, grita, salta y enrosca su culebra
igual que una culebra herida por el rayo.
Nadie puede con él dormido ni despierto
ni bonachón ni alegre ni triste ni nostálgico:
ha sido condenado a llevarse a sí mismo
y quién puede impedir que esté solo de a ratos?
Yo que siento y consiento la piedad por la vida,
que amo desde hace siglos la salud de los árboles,
pienso que él debería regresar al origen
y aprender con la flor los rituales del agua.
Pero quién lo desnuda como en un nacimiento?
Quién le olvida la sombra, los crímenes, el cáncer?
Cómo lo llevo herido a un sitio campesino
y digo: pan o hierba, sin que la vida estalle?
Y acaso, digo acaso porque todo es posible,
él puede en lo profundo volver a la inocencia?
puede mirar a un ciervo porque sólo es de música
y no matar su leve sinfonía en el aire?
Él que no entiende nada que no sea de acero,
de dólar consistente, de exacto porcentaje,
soportará sin riesgo adentro de su pecho
el enorme estallido del amor en su sangre?
esas detonaciones de los niños en ronda?
la madre que los llama con la torcaz y el álamo?
No sacará el revólver cuando vea la vida
frágil como la lluvia, desnuda como un cántaro?
No empezará de nuevo este torpe asesino
a jugar al guerrero y a comerse el venado?
Yo sé que mi enemigo es breve como un siglo,
un colmillo en cenizas, menos que una araucaria,
hay pueblos que lo asedian delante de los vientos
y ya no tienen tiempo para esperar el alba.
Pobre de mi enemigo, tan breve en su masacre!
Aquí, al pie de los vientos, digo: que en paz descanse.
Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)
Versións:
Armando Tejada Gómez: Oración por mi enemigo; Poeta de la legua; 1959; Cara B, Corte 17
Armando Tejada Gómez: Oración por mi enemigo; Vigencia; 2005; CD1: Su palabra; Pista 18
(Recitativo semellante ao do disco Poeta de la legua, do ano 1959.)
*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]
El enemigo es breve como un siglo,
algo más que un colmillo, menos que una araucaria,
suele esperar afuera, repta detrás del viento,
puede herir a mi hermano si se demora el alba.
El enemigo es breve, pero puede hacer daño:
cortar un gajo ahora, envenenar mi canto,
puede hacer que me nazcan cuchillos de los dientes
y buscarme la boca para luego acusarme.
El enemigo sabe que no tengo parientes
ni blasón en la puerta ni abuelos magistrados,
puede urdir que soy vago y mal entretenido
y mostrar las hilachas de mis antepasados.
Puede, como ha podido todo este breve tiempo,
pasar gato por liebre y comerse el venado
mientras la buena gente me mira a la intemperie
y en tanto se persigna me da vuelta la cara.
Es un Goliath de hierro el enemigo mío:
gigantesco, electrónico, atómico, blindado,
pero es breve, epidérmico, aéreo bullanguero
y olvida entre su estrépito que yo vengo de abajo,
que soy un sacerdote del aire y la madera
y que escribí la biblia entre el dolor y el fango;
que no hay flor en la tierra que no me considere
no digo el jardinero, pero digo su hermano;
que el cereal, el último cereal que nos quede,
lleva en su piel, ardiendo, el calor de mis manos
y que el pan que se come cuando muerde la espiga
le filtra en la saliva el sabor de mi sangre.
El enemigo es loco y breve como un siglo.
Imagina que Cristo es un hombre y tres clavos
y porque nunca supo cuánto dura un rebelde
bebe su hiel y eructa hacia las navidades,
oficia fríos rezos en la misa del oro,
gatilla las tinieblas, bombardea arrozales,
tiene un perro, una amante y dos sicoanalistas
que le amansan la muerte dos veces por semana
y él, que nunca me ha visto ni por fotografías,
cree que ando en su sombra y soy una navaja.
De noche, cuando cae a la estepa del sueño,
cuando lo desenchufan sus enchufados amos,
transpira, grita, salta y enrosca su culebra
igual que una culebra herida por el rayo.
Nadie puede con él dormido ni despierto
ni bonachón ni alegre ni triste ni nostálgico:
ha sido condenado a llevarse a sí mismo
y quién puede impedir que esté solo de a ratos?
Yo que siento y consiento la piedad por la vida,
que amo desde hace siglos la salud de los árboles,
pienso que él debería regresar al origen
y aprender con la flor los rituales del agua.
Pero quién lo desnuda como en un nacimiento?
Quién le olvida la sombra, los crímenes, el cáncer?
Cómo lo llevo herido a un sitio campesino
y digo: pan o hierba, sin que la vida estalle?
Y acaso, digo acaso porque todo es posible,
él puede en lo profundo volver a la inocencia?
puede mirar a un ciervo porque sólo es de música
y no matar su leve sinfonía en el aire?
Él que no entiende nada que no sea de acero,
de dólar consistente, de exacto porcentaje,
soportará sin riesgo adentro de su pecho
el enorme estallido del amor en su sangre?
esas detonaciones de los niños en ronda?
la madre que los llama con la torcaz y el álamo?
No sacará el revólver cuando vea la vida
frágil como la lluvia, desnuda como un cántaro?
No empezará de nuevo este torpe asesino
a jugar al guerrero y a comerse el venado?
Yo sé que mi enemigo es breve como un siglo,
un colmillo en cenizas, menos que una araucaria,
hay pueblos que lo asedian delante de los vientos
y ya no tienen tiempo para esperar el alba.
Pobre de mi enemigo, tan breve en su masacre!
Aquí, al pie de los vientos, digo: que en paz descanse.
Armando Tejada Gómez: Tonadas para usar (1968)
Versións:
Armando Tejada Gómez: Oración por mi enemigo; Poeta de la legua; 1959; Cara B, Corte 17
Armando Tejada Gómez: Oración por mi enemigo; Vigencia; 2005; CD1: Su palabra; Pista 18
(Recitativo semellante ao do disco Poeta de la legua, do ano 1959.)
*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior etiquetouse a Armando Tejada Gómez, intérprete, como Tejada. Respetamos a etiqueta anterior para evitar duplicidades.]
miércoles, 24 de enero de 2018
Noiturnio IX
RONSEL DA MORTE
…apenas miudas verbas pra arumarte
baixo o chío de luz dos astros mortos.—
—¡Toma un feixe de lirios sideraes
pra que acendas no camiño longo.—
Entr’o ceo i-a terra, no feitizo
da noite pura, pol-os vieiros craros
que deixe teu vagar estrelecido,
ei-te seguir por un ronsel de pranto.
Esparexidos karmas e recordos,
nun presente afundidos, sin denantes,
ni-a inmaterialidade dos ensonos
que nos lembren as rosas do teu sangue!
En pô de luar meu corpo trasmutado
seguirá teu ronsel pol-amplo azul,
i-o pousar sobr-os teus, meus labios xeados,
os sete ceos desfaranse en luz.
Sant-Yago - 1926
Eduardo Blanco Amor: Nocturnos. Romances Galegos* (1928)
Versións:
2naFronteira: Noiturnio IX; Sons de Nós; 2015; Pista 1
*[Publicado orixinalmente na revista Nós, nº 33, setembro de 1926. Na obra Romances Galegos do ano 1928 aparece inxerida no capítulo: Nocturnos, baixo o título: V. Ronsel da morte.]
…apenas miudas verbas pra arumarte
baixo o chío de luz dos astros mortos.—
—¡Toma un feixe de lirios sideraes
pra que acendas no camiño longo.—
Entr’o ceo i-a terra, no feitizo
da noite pura, pol-os vieiros craros
que deixe teu vagar estrelecido,
ei-te seguir por un ronsel de pranto.
Esparexidos karmas e recordos,
nun presente afundidos, sin denantes,
ni-a inmaterialidade dos ensonos
que nos lembren as rosas do teu sangue!
En pô de luar meu corpo trasmutado
seguirá teu ronsel pol-amplo azul,
i-o pousar sobr-os teus, meus labios xeados,
os sete ceos desfaranse en luz.
Sant-Yago - 1926
Eduardo Blanco Amor: Nocturnos. Romances Galegos* (1928)
Versións:
2naFronteira: Noiturnio IX; Sons de Nós; 2015; Pista 1
*[Publicado orixinalmente na revista Nós, nº 33, setembro de 1926. Na obra Romances Galegos do ano 1928 aparece inxerida no capítulo: Nocturnos, baixo o título: V. Ronsel da morte.]
martes, 23 de enero de 2018
Oración junto al agua
IX
Nada pido para mí;
sí para el que está conmigo
y conmigo ha de vivir.
No soy tan mal compañero,
ni amigo tan olvidado,
que al que sostiene mi vida
le dé mis propios cuidados.
Y más si esta vida mía
de la suya está tan junta
que ni en mi sombra separa
los cauces de su figura.
Tan cerca vamos andando,
que el pie que mi paso aleja
viene su huella dejando.
Y temo que, hasta al pedir,
pensando que por él pido,
tan solo pido por mí.
No sé qué será mi amigo;
ni qué su amistad persigue,
ni qué pueda yo entregarle
que, así, mi cuerpo recibe.
Solo sé que, al ser eterno,
aunque conmigo hoy está,
huyendo viene de un dueño
con quien mañana se irá
sin yo poder detenerlo.
Y si al fin me ha de dejar,
que emprenda pronto su vuelo.
Venga a mí la libertad:
soledad que tanto temo.
Emilio Prados: Otro amor. Libro Tercero: Umbrales de Sombra. Jardín Cerrado (1940-46) (1946)
Versións:
Alfredo Arrebola: Venga a mí la libertad (petenera); Puente de mi soledad; 2000; Pista 9
Nada pido para mí;
sí para el que está conmigo
y conmigo ha de vivir.
No soy tan mal compañero,
ni amigo tan olvidado,
que al que sostiene mi vida
le dé mis propios cuidados.
Y más si esta vida mía
de la suya está tan junta
que ni en mi sombra separa
los cauces de su figura.
Tan cerca vamos andando,
que el pie que mi paso aleja
viene su huella dejando.
Y temo que, hasta al pedir,
pensando que por él pido,
tan solo pido por mí.
No sé qué será mi amigo;
ni qué su amistad persigue,
ni qué pueda yo entregarle
que, así, mi cuerpo recibe.
Solo sé que, al ser eterno,
aunque conmigo hoy está,
huyendo viene de un dueño
con quien mañana se irá
sin yo poder detenerlo.
Y si al fin me ha de dejar,
que emprenda pronto su vuelo.
Venga a mí la libertad:
soledad que tanto temo.
Emilio Prados: Otro amor. Libro Tercero: Umbrales de Sombra. Jardín Cerrado (1940-46) (1946)
Versións:
Alfredo Arrebola: Venga a mí la libertad (petenera); Puente de mi soledad; 2000; Pista 9
domingo, 21 de enero de 2018
Noiturnio
DO MEDO E DO ROMANCISMO
Acorre a miña sonata
que prega baixo a lumieira
pol-a rúa,
namentres que, vagaxeira,
por antre nubes de prata
vai a lúa.
Soidá morna da noite,
corazón que arde no vento
bretemoso:
saloucante e doce acento
que non has ter quen t’escoite
¡saudoso…!
Medo das portas fechadas,
medo de todo o que axexa
nos sombrizos,
(…e medo do que latexa
nas nosas almas, inzadas
de cobizos.)
A mar a engullir estrelas:
A lúa crébana os remos
en mil cachos.
Y-a canzón que non sabemos
ven a parolar co-as velas
nos refachos.
Mentras tuas arelas vogan
nas augas craras e ledas
d’un ensono,
¡vela por min, que m’afogan
as cen pantasmas inquedas
d’un mal sono!
Na miña nao vagaxeira,
da Noite iréi, no segredo,
en busca túa,
e do meu amor á veira,
adoitarás a ir, sin medo,
pol-os camiños da Lua…
Buenos Aires, Xaneiro de 1923
Eduardo Blanco Amor: Nocturnos. Romances Galegos* (1928)
Versións:
2naFronteira: Noiturnio; Sons de Nós; 2015; Pista 8
*[Publicada orixinalmente na revista Nós, nº 18, xullo de 1923. Na obra Romances Galegos do ano 1928, aparece inxerida no capítulo: Nocturnos baixo o título: VI. Sonata ao Romantismo.]
Acorre a miña sonata
que prega baixo a lumieira
pol-a rúa,
namentres que, vagaxeira,
por antre nubes de prata
vai a lúa.
Soidá morna da noite,
corazón que arde no vento
bretemoso:
saloucante e doce acento
que non has ter quen t’escoite
¡saudoso…!
Medo das portas fechadas,
medo de todo o que axexa
nos sombrizos,
(…e medo do que latexa
nas nosas almas, inzadas
de cobizos.)
A mar a engullir estrelas:
A lúa crébana os remos
en mil cachos.
Y-a canzón que non sabemos
ven a parolar co-as velas
nos refachos.
Mentras tuas arelas vogan
nas augas craras e ledas
d’un ensono,
¡vela por min, que m’afogan
as cen pantasmas inquedas
d’un mal sono!
Na miña nao vagaxeira,
da Noite iréi, no segredo,
en busca túa,
e do meu amor á veira,
adoitarás a ir, sin medo,
pol-os camiños da Lua…
Buenos Aires, Xaneiro de 1923
Eduardo Blanco Amor: Nocturnos. Romances Galegos* (1928)
Versións:
2naFronteira: Noiturnio; Sons de Nós; 2015; Pista 8
*[Publicada orixinalmente na revista Nós, nº 18, xullo de 1923. Na obra Romances Galegos do ano 1928, aparece inxerida no capítulo: Nocturnos baixo o título: VI. Sonata ao Romantismo.]
sábado, 20 de enero de 2018
¿Oporto, sir...?
«O Douro é um rio de vinho que tem a
foz em Liverpool e em Londres...»
(JOAQUIM NAMORADO)
Con una copa de oporto
milord contempla en la lluvia
indicios de un sol remoto.
Dos copas le van poniendo
en los ríos de la sangre
el suave calor del sueño.
Con tres copas se le entregan
mujeres de blanca piel
que inventa la chimenea.
Con cuatro copas el mundo
es un jardín entrevisto
con árboles de oro puro.
Aunque cinco copas beba,
lo que no sueña milord
es la sed de quien vendimia
en Oporto bajo el sol.
Antonio Pereira: Cancionero de Sagres (1969)
Versións:
Amancio Prada: Oporto, sir; Escrito está; 2001; Pista 3
foz em Liverpool e em Londres...»
(JOAQUIM NAMORADO)
Con una copa de oporto
milord contempla en la lluvia
indicios de un sol remoto.
Dos copas le van poniendo
en los ríos de la sangre
el suave calor del sueño.
Con tres copas se le entregan
mujeres de blanca piel
que inventa la chimenea.
Con cuatro copas el mundo
es un jardín entrevisto
con árboles de oro puro.
Aunque cinco copas beba,
lo que no sueña milord
es la sed de quien vendimia
en Oporto bajo el sol.
Antonio Pereira: Cancionero de Sagres (1969)
Versións:
Amancio Prada: Oporto, sir; Escrito está; 2001; Pista 3
jueves, 18 de enero de 2018
Noia
1
Campanas que tocades
todas do mesmo xeito,
unhas chegádesme á alma
e outras ó pensamento.
¡Pobos donde eu vivín!
Algúns eran máis feitos
e queríanme engañar,
mais eu nunca sentín
neles o meu fogar.
O meu fogar téñoo en ti:
no teu vivir e nas tres pontes
e das campanas os toques,
toques que eran pra min.
Fóra de ti cando as oio,
e sendo o mismo tocar,
recólloas no pensamento,
xa non pasan máis alá.
2
¡Ribeiras de mar enxoito!
¡Ribeiras de pleamar!
Quedas, vellas ribeiras,
agardan un mar i outro mar.
3
Os seráns nas Rías Baixas
ollan con luz de aurora,
ca súa mirada queda,
silencio daquela hora…
María Mariño: Palabra no tempo (1963)
Versións:
Manoele de Felisa: Noia; De Felisa a María Mariño; 2007; Pista 13
Campanas que tocades
todas do mesmo xeito,
unhas chegádesme á alma
e outras ó pensamento.
¡Pobos donde eu vivín!
Algúns eran máis feitos
e queríanme engañar,
mais eu nunca sentín
neles o meu fogar.
O meu fogar téñoo en ti:
no teu vivir e nas tres pontes
e das campanas os toques,
toques que eran pra min.
Fóra de ti cando as oio,
e sendo o mismo tocar,
recólloas no pensamento,
xa non pasan máis alá.
2
¡Ribeiras de mar enxoito!
¡Ribeiras de pleamar!
Quedas, vellas ribeiras,
agardan un mar i outro mar.
3
Os seráns nas Rías Baixas
ollan con luz de aurora,
ca súa mirada queda,
silencio daquela hora…
María Mariño: Palabra no tempo (1963)
Versións:
Manoele de Felisa: Noia; De Felisa a María Mariño; 2007; Pista 13
miércoles, 17 de enero de 2018
Olas gigantes que os rompéis bramando
Rima LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego encienden las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)
Versións:
Vicente Monera: Olas gigantes; www.musicaypoemas.com; 2008;
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego encienden las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871)
Versións:
Vicente Monera: Olas gigantes; www.musicaypoemas.com; 2008;
martes, 16 de enero de 2018
Mis ojos que lo ven todo
ACTO PRIMERO
CUADRO PRIMERO
RINCÓN DE ALDEA
ESCENA I
El ETERNO y el GRUPO DE LOS VIEJOS Y LAS VIEJAS
ETERNO
Mis ojos que lo ven todo
a pesar de no ver nada,
ven cómo se multiplican
los manantiales de España.
En la misma piedra brotan
los manantiales del agua,
y, en la misma piedra, sangre
de otros manantiales salta.
El agua y la sangre, unidas
corren, penetran, empapan
las entrañas de mi tierra,
los veneros de mi patria,
y su blancura sangrienta
vuelven más roja y más blanca.
Agosto está entre nosotros
afilándose las garras
con bayonetas calientes
y ametralladoras cálidas.
El dieciocho de julio
del año que nos traspasa
la guerra erizó su lomo
de bestia desesperada.
Reluciente fecha, amigos
de mi aldea y de mi alma.
Los ricos contra los pobres
traidoramente se lanzan
tras de cuatro generales,
traidores de pura raza,
temerosos de perder
las rentas y las espadas,
unas ganadas a robos,
otras a traición ganadas.
Los pobres contra los ricos
levantaron sus murallas
el dieciocho de julio
para que no las pasaran,
y hoy, treinta de agosto, aún
ni las rompen ni las pasan.
Pocas armas tiene, amigos,
nuestro pueblo: pocas armas.
Y con las pocas que tiene
maltrechas y desusadas,
sin pólvora se defiende,
sin pólvora y sin metralla,
pero con una pasión
que vale cuatro montañas.
Mis ojos todo lo ven
ciegos, sin luz ni sustancia.
Y ven frentes victoriosas
bajo la luz de las parvas,
bajo la luz de los días
que se acercan a mi casa.
Creo en la fuerza del pobre,
creo en la tierra que labra
y en la victoria del trigo
que ha de cubrirla mañana,
cuando de la tierra sea
dueño aquel que la trabaja.
VIEJO 1º
Eterno, mucha creencia
resplandece en tu palabra.
Yo tengo mis muchas dudas,
y razones no me faltan
para dudar de la suerte
que al trabajador aguarda.
VIEJO 2º
Eterno, tú hablas del mundo,
cuando de sus hombres hablas,
como si no conocieras
la debilidad humana.
(…)
Miguel Hernández: Acto 1º, Cuadro 1º, Escena Iª. Pastor de la muerte (1937)
Versións:
Francisco Curto: Cogedme / Llegó con tres heridas / Cada vez más presente*; Miguel Hernández; 1976; Cara A, Corte 2
*[A versión musical de Francisco Curto está composta polos seguintes poemas: Cogedme, cogedme, Llegó con tres heridas e Cada vez más presente, todos da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias; cantados nesa orde e precedidos dun breve recitativo composto pola primeira estrofa do poema Me llamo barro aunque Miguel me llame, da obra El rayo que no cesa e os seis versos finais do poema Mis ojos que lo ven todo, da peza teatral Pastor de la muerte, do ano 1937.]
domingo, 14 de enero de 2018
Ojos tristes, por la banda
Ojos tristes, por la banda
de babor… ¿Adónde irán?
—¿Adónde van,
Capitán?
Ojos tristes, que verán
las costas que otros no vean…
—Sin rumbo van.
…Mis ojos tristes, sin rumbo…
Rafael Alberti: El alba del alhelí (1925-1926)* (1927)
Versións:
Fernando Polavieja: Ojos tristes; Marinero en tierra. Fernando Polavieja canta a Rafael Alberti; 2008; Pista 8
*[O poema aparece incluido na obra Marinero en tierra a partires da publicación en Madrid, no ano 1934, da antoloxía: Poesía 1924-1930.]
de babor… ¿Adónde irán?
—¿Adónde van,
Capitán?
Ojos tristes, que verán
las costas que otros no vean…
—Sin rumbo van.
…Mis ojos tristes, sin rumbo…
Rafael Alberti: El alba del alhelí (1925-1926)* (1927)
Versións:
Fernando Polavieja: Ojos tristes; Marinero en tierra. Fernando Polavieja canta a Rafael Alberti; 2008; Pista 8
*[O poema aparece incluido na obra Marinero en tierra a partires da publicación en Madrid, no ano 1934, da antoloxía: Poesía 1924-1930.]
viernes, 12 de enero de 2018
Miña Santa Margarida
Miña Santa Margarida,
¿con quén te hei de comparare?
Coma ti non vin ningunha
nin na terra nin no mare.
Coma ti, Santa bendita,
tan garrida e tan preciosa,
nin brilóu ningunha estrela,
nin se abréu ningunha rosa.
Nin luceiro, nin diamante,
nin luniña transparente,
luz vertéu máis cariñosa
que o teu rostro relucente.
Nin as froles do xilmendro,
nin a rosa purpurina,
nin as neves da montaña,
nin fulgor da mañanciña;
nin alegre sol dourado,
nin corrente de auga pura,
miña Santa Margarida,
che asemella en hermosura.
¿Con quén te hei de comparare,
miña Santa Margarida,
si ti foche ánxel de amore
polos anxes escollida?
Sólo a Virxe é máis hermosa
que eres ti, bendita Santa
i o teu rostro pelegrino
o temido demo espanta.
De ti vivo namorada,
en ti penso con fervore,
que eu ben sei que che contenta
este puro e santo amore.
¡Quén poidera…! ¡Quén poidera
xunta ti vivir segura,
manantial que mel derrama,
pura fonte de ternura!
Onda ti, lonxe do mundo,
tan feliz me acobexara
que en jamáis ó pracer vano
este meu mirar tornara.
Que no monte onda ti moras
tan bon aire se respira,
que o que máis do mundo foxe
sólo alí por Dios suspira.
Miña Santa Margarida,
miña Margarida santa,
tendes a casa no monte,
donde o paxariño canta.
Rosalía de Castro: Cantares Gallegos (1863)
Versións:
Tempo catro sexteto: Miña Santa Margarida; Os ollos que falan; 2014; Pista 10
¿con quén te hei de comparare?
Coma ti non vin ningunha
nin na terra nin no mare.
Coma ti, Santa bendita,
tan garrida e tan preciosa,
nin brilóu ningunha estrela,
nin se abréu ningunha rosa.
Nin luceiro, nin diamante,
nin luniña transparente,
luz vertéu máis cariñosa
que o teu rostro relucente.
Nin as froles do xilmendro,
nin a rosa purpurina,
nin as neves da montaña,
nin fulgor da mañanciña;
nin alegre sol dourado,
nin corrente de auga pura,
miña Santa Margarida,
che asemella en hermosura.
¿Con quén te hei de comparare,
miña Santa Margarida,
si ti foche ánxel de amore
polos anxes escollida?
Sólo a Virxe é máis hermosa
que eres ti, bendita Santa
i o teu rostro pelegrino
o temido demo espanta.
De ti vivo namorada,
en ti penso con fervore,
que eu ben sei que che contenta
este puro e santo amore.
¡Quén poidera…! ¡Quén poidera
xunta ti vivir segura,
manantial que mel derrama,
pura fonte de ternura!
Onda ti, lonxe do mundo,
tan feliz me acobexara
que en jamáis ó pracer vano
este meu mirar tornara.
Que no monte onda ti moras
tan bon aire se respira,
que o que máis do mundo foxe
sólo alí por Dios suspira.
Miña Santa Margarida,
miña Margarida santa,
tendes a casa no monte,
donde o paxariño canta.
Rosalía de Castro: Cantares Gallegos (1863)
Versións:
Tempo catro sexteto: Miña Santa Margarida; Os ollos que falan; 2014; Pista 10
jueves, 11 de enero de 2018
¡Oh, tú, que estás en tu lecho ...!
—¡Oh, tú, que estás en tu lecho
entre sábanas de holanda,
durmiendo a pierna tendida
de la noche a la mañana.
Caballero el más valiente
que ha producido la Mancha,
más honesto y más bendito
que el oro fino de Arabia!
Oye a una triste doncella,
bien crecida y mal lograda,
que en la luz de tus dos soles
se siente abrasar el alma.
Tú buscas tus aventuras,
y ajenas desdichas hallas;
das las feridas, y niegas
el remedio de sanarlas.
Dime valeroso joven,
que Dios prospere tus ansias,
si te criaste en la Libia,
o en las montañas de Jaca;
si sierpes te dieron leche;
si a dicha fueron tus amas
la aspereza de las selvas
y el horror de las montañas.
Muy bien puede Dulcinea,
doncella rolliza y sana,
preciarse de que ha rendido
a un tigre y fiera brava.
Por esto será famosa
desde Henares a Jarama,
desde el Tajo a Manzanares,
desde Pisuerga hasta Arlanza.
Trocárame yo por ella,
y diera encima una saya
de las más gayadas mías,
que de oro le adornan franjas.
¡Oh, quién se viera en tus brazos,
o si no, junto a tu cama,
rascándote la cabeza
y matándote la caspa!
Mucho pido, y no soy digna
de merced tan señalada:
los pies quisiera traerte,
que a una humilde esto le basta.
¡Oh, qué de cofias te diera,
qué de escarpines de plata,
qué de calzas de damasco,
qué de herreruelos de holanda!
¡Qué de finísimas perlas,
cada cual como una agalla,
que a no tener compañeras,
Las solas fueran llamadas!
No mires de tu Tarpeya
este incendio que me abrasa,
Nerón manchego del mundo,
ni le avives con tu saña.
Niña soy, pulcela tierna;
mi edad de quince no pasa:
catorce tengo y tres meses,
te juro en Dios y en mi ánima.
No soy renca, ni soy coja,
ni tengo nada de manca;
los cabellos, como lirios,
que, en pie, por el suelo arrastran.
Y aunque es mi boca aguileña
y la nariz algo chata,
ser mis dientes de topacios
mi belleza al cielo ensalza.
Mi voz, ya ves, si me escuchas,
que a la que es más dulce iguala,
y soy de disposición
algo menos que mediana.
Estas y otras gracias mías,
son despojos de tu aljaba;
desta casa soy doncella,
y Altisidora me llaman.
Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha (II, 44) (1615)
Versións:
Espliego e Maite Dono: Oh tú, que estás en tu lecho; Nunca fuera caballero; 2005; Pista 13
entre sábanas de holanda,
durmiendo a pierna tendida
de la noche a la mañana.
Caballero el más valiente
que ha producido la Mancha,
más honesto y más bendito
que el oro fino de Arabia!
Oye a una triste doncella,
bien crecida y mal lograda,
que en la luz de tus dos soles
se siente abrasar el alma.
Tú buscas tus aventuras,
y ajenas desdichas hallas;
das las feridas, y niegas
el remedio de sanarlas.
Dime valeroso joven,
que Dios prospere tus ansias,
si te criaste en la Libia,
o en las montañas de Jaca;
si sierpes te dieron leche;
si a dicha fueron tus amas
la aspereza de las selvas
y el horror de las montañas.
Muy bien puede Dulcinea,
doncella rolliza y sana,
preciarse de que ha rendido
a un tigre y fiera brava.
Por esto será famosa
desde Henares a Jarama,
desde el Tajo a Manzanares,
desde Pisuerga hasta Arlanza.
Trocárame yo por ella,
y diera encima una saya
de las más gayadas mías,
que de oro le adornan franjas.
¡Oh, quién se viera en tus brazos,
o si no, junto a tu cama,
rascándote la cabeza
y matándote la caspa!
Mucho pido, y no soy digna
de merced tan señalada:
los pies quisiera traerte,
que a una humilde esto le basta.
¡Oh, qué de cofias te diera,
qué de escarpines de plata,
qué de calzas de damasco,
qué de herreruelos de holanda!
¡Qué de finísimas perlas,
cada cual como una agalla,
que a no tener compañeras,
Las solas fueran llamadas!
No mires de tu Tarpeya
este incendio que me abrasa,
Nerón manchego del mundo,
ni le avives con tu saña.
Niña soy, pulcela tierna;
mi edad de quince no pasa:
catorce tengo y tres meses,
te juro en Dios y en mi ánima.
No soy renca, ni soy coja,
ni tengo nada de manca;
los cabellos, como lirios,
que, en pie, por el suelo arrastran.
Y aunque es mi boca aguileña
y la nariz algo chata,
ser mis dientes de topacios
mi belleza al cielo ensalza.
Mi voz, ya ves, si me escuchas,
que a la que es más dulce iguala,
y soy de disposición
algo menos que mediana.
Estas y otras gracias mías,
son despojos de tu aljaba;
desta casa soy doncella,
y Altisidora me llaman.
Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha (II, 44) (1615)
Versións:
Espliego e Maite Dono: Oh tú, que estás en tu lecho; Nunca fuera caballero; 2005; Pista 13
martes, 9 de enero de 2018
Militares
La mañana trina sobre los tejados de las cosas y el hombre lúgubre: yo; cantan los pájaros, cantan la vías públicas, cantan las suegras, las tabernas, los juzgados, las iglesias, y cantan las escuelas encantadoras… …
…de repente todo se vuelve, todo se vuelve malo, estúpido, malo, y la imbecilidad de la vida humana emerje, emerje incontestable…
… …¿qué sucede?... ¿qué sucede?... —nada: han pasado unos militares, han pasado.
Pablo de Rokha: La ciudad. Los gemidos (1922)
Versións:
Ocho Bolas: Militares; Genio y figura; 2003; Pista 10
…de repente todo se vuelve, todo se vuelve malo, estúpido, malo, y la imbecilidad de la vida humana emerje, emerje incontestable…
… …¿qué sucede?... ¿qué sucede?... —nada: han pasado unos militares, han pasado.
Pablo de Rokha: La ciudad. Los gemidos (1922)
Versións:
Ocho Bolas: Militares; Genio y figura; 2003; Pista 10
viernes, 5 de enero de 2018
¡Oh general en tu Pentágono, ...!
¡Oh general en tu Pentágono,
oh general pentagonal!
Manipulas frascos de tifus,
meningitis en celofán
y bombardeas los pulmones
con una mosca pulmonar.
Por entre un vasto sueño húmedo
de sangre próxima a cuajar,
trotas con un cuchillo en alto
sobre una vaca de azafrán
y cuentas ya todos los muertos
que vas de un golpe a sepultar,
un golpe del humo envenenado
o un seco golpe de metal,
tus verdes ojos de mostaza
sobre la tierra y sobre el mar.
Sé que confías a la muerte
cuanto a la Vida hay que confiar
y esperas con oído atento
vasta explosión inaugural.
Mas de tu fétida carroña
no el sucio vuelo detendrás,
nocturno búho catastrófico,
sobre mi rama de coral.
Mira las blancas nubes altas
en el gran cielo matinal
y entre las altas manos firmes
que nadie alcanza a derrocar,
una alta estrella suspendida,
una alta estrella nada más.
Teme su luz como una flecha
que el pueblo sabe disparar;
su luz turquina y dura sierra,
su luz de azúcar y de sal,
su luz de flecha disparada
sobre la tierra y sobre el mar,
¡oh general en tu Pentágono,
oh general pentagonal!
Nicolás Guillén: Tengo (1964)
Versións:
Ana Belén: Oh general, en tu pentágono; La paloma de vuelo popular; 1976; Pista 23
oh general pentagonal!
Manipulas frascos de tifus,
meningitis en celofán
y bombardeas los pulmones
con una mosca pulmonar.
Por entre un vasto sueño húmedo
de sangre próxima a cuajar,
trotas con un cuchillo en alto
sobre una vaca de azafrán
y cuentas ya todos los muertos
que vas de un golpe a sepultar,
un golpe del humo envenenado
o un seco golpe de metal,
tus verdes ojos de mostaza
sobre la tierra y sobre el mar.
Sé que confías a la muerte
cuanto a la Vida hay que confiar
y esperas con oído atento
vasta explosión inaugural.
Mas de tu fétida carroña
no el sucio vuelo detendrás,
nocturno búho catastrófico,
sobre mi rama de coral.
Mira las blancas nubes altas
en el gran cielo matinal
y entre las altas manos firmes
que nadie alcanza a derrocar,
una alta estrella suspendida,
una alta estrella nada más.
Teme su luz como una flecha
que el pueblo sabe disparar;
su luz turquina y dura sierra,
su luz de azúcar y de sal,
su luz de flecha disparada
sobre la tierra y sobre el mar,
¡oh general en tu Pentágono,
oh general pentagonal!
Nicolás Guillén: Tengo (1964)
Versións:
Ana Belén: Oh general, en tu pentágono; La paloma de vuelo popular; 1976; Pista 23
jueves, 4 de enero de 2018
Meses do inverno fríos
Meses do inverno fríos,
que eu amo a todo amar;
meses dos fartos ríos
i o doce amor do lar.
Meses das tempestades,
imaxen da delor
que afrixe as mocedades
i as vidas corta en fror.
Chegade, e tras do outono
que as follas fai caer,
nelas deixá que o sono
eu durma do non ser.
E cando o sol fermoso
de abril torne a sorrir,
que alume o meu reposo,
xa non o meu sofrir.
Rosalía de Castro: Follas Novas (1880)
Versións:
O val das mouras: Meses do inverno; Rosalía; 2015; Pista 7
que eu amo a todo amar;
meses dos fartos ríos
i o doce amor do lar.
Meses das tempestades,
imaxen da delor
que afrixe as mocedades
i as vidas corta en fror.
Chegade, e tras do outono
que as follas fai caer,
nelas deixá que o sono
eu durma do non ser.
E cando o sol fermoso
de abril torne a sorrir,
que alume o meu reposo,
xa non o meu sofrir.
Rosalía de Castro: Follas Novas (1880)
Versións:
O val das mouras: Meses do inverno; Rosalía; 2015; Pista 7
miércoles, 3 de enero de 2018
Oh dulces prendas por mi mal halladas
¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería,
juntas estáis en la memoria mía
y con ella en mi muerte conjuradas!
¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas qu’en tanto bien por vos me vía,
que me habiades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;
si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
Garcilaso de la Vega: Obras del excelente Garci Lasso de la Vega, con anotaciones y enmiendas del licenciado Francisco Sánchez, catedrático de retórica en Salamanca (1574)
Versións:
Ángel Corpa: ¡Oh! dulces prendas; Cansonetos; 2007; Pista 10
dulces y alegres cuando Dios quería,
juntas estáis en la memoria mía
y con ella en mi muerte conjuradas!
¿Quién me dijera, cuando las pasadas
horas qu’en tanto bien por vos me vía,
que me habiades de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?
Pues en una hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;
si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
Garcilaso de la Vega: Obras del excelente Garci Lasso de la Vega, con anotaciones y enmiendas del licenciado Francisco Sánchez, catedrático de retórica en Salamanca (1574)
Versións:
Ángel Corpa: ¡Oh! dulces prendas; Cansonetos; 2007; Pista 10
martes, 2 de enero de 2018
Odio el mar
Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio,
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa: —
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.—
Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal.— También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover al hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada.
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.
Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí: pero por bella,
Ígnea, varia, inmortal, amo la vida.
Lo que me duele no es vivir: me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Goce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.
Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.
Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa: —
Vilo, y lo dije: — algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones:
Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.
José Martí: Versos libres (1878-1882) (1913)
Versións:
Sara González: Odio el mar; Versos José Martí cantados por Sara González; 1975; Pista 6
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio,
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa: —
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.—
Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal.— También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover al hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada.
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.
Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí: pero por bella,
Ígnea, varia, inmortal, amo la vida.
Lo que me duele no es vivir: me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Goce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.
Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.
Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa: —
Vilo, y lo dije: — algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones:
Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.
José Martí: Versos libres (1878-1882) (1913)
Versións:
Sara González: Odio el mar; Versos José Martí cantados por Sara González; 1975; Pista 6
lunes, 1 de enero de 2018
Me llamo barro aunque Miguel me llame
Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.
Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.
Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.
Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.
Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.
Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.
Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.
Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.
Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.
Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.
Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.
Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.
Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.
Miguel Hernández: El rayo que no cesa (1934-1935) (1936)
Versións:
Francisco Curto: Cogedme / Llegó con tres heridas / Cada vez más presente*; Miguel Hernández; 1976; Cara A, Corte 2
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.
Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.
Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.
Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.
Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.
Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.
Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.
Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.
Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.
Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.
Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.
Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.
Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.
Miguel Hernández: El rayo que no cesa (1934-1935) (1936)
Versións:
Francisco Curto: Cogedme / Llegó con tres heridas / Cada vez más presente*; Miguel Hernández; 1976; Cara A, Corte 2
*[A versión musical de Francisco Curto está composta polos seguintes poemas: Cogedme, cogedme, Llegó con tres heridas e Cada vez más presente, todos da obra de Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias; cantados nesa orde e precedidos dun breve recitativo composto pola primeira estrofa do poema Me llamo barro aunque Miguel me llame, da obra El Rayo que no cesa, do ano 1936 e os seis versos finais do poema Mis ojos que lo ven todo, da Escea I, Cadro 1º, Acto 1º, da peza teatral Pastor de la muerte, do ano 1937.]
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