Soneto XCII
Amor mío, si muero y tú no mueres,
no demos al dolor más territorio:
amor mío, si mueres y no muero,
no hay extensión como la que vivimos.
Polvo en el trigo, arena en las arenas
el tiempo, el agua errante, el viento vago
nos llevó como grano navegante.
Pudimos no encontrarnos en el tiempo.
Esta pradera en que nos encontramos,
oh pequeño infinito! devolvemos.
Pero este amor, amor, no ha terminado,
y así como no tuvo nacimiento
no tiene muerte, es como un largo río,
sólo cambia de tierras y de labios.
Pablo Neruda: Cien sonetos de amor (1959)
Versións:
César Isella: Soneto 92; América joven, Vol.III; 1973; Lado 1, Corte 6
Miguel Poveda: Amor mío, si muero y tú no mueres; Sonetos y poemas para la libertad; 2015; Pista 8
Pedro Guerra: Amor mío, si muero y tú no mueres; SdMA (Sesión de micros abiertos); 2017;
viernes, 31 de enero de 2020
jueves, 30 de enero de 2020
Romance de la gitanilla
—Supuesto te llamas Laura,
ramillete de hermosura,
me han dicho que eres gitana,
dime la buenaventura.
—Si te la voy a decir,
porque soy gitana pura.
Dame la mano salao,
diré la buenaventura,
la gitanilla te jura
que has de ser afortunao.
Has de ser un buen casao
y padre de cuatro hijos,
has de tener seis cortijos
toitos enarbolaos.
Y tu hijo, el más delgao,
será un talento de ciencia,
será prior de una iglesia,
los demás serán ahorcaos.
También tendrás una hija
más blanca que una paloma,
y se la querrá llevar
el Padre Santo de Roma.
Por los ojos te conozco
que estás muy enamorao
de una tal Mariquilla
que a ti te tiene chalao.
Y esa tal Mariquilla
que a ti te tiene chalao,
pues tiene la muy tunanta
a otro gachís camelao.
Y si te casas con ella
has de ser muy desgraciao,
y si te casas conmigo
ya verás que afortunao.
Ya se va la gitanilla
con el pañuelo terciao
y la mano en la cintura
toito se lo ha acertao.
Anónimo: Romance novelesco (XVIII)
Versións:
Candeal: Romance de la gitanilla; …te compré unas enaguas pa que en el baile las lucieras tirando brincos al aire…; 1985; Cara B, Corte 1
ramillete de hermosura,
me han dicho que eres gitana,
dime la buenaventura.
—Si te la voy a decir,
porque soy gitana pura.
Dame la mano salao,
diré la buenaventura,
la gitanilla te jura
que has de ser afortunao.
Has de ser un buen casao
y padre de cuatro hijos,
has de tener seis cortijos
toitos enarbolaos.
Y tu hijo, el más delgao,
será un talento de ciencia,
será prior de una iglesia,
los demás serán ahorcaos.
También tendrás una hija
más blanca que una paloma,
y se la querrá llevar
el Padre Santo de Roma.
Por los ojos te conozco
que estás muy enamorao
de una tal Mariquilla
que a ti te tiene chalao.
Y esa tal Mariquilla
que a ti te tiene chalao,
pues tiene la muy tunanta
a otro gachís camelao.
Y si te casas con ella
has de ser muy desgraciao,
y si te casas conmigo
ya verás que afortunao.
Ya se va la gitanilla
con el pañuelo terciao
y la mano en la cintura
toito se lo ha acertao.
Anónimo: Romance novelesco (XVIII)
Versións:
Candeal: Romance de la gitanilla; …te compré unas enaguas pa que en el baile las lucieras tirando brincos al aire…; 1985; Cara B, Corte 1
miércoles, 29 de enero de 2020
Os llevaré retratados
Canción 57
Os llevaré retratados
en mis ojos.
En el claro de mis ojos.
Los mirarán cuando llegue,
y algunos dirán:
—Hay ríos
y caballos en tus ojos.
El alma de otros paisajes
se me ha quedado dormida
en los ojos.
¿No oís? ¡Qué lejanas aguas
y qué perdidos caballos
pasan, lentos, por mis ojos!
Por el claro de mis ojos.
Rafael Alberti: Canciones I. Baladas y canciones del Paraná (1954)
Versións:
Enrique Llopis: Por el claro de mis ojos; El viento que viene y va; 2002; Pista 17
Os llevaré retratados
en mis ojos.
En el claro de mis ojos.
Los mirarán cuando llegue,
y algunos dirán:
—Hay ríos
y caballos en tus ojos.
El alma de otros paisajes
se me ha quedado dormida
en los ojos.
¿No oís? ¡Qué lejanas aguas
y qué perdidos caballos
pasan, lentos, por mis ojos!
Por el claro de mis ojos.
Rafael Alberti: Canciones I. Baladas y canciones del Paraná (1954)
Versións:
Enrique Llopis: Por el claro de mis ojos; El viento que viene y va; 2002; Pista 17
martes, 28 de enero de 2020
Romance de la apuesta
—Tengo yo una apuesta, madre,
y la tengo que ganar,
de dormir con Marianita
antes del gallo cantar.
—¿Para qué te apuestas, hijo,
lo que no puedes ganar?
—Madre, déjeme usted solo,
que algo se me ocurrirá.
Deme usted una enagua blanca
y un vestido de percal,
que a la calle de Mariana
yo me voy a pasear.
En cuanto le vio Mariana
desde el balcón donde está:
—¿Quién es esa señorita,
que tan bien vestida va?
—Señora, soy tejedora
del otro lado del mar,
que tengo una tela unida
y otra tengo en el telar.
—Esta noche, tejedora,
conmigo te quedarás,
que el andar de noche sola,
en mujer parece mal.
—No señora, no me quedo,
que no me puedo quedar,
tiene usted muchos criados
y ellos me querrán forzar.
—Esta noche tejedora,
conmigo te acostarás.
Ya se fueron a la cama,
ya se fueron a acostar.
Antes de cantar el gallo,
se oye a Mariana llorar:
—La tejedora de anoche,
tejedor se volvió ya.
Anónimo: Romance burlesco (XVII)
Versións:
Candeal: Romance de la apuesta; Se escucha a un grillo en el campo… “contri” más a una persona; 1982; Cara B, Corte 2
y la tengo que ganar,
de dormir con Marianita
antes del gallo cantar.
—¿Para qué te apuestas, hijo,
lo que no puedes ganar?
—Madre, déjeme usted solo,
que algo se me ocurrirá.
Deme usted una enagua blanca
y un vestido de percal,
que a la calle de Mariana
yo me voy a pasear.
En cuanto le vio Mariana
desde el balcón donde está:
—¿Quién es esa señorita,
que tan bien vestida va?
—Señora, soy tejedora
del otro lado del mar,
que tengo una tela unida
y otra tengo en el telar.
—Esta noche, tejedora,
conmigo te quedarás,
que el andar de noche sola,
en mujer parece mal.
—No señora, no me quedo,
que no me puedo quedar,
tiene usted muchos criados
y ellos me querrán forzar.
—Esta noche tejedora,
conmigo te acostarás.
Ya se fueron a la cama,
ya se fueron a acostar.
Antes de cantar el gallo,
se oye a Mariana llorar:
—La tejedora de anoche,
tejedor se volvió ya.
Anónimo: Romance burlesco (XVII)
Versións:
Candeal: Romance de la apuesta; Se escucha a un grillo en el campo… “contri” más a una persona; 1982; Cara B, Corte 2
domingo, 26 de enero de 2020
América Latina
12 de julio de 1963
Feria de Santa Ana (Bahía – Brasil)
Mi cuate
Mi socio
Mi hermano
Aparcero
Camarado
Compañero
Mi pata
M’´hijito
Paisano...
He aquí mis vecinos.
He aquí mis hermanos.
Las mismas caras latinoamericanas
de cualquier punto de América Latina:
Indoblanquinegros
Blanquinegrindios
Y negrindoblancos
Rubias bembonas
Indios barbudos
Y negros lacios
Todos se quejan:
—¡Ah, si en mi país
no hubiese tanta política...!
—¡Ah, si en mi país
no hubiera gente paleolítica...!
—¡Ah, si en mi país
no hubiese militarismo,
ni oligarquía
ni chauvinismo
ni burocracia
ni hipocresía
ni clerecía
ni antropofagia...
—¡Ah, si en mi país...!
Alguien pregunta de dónde soy
(Yo no respondo lo siguiente):
Nací cerca del Cuzco
admiro a Puebla
me inspira el ron de las Antillas
canto con voz argentina
creo en Santa Rosa de Lima
y en los orishás de Bahía.
Yo no coloreé mi Continente
ni pinté verde a Brasil
amarillo Perú
roja Bolivia.
Yo no tracé líneas territoriales
separando al hermano del hermano.
Poso la frente sobre Río Grande
me afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornos
hundo mi brazo izquierdo en el Pacífico
y sumerjo mi diestra en el Atlántico.
Por las costas de oriente y occidente
doscientas millas entro a cada Océano
sumerjo mano y mano
y así me aferro a nuestro Continente
en un abrazo Latinoamericano.
Nicomedes Santa Cruz: Cumanana (1964)
Versións:
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana: poemas y canciones; 1964; LP1, Cara B, Corte 9
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana:; 1970; LP1, Cara B, Corte 7
(Reedición da versión do disco Cumanana: poemas y canciones, do ano 1964.)
César Isella e Quinteto Tiempo: América Latina; Hombre en el tiempo; 1971; Lado 1, Corte 1
César Isella e Quinteto Tiempo: Abrazo latinoamericano; 30 años de sonidos y silencio; 1986; lado 2, Corte 4
(Reedición da versión do disco Hombre en el tiempo, do ano 1971.)
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana; 2000; Pista 12
(Reedición da versión do disco Cumanana: poemas y canciones, do ano 1964.)
Los Negros de Miércoles: América latina; www.youtube.com/watch?v=oWTVCmdhwl8; 2011
Feria de Santa Ana (Bahía – Brasil)
Mi cuate
Mi socio
Mi hermano
Aparcero
Camarado
Compañero
Mi pata
M’´hijito
Paisano...
He aquí mis vecinos.
He aquí mis hermanos.
Las mismas caras latinoamericanas
de cualquier punto de América Latina:
Indoblanquinegros
Blanquinegrindios
Y negrindoblancos
Rubias bembonas
Indios barbudos
Y negros lacios
Todos se quejan:
—¡Ah, si en mi país
no hubiese tanta política...!
—¡Ah, si en mi país
no hubiera gente paleolítica...!
—¡Ah, si en mi país
no hubiese militarismo,
ni oligarquía
ni chauvinismo
ni burocracia
ni hipocresía
ni clerecía
ni antropofagia...
—¡Ah, si en mi país...!
Alguien pregunta de dónde soy
(Yo no respondo lo siguiente):
Nací cerca del Cuzco
admiro a Puebla
me inspira el ron de las Antillas
canto con voz argentina
creo en Santa Rosa de Lima
y en los orishás de Bahía.
Yo no coloreé mi Continente
ni pinté verde a Brasil
amarillo Perú
roja Bolivia.
Yo no tracé líneas territoriales
separando al hermano del hermano.
Poso la frente sobre Río Grande
me afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornos
hundo mi brazo izquierdo en el Pacífico
y sumerjo mi diestra en el Atlántico.
Por las costas de oriente y occidente
doscientas millas entro a cada Océano
sumerjo mano y mano
y así me aferro a nuestro Continente
en un abrazo Latinoamericano.
Nicomedes Santa Cruz: Cumanana (1964)
Versións:
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana: poemas y canciones; 1964; LP1, Cara B, Corte 9
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana:; 1970; LP1, Cara B, Corte 7
(Reedición da versión do disco Cumanana: poemas y canciones, do ano 1964.)
César Isella e Quinteto Tiempo: América Latina; Hombre en el tiempo; 1971; Lado 1, Corte 1
César Isella e Quinteto Tiempo: Abrazo latinoamericano; 30 años de sonidos y silencio; 1986; lado 2, Corte 4
(Reedición da versión do disco Hombre en el tiempo, do ano 1971.)
Nicomedes Santa Cruz: América Latina; Cumanana; 2000; Pista 12
(Reedición da versión do disco Cumanana: poemas y canciones, do ano 1964.)
Los Negros de Miércoles: América latina; www.youtube.com/watch?v=oWTVCmdhwl8; 2011
viernes, 24 de enero de 2020
Romance de Gerineldo
—Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
¡quién te tuviera esta noche
en mi jardín florecido!
¡Válgame Dios, Gerineldo,
cuerpo que tienes tan lindo!
—Como soy vuestro criado,
señora, burláis conmigo.
—No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
—¿Y cuándo, señora mía,
cumpliréis lo prometido?
—Entre las doce y la una,
que el rey estará dormido.
Media noche ya es pasada.
Gerineldo no ha venido.
—¡Oh, malhaya, Gerineldo,
quién amor puso contigo!
—Abráisme, la mi señora,
abráisme, cuerpo garrido.
—¿Quién a mi estancia se atreve?
¿Quién llama así a mi postigo?
—No os turbéis, señora mía,
que soy vuestro dulce amigo.
Tomáralo por la mano
y en el lecho lo ha metido.
Entre juegos y deleites
la noche se les ha ido,
y allá hacia el amanecer
los dos se duermen vencidos.
Despertado había el rey
de un sueño despavorido:
«O me roban a la infanta
o traicionan el castillo».
Aprisa llama a su paje
pidiéndole los vestidos:
—¡Gerineldo, Gerineldo,
el mi paje más querido!
Tres veces le había llamado,
ninguna le ha respondido.
Puso la espada en la cinta,
adonde la infanta ha ido;
vio a su hija, vio a su paje
como mujer y marido.
«¿Mataré yo a Gerineldo,
a quién crié desde niño?
Pues si matare a la infanta,
mi reino queda perdido.
Pondré mi espada por medio,
que me sirva de testigo.»
Y salióse hacia el jardín
sin ser de nadie sentido.
Rebullíase la infanta
tres horas ya el sol salido;
con el frior de la espada
la dama se ha estremecido.
—Levántate, Gerineldo,
levántate, dueño mío,
la espada del rey mi padre
entre los dos ha dormido.
—¿Y adónde iré, mi señora,
que del rey no sea visto?
—Vete por eses jardín
cogiendo rosas y lirios;
pesares que te vinieren
yo los partiré contigo.
—¿Dónde vienes, Gerineldo,
tan mustio y descolorido?
—Vengo del jardín, buen rey,
por ver cómo ha florecido;
la fragancia de una rosa
la color me ha devaído.
—De esa rosa que has cortado
mi espada será testigo.
—Matadme, señor, matadme,
bien lo tengo merecido.
Ellos en estas razones,
la infanta a su padre vino:
—Rey y señor, no le mates,
mas dámelo por marido;
o si lo quieres matar
la muerte será conmigo.
Anónimo: Romance novelesco (XV)
Versións:
Joaquín Díaz: Gerineldo; De la picaresca tradicional; 1970; Cara A, Corte 4
Joaquín Díaz: Romance de Gerineldo; Cancionero de romances; 1978; LP1, Cara B, Corte 3
Candeal: Romance de Gerineldo; La picaresca de Candeal; 1989; Cara B, Corte 2
Cali Fernández e Cecilia Todd: Gerineldo; Romanciando. Romances tradicionales canarios; 1995; Pista 3
Nuevo Mester de Juglaría: Gerineldo; Del romancero segoviano; 1998, Pista 8
paje del rey más querido,
¡quién te tuviera esta noche
en mi jardín florecido!
¡Válgame Dios, Gerineldo,
cuerpo que tienes tan lindo!
—Como soy vuestro criado,
señora, burláis conmigo.
—No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
—¿Y cuándo, señora mía,
cumpliréis lo prometido?
—Entre las doce y la una,
que el rey estará dormido.
Media noche ya es pasada.
Gerineldo no ha venido.
—¡Oh, malhaya, Gerineldo,
quién amor puso contigo!
—Abráisme, la mi señora,
abráisme, cuerpo garrido.
—¿Quién a mi estancia se atreve?
¿Quién llama así a mi postigo?
—No os turbéis, señora mía,
que soy vuestro dulce amigo.
Tomáralo por la mano
y en el lecho lo ha metido.
Entre juegos y deleites
la noche se les ha ido,
y allá hacia el amanecer
los dos se duermen vencidos.
Despertado había el rey
de un sueño despavorido:
«O me roban a la infanta
o traicionan el castillo».
Aprisa llama a su paje
pidiéndole los vestidos:
—¡Gerineldo, Gerineldo,
el mi paje más querido!
Tres veces le había llamado,
ninguna le ha respondido.
Puso la espada en la cinta,
adonde la infanta ha ido;
vio a su hija, vio a su paje
como mujer y marido.
«¿Mataré yo a Gerineldo,
a quién crié desde niño?
Pues si matare a la infanta,
mi reino queda perdido.
Pondré mi espada por medio,
que me sirva de testigo.»
Y salióse hacia el jardín
sin ser de nadie sentido.
Rebullíase la infanta
tres horas ya el sol salido;
con el frior de la espada
la dama se ha estremecido.
—Levántate, Gerineldo,
levántate, dueño mío,
la espada del rey mi padre
entre los dos ha dormido.
—¿Y adónde iré, mi señora,
que del rey no sea visto?
—Vete por eses jardín
cogiendo rosas y lirios;
pesares que te vinieren
yo los partiré contigo.
—¿Dónde vienes, Gerineldo,
tan mustio y descolorido?
—Vengo del jardín, buen rey,
por ver cómo ha florecido;
la fragancia de una rosa
la color me ha devaído.
—De esa rosa que has cortado
mi espada será testigo.
—Matadme, señor, matadme,
bien lo tengo merecido.
Ellos en estas razones,
la infanta a su padre vino:
—Rey y señor, no le mates,
mas dámelo por marido;
o si lo quieres matar
la muerte será conmigo.
Anónimo: Romance novelesco (XV)
Versións:
Joaquín Díaz: Gerineldo; De la picaresca tradicional; 1970; Cara A, Corte 4
Joaquín Díaz: Romance de Gerineldo; Cancionero de romances; 1978; LP1, Cara B, Corte 3
Candeal: Romance de Gerineldo; La picaresca de Candeal; 1989; Cara B, Corte 2
Cali Fernández e Cecilia Todd: Gerineldo; Romanciando. Romances tradicionales canarios; 1995; Pista 3
Nuevo Mester de Juglaría: Gerineldo; Del romancero segoviano; 1998, Pista 8
jueves, 23 de enero de 2020
Oriental
Corriendo van por la vega,
a las puertas de Granada,
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
—Enjuga el llanto, cristiana,
no me atormentes así;
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores.
Y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío:
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el ópalo amarillo,
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan,
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres;
que, desiertos mis salones,
está mi harén sin mujeres,
mis oídos, sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos,
y de Cachemira, chales.
Y te daré blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blancas que las espumas
de nuestros mares de Oriente;
y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello,
para los labios... ¡amor!
—¿Qué me valen tus riquezas
—respondióle la cristiana—
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.
Escuchóla en paz el moro,
y, manoseando su barba,
dijo, como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
—Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León;
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros.
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.
José Zorrilla: Poesías (1839)
Versións:
Manzanita: Romance árabe; Espíritu sin nombre; 1980; Cara 2, Corte 5
a las puertas de Granada,
hasta cuarenta gomeles
y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
parando su yegua blanca,
le dijo éste a una mujer
que entre sus brazos lloraba:
—Enjuga el llanto, cristiana,
no me atormentes así;
que tengo yo, mi sultana,
un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
tengo jardines y flores,
tengo una fuente dorada
con más de cien surtidores.
Y en la vega del Genil
tengo parda fortaleza,
que será reina entre mil
cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
extiendo mi señorío:
ni en Córdoba ni en Sevilla
hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
y el encendido granado,
junto a la frondosa higuera
cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
allí el ópalo amarillo,
allí el sombrío moral
crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
que hasta el cielo se levantan,
y en redes de plata y seda
tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres;
que, desiertos mis salones,
está mi harén sin mujeres,
mis oídos, sin canciones.
Yo te daré terciopelos
y perfumes orientales;
de Grecia te traeré velos,
y de Cachemira, chales.
Y te daré blancas plumas
para que adornes tu frente,
más blancas que las espumas
de nuestros mares de Oriente;
y perlas para el cabello,
y baños para el calor,
y collares para el cuello,
para los labios... ¡amor!
—¿Qué me valen tus riquezas
—respondióle la cristiana—
si me quitas a mi padre,
mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
a mi padre y a mi patria,
que mis torres de León
valen más que tu Granada.
Escuchóla en paz el moro,
y, manoseando su barba,
dijo, como quien medita,
en la mejilla una lágrima:
—Si tus castillos mejores
que nuestros jardines son,
y son más bellas tus flores,
por ser tuyas, en León;
y tú diste tus amores
a alguno de tus guerreros,
hurí del Edén, no llores;
vete con tus caballeros.
Y dándole su caballo
y la mitad de su guardia,
el capitán de los moros
volvió en silencio la espalda.
José Zorrilla: Poesías (1839)
Versións:
Manzanita: Romance árabe; Espíritu sin nombre; 1980; Cara 2, Corte 5
miércoles, 22 de enero de 2020
Romance de Flores y Blancaflor
Un conde y una condesa
para Santiago caminan,
a pedir a Dios del cielo
que les diera niño o niña.
Los moros que lo supieron
bajaron de la Turquía,
al conde le dan la muerte
y a la condesa cautiva;
la llevaron a servir
a la reina de Turquía
y quiso Dios y quiso bien,
las dos estaban encinta,
y quiso Dios y quiso bien
que parieran en un día.
Las nodrizas eran falsas
urdieron gran traidoría.
A la reina la dan el niño,
a la condesa la niña,
y cuando ya estaban bien
salen a la cocina,
y la pregunta la reina
cómo ha de poner la niña:
—Dime bien, mi esclava,
cómo has de poner la niña.
—Si yo estaría en mi casa
o la niña fuera mía,
la pondría Blancaflor
o rosal de Alejandría,
que así se llama mi madre
y una hermana que tenía,
que cautivaron los moros
el día de Pascua Florida.
Se abrazan las dos gritando
y armando gran gritería;
el rey que oyó gritar
salió para la cocina:
—Si te hace daño la esclava,
pues yo la castigaría.
—No me hace daño la esclava,
que es una hermana mía.
—Ahora sí que estamos bien,
pues yo me la casaría
con un hermano que tengo
que es la flor de la Turquía.
—No lo querrá Dios del cielo
ni la sagrada María,
dos hijas de Blancaflor,
casadas en morería.
—Anda, vete para casa,
y tírate buena vida,
y la dices a mi madre
que aunque estoy en morería,
debajo del manto llevo
una sagrada María.
Anónimo: Romance novelesco (s. XV)
Versións:
Candeal: Romance de Blancaflor; Por el camino de Santiago, Vol.1; 1991; Pista 9
para Santiago caminan,
a pedir a Dios del cielo
que les diera niño o niña.
Los moros que lo supieron
bajaron de la Turquía,
al conde le dan la muerte
y a la condesa cautiva;
la llevaron a servir
a la reina de Turquía
y quiso Dios y quiso bien,
las dos estaban encinta,
y quiso Dios y quiso bien
que parieran en un día.
Las nodrizas eran falsas
urdieron gran traidoría.
A la reina la dan el niño,
a la condesa la niña,
y cuando ya estaban bien
salen a la cocina,
y la pregunta la reina
cómo ha de poner la niña:
—Dime bien, mi esclava,
cómo has de poner la niña.
—Si yo estaría en mi casa
o la niña fuera mía,
la pondría Blancaflor
o rosal de Alejandría,
que así se llama mi madre
y una hermana que tenía,
que cautivaron los moros
el día de Pascua Florida.
Se abrazan las dos gritando
y armando gran gritería;
el rey que oyó gritar
salió para la cocina:
—Si te hace daño la esclava,
pues yo la castigaría.
—No me hace daño la esclava,
que es una hermana mía.
—Ahora sí que estamos bien,
pues yo me la casaría
con un hermano que tengo
que es la flor de la Turquía.
—No lo querrá Dios del cielo
ni la sagrada María,
dos hijas de Blancaflor,
casadas en morería.
—Anda, vete para casa,
y tírate buena vida,
y la dices a mi madre
que aunque estoy en morería,
debajo del manto llevo
una sagrada María.
Anónimo: Romance novelesco (s. XV)
Versións:
Candeal: Romance de Blancaflor; Por el camino de Santiago, Vol.1; 1991; Pista 9
martes, 21 de enero de 2020
Elegía a la Victoria Romero
Hembra riojana de jazmín y acero,
Domadora de leguas y verano.
Por la oprimida greda de los llanos
Tu sed de libertad se hizo entrevero
Victoria Romero
Tu sombra ciega se va,
Pero en el aire de la tonada
Siempre en mi tierra estarás.
Y en el fuego de un siglo desangrado,
Donde se pierde tu recuerdo entero
Por el sino fatal de la ceniza,
Vuelve aquí el corazón recuperado,
Que en la dura pupila del llanero
En lágrimas de tierra se eterniza.
Te fuiste sobre el tiempo montonero
Con tu carga de sueño entre las manos;
Y el bravo general de los riojanos
Te aquerenció en su sangre y en su apero.
Ariel Ferraro: Cancionero. Poesía completa (2019)
Versións:
Chito Zeballos: Elegía a la Victoria Romero; La Rioja en la sangre; 1965; Cara A, Corte 5
Chito Zeballos: Elegía a la Victoria Romero; Voz y sentir de La Rioja; 1965; Lado 1, Corte 5
(Reedición da versión do disco La Rioja en la sangre, do ano 1965.)
César Isella: Elegía a Victoria Romero; Estoy de vuelta; 1968; Cara B, Corte 4
Los Carabajal: Elegía a la Victoria Romero; Vamos a andar la noche con…; 1973; Cara B, Corte 2
Opus Cuatro: Elegía a la Victoria Romero; Op.IV-Nº4; 1976; Cara A, Corte 5
Ramón Navarro: Elegía a Victoria Romero; Tributo a Ariel Ferraro; 2001; Pista 14
Ramón Navarro, Nicolás Carrión e La Colmena: Elegía a la Victoria Romero; El canto del poeta. Homenaje a Ariel Ferraro (VVAA); 2015; Pista 16
*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior, etiquetouse a Chito Zeballos como Zeballos. Respectamos a etiqueta actual para evitar duplicidades.]
Domadora de leguas y verano.
Por la oprimida greda de los llanos
Tu sed de libertad se hizo entrevero
Victoria Romero
Tu sombra ciega se va,
Pero en el aire de la tonada
Siempre en mi tierra estarás.
Y en el fuego de un siglo desangrado,
Donde se pierde tu recuerdo entero
Por el sino fatal de la ceniza,
Vuelve aquí el corazón recuperado,
Que en la dura pupila del llanero
En lágrimas de tierra se eterniza.
Te fuiste sobre el tiempo montonero
Con tu carga de sueño entre las manos;
Y el bravo general de los riojanos
Te aquerenció en su sangre y en su apero.
Ariel Ferraro: Cancionero. Poesía completa (2019)
Versións:
Chito Zeballos: Elegía a la Victoria Romero; La Rioja en la sangre; 1965; Cara A, Corte 5
Chito Zeballos: Elegía a la Victoria Romero; Voz y sentir de La Rioja; 1965; Lado 1, Corte 5
(Reedición da versión do disco La Rioja en la sangre, do ano 1965.)
César Isella: Elegía a Victoria Romero; Estoy de vuelta; 1968; Cara B, Corte 4
Los Carabajal: Elegía a la Victoria Romero; Vamos a andar la noche con…; 1973; Cara B, Corte 2
Opus Cuatro: Elegía a la Victoria Romero; Op.IV-Nº4; 1976; Cara A, Corte 5
Ramón Navarro: Elegía a Victoria Romero; Tributo a Ariel Ferraro; 2001; Pista 14
Ramón Navarro, Nicolás Carrión e La Colmena: Elegía a la Victoria Romero; El canto del poeta. Homenaje a Ariel Ferraro (VVAA); 2015; Pista 16
*[Por razóns de espazo nunha entrada anterior, etiquetouse a Chito Zeballos como Zeballos. Respectamos a etiqueta actual para evitar duplicidades.]
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lunes, 20 de enero de 2020
Romance de feitizo de amor
Arrimeime a un pino verde
por ver si me consolaba…
Arrimeime a un pino verde
contando estar acollido,
menos da choiva do ceo
que do meu propio feitizo.
Pedinlle consolo ao ar
pasouse o ar fuxitivo;
pedinlle consolo ás augas
de min se arredraron rindo;
senteime á veira da mar,
¡atopeime tan cativo!
Quixen deprender coas olas,
soio deprendín sospiros;
quixen parolar coas nubes,
tan outas non me sentiron.
Aos paxaros rexoubeiros
amostreilles o meu sino,
os paxaros peteiraron
no meu corazón ferido.
Funme consellar coas pedras
vellas coma o mundo mismo,
mostráronme a sua dureza
i eu entendín o seu dito.
Canso do longo penar
arrimeime a un verde pino
e faleille: ¿Entenderás
ti meu door, irmanciño?
¡I en troques de responder
botouse a chorar conmigo!
Eduardo Blanco Amor: Romances Galegos (1928)
Versións:
2naFronteira: Romance de feitizo de amor; Sons de Nós; 2015; Pista 11
por ver si me consolaba…
Arrimeime a un pino verde
contando estar acollido,
menos da choiva do ceo
que do meu propio feitizo.
Pedinlle consolo ao ar
pasouse o ar fuxitivo;
pedinlle consolo ás augas
de min se arredraron rindo;
senteime á veira da mar,
¡atopeime tan cativo!
Quixen deprender coas olas,
soio deprendín sospiros;
quixen parolar coas nubes,
tan outas non me sentiron.
Aos paxaros rexoubeiros
amostreilles o meu sino,
os paxaros peteiraron
no meu corazón ferido.
Funme consellar coas pedras
vellas coma o mundo mismo,
mostráronme a sua dureza
i eu entendín o seu dito.
Canso do longo penar
arrimeime a un verde pino
e faleille: ¿Entenderás
ti meu door, irmanciño?
¡I en troques de responder
botouse a chorar conmigo!
Eduardo Blanco Amor: Romances Galegos (1928)
Versións:
2naFronteira: Romance de feitizo de amor; Sons de Nós; 2015; Pista 11
domingo, 19 de enero de 2020
No puedo olvidar
No puedo olvidar
que no tengo alas,
que no tengo mar,
vereda ni nada
con que irte a besar.
Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)
Versións:
Carmen Linares: No puedo olvidar; Verso a verso; 2017; Pista 14
que no tengo alas,
que no tengo mar,
vereda ni nada
con que irte a besar.
Miguel Hernández: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) (1958)
Versións:
Carmen Linares: No puedo olvidar; Verso a verso; 2017; Pista 14
sábado, 4 de enero de 2020
Romance de Don Gaiferos
I onde vai aquil romeiro, meu romeiro a donde irá,
camiño de Compostela, non sei se alí chegará.
Os pés leva cheos de sangue, xa non pode máis andar,
malpocado, probe vello, non sei se alí chegará.
Ten longas e brancas barbas, ollos de doce mirar,
ollos gazos leonados, verdes como a auga do mar.
“I onde ides meu romeiro, onde queredes chegar?”
“Camiño de Compostela donde teño o meu fogar.”
“Compostela é miña terra, deixeina sete anos hai,
relucinte en sete soles, brilante como un altar.
Cóllase a min meu velliño, vamos xuntos camiñar,
eu son trobeiro das trobas da Virxe de Bonaval.”
“I eu chámome don Gaiferos, Gaiferos de Mormaltán,
se agora non teño forzas, meu Santiago mas dará.”
Chegaron a Compostela, foron á Catedral,
Ai, desta maneira falou Gaiferos de Mormaltán:
“Gracias meu señor Santiago, aos vosos pés me tes xa,
si queres tirarme a vida, pódesma señor tirar,
porque morrerei contento nesta santa Catedral.”
E o vello das brancas barbas caíu tendido no chan,
Pechou os seus ollos verdes, verdes como a auga do mar.
O bispo que esto oíu, alí o mandou enterrar
E así morreu señores, Gaiferos de Mormaltán.
Iste é un dos moito miragres que Santiago Apóstol fai.
Anónimo: Romance xacobeo (S. XIII)
Versións:
Faustino Santalices: Romance de Don Gaiferos; Grabacións históricas de zanfona (1927-1949); 1954; Cara A, Corte 1
Amancio Prada: Romance de D. Gayferos de Mormaltán; Caravel de caraveles; 1976; Cara B, Corte 6
Amancio Prada: Romance de Don Gayferos; Del amor que quita el sueño; 2010; Pista 13
Luar na Lubre: Romance de Don Gaiferos; Solsticio; 2010; Pista 15
camiño de Compostela, non sei se alí chegará.
Os pés leva cheos de sangue, xa non pode máis andar,
malpocado, probe vello, non sei se alí chegará.
Ten longas e brancas barbas, ollos de doce mirar,
ollos gazos leonados, verdes como a auga do mar.
“I onde ides meu romeiro, onde queredes chegar?”
“Camiño de Compostela donde teño o meu fogar.”
“Compostela é miña terra, deixeina sete anos hai,
relucinte en sete soles, brilante como un altar.
Cóllase a min meu velliño, vamos xuntos camiñar,
eu son trobeiro das trobas da Virxe de Bonaval.”
“I eu chámome don Gaiferos, Gaiferos de Mormaltán,
se agora non teño forzas, meu Santiago mas dará.”
Chegaron a Compostela, foron á Catedral,
Ai, desta maneira falou Gaiferos de Mormaltán:
“Gracias meu señor Santiago, aos vosos pés me tes xa,
si queres tirarme a vida, pódesma señor tirar,
porque morrerei contento nesta santa Catedral.”
E o vello das brancas barbas caíu tendido no chan,
Pechou os seus ollos verdes, verdes como a auga do mar.
O bispo que esto oíu, alí o mandou enterrar
E así morreu señores, Gaiferos de Mormaltán.
Iste é un dos moito miragres que Santiago Apóstol fai.
Anónimo: Romance xacobeo (S. XIII)
Versións:
Faustino Santalices: Romance de Don Gaiferos; Grabacións históricas de zanfona (1927-1949); 1954; Cara A, Corte 1
Amancio Prada: Romance de D. Gayferos de Mormaltán; Caravel de caraveles; 1976; Cara B, Corte 6
Amancio Prada: Romance de Don Gayferos; Del amor que quita el sueño; 2010; Pista 13
Luar na Lubre: Romance de Don Gaiferos; Solsticio; 2010; Pista 15
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