miércoles, 22 de enero de 2020

Romance de Flores y Blancaflor

Un conde y una condesa
para Santiago caminan,
a pedir a Dios del cielo
que les diera niño o niña.
Los moros que lo supieron
bajaron de la Turquía,
al conde le dan la muerte
y a la condesa cautiva;
la llevaron a servir
a la reina de Turquía
y quiso Dios y quiso bien,
las dos estaban encinta,
y quiso Dios y quiso bien
que parieran en un día.
Las nodrizas eran falsas
urdieron gran traidoría.
A la reina la dan el niño,
a la condesa la niña,
y cuando ya estaban bien
salen a la cocina,
y la pregunta la reina
cómo ha de poner la niña:
—Dime bien, mi esclava,
cómo has de poner la niña.
—Si yo estaría en mi casa
o la niña fuera mía,
la pondría Blancaflor
o rosal de Alejandría,
que así se llama mi madre
y una hermana que tenía,
que cautivaron los moros
el día de Pascua Florida.
Se abrazan las dos gritando
y armando gran gritería;
el rey que oyó gritar
salió para la cocina:
—Si te hace daño la esclava,
pues yo la castigaría.
—No me hace daño la esclava,
que es una hermana mía.
—Ahora sí que estamos bien,
pues yo me la casaría
con un hermano que tengo
que es la flor de la Turquía.
—No lo querrá Dios del cielo
ni la sagrada María,
dos hijas de Blancaflor,
casadas en morería.
—Anda, vete para casa,
y tírate buena vida,
y la dices a mi madre
que aunque estoy en morería,
debajo del manto llevo
una sagrada María.

Anónimo: Romance novelesco (s. XV)

Versións:
Candeal: Romance de Blancaflor; Por el camino de Santiago, Vol.1; 1991; Pista 9

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