Pues que han abierto esta tarde
las rosas de tu terraza,
deja que ponga mis labios
sobre tus labios, amada.
Tengo fragantes mis manos
para tus carnes intactas;
si tus pechos están blancos,
tú verás mis manos blancas.
Habrá flores y caricias
en la sombra de tu falda,
muchos besos..., muchos besos,
casi ninguna palabra...
Mis ojos sobre tus ojos,
tu alma dentro de mi alma,
tu corazón en tu pecho,
tu pecho en mi mano pálida;
todo bajo el cielo rosa
y el oro de tus pestañas,
todo, amada, bajo el sueño
de tus ojos de romántica;
la tarde se irá muriendo
sobre tus parques; el malva
y el rosa del cielo, harán
bien a las frondas doradas;
vendrá frescura de fuentes,
olor de lilas y acacias,
tal vez alguna magnolia
abrirá su carne blanca...
Y cuando la luna nueva
esté frente a tu terraza,
dará su pena más rosa
para tus rosas, amada.
Juan Ramón Jiménez: Jardines lejanos (1904)
Versións:
Paco Damas: Esta alegría no es sincera; Animal de fondo; 2006; Pista 2
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