Para ti quisiera ser
como sol de noviembre,
que no quema y alumbra a las gentes.
Pero no me toques, niña,
que vivo de fiebre.
Quisiera ser por gracia tuya
como sol de febrero,
que da luz y recata su fuego.
Pero no te llegues, niña,
que todo lo quemo.
Quisiera ser para tu cuerpo
como arroyo de sierra,
que en su fondo las guijas platean.
Pero bajo grueso y turbio:
por mí no te metas.
Por ti sería el álamo
do sestea la tórtola:
aire, amor, que me roce las hojas!
pero mata como enebro
—huye, niña— mi sombra
Por ti no quisiera ser
ni río ni barca
ni sol ni alameda ni nada.
Pero lo soy, y devoro
cuanto me ama.
Entre mí y amor, hermana,
es guerra por siempre:
si me quieres, no soy el que quieres.
Huye de mí, niña, huye
al monte, a las fuentes.
Agustín García Calvo: Canciones y soliloquios (1976)
Versións:
Quesia: Para ti quisiera ser; www.quesia.es; 2014;
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