¡Ay, todo lo que sabes
no te lleva a acertar
dónde estarán las llaves
del cuarto de jugar!
—Te oigo de muy lejos,
¿dónde estás?, no te veo.
…Por favor te lo pido,
dime si este rodeo
lleva a los juegos viejos.
¿Dónde te has escondido?
—Calla, no vale hablar.
Paredes a los lados
que palpas al azar
con los ojos vendados,
no vale tropezar,
escalones gastados,
uno par y otro impar.
—¿Voy dormida o despierta?
¿Es subir o bajar?
—No preguntes y acierta.
El caso es encontrar
nuevamente la puerta
del cuarto de jugar.
—Jugar… jugar… jugar.
Jugábamos a un juego
que siempre iba a durar.
De lo que vino luego
no me puedo acordar.
A la gallina ciega,
a las adivinanzas,
al corro, al veo veo…
¿Y ahora a qué se juega?
¡Son tantas las mudanzas!
Me pierdo, me mareo…
—Pues, hija, el que no atienda
y se empiece a quejar
ése pagará prenda.
Es juego de no hablar,
de ponerse la venda.
Tú sigue sin mirar,
que tal vez esta senda
desemboque en el cuarto de jugar.
Carmen Martín Gaite: Después de todo. Poesía a rachas (1996)
Versións:
Carmen Martín Gaite: El cuarto de jugar; Poemas; 2000; Pista 35
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