Para Mª Antonia Dans, in memóriam
Dijiste:
tu secreto está en la boca,
mientras tus ojos sabios se entornaban
siguiendo la aplicada tarea del pincel,
que a la vez que creaba aquella línea fina,
despacio, como a tientas,
parecía quererla descifrar.
Lo pensé siempre, ¿sabes?,
que en la boca tenías tú el secreto,
no te rías ahora, no jodas, me lo pones
muy duro de pelar.
Debía ser a finales de febrero
y la luz de la tarde
—tarde de hacer novillos—
nos unía a las dos
y nos ponía a salvo
en aquel raro cuenco de tu ático,
una luz maternal, acogedora,
que no daba señales de albergar
amenaza ninguna.
Ya de pie mucho rato te cansabas.
Estas cosas no pueden ser con prisa,
queda mucho, lo siento,
la boca es lo difícil,
el secreto está ahí.
Volví tres veces más
y hasta hoy no había vuelto.
Aquel taller ahora es de tu hija,
lo tiene todo igual,
la luz entraba igual,
hemos dicho tu nombre muchas veces
y ella me ha dado el cuadro.
Esa línea delgada
que con mimo y tesón
tu pincel recorriera
durante tantas horas
da fe de que compartes mi secreto.
Ahora más que nunca.
Ahora que tú ya lo sabes todo.
Carmen Martín Gaite: Después de todo. Poesía a rachas (1996)
Versións:
Carmen Martín Gaite: Escrito en la cara; Poemas; 2000; Pista 31
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