En eso no te voy a defraudar,
en aquel afán tuyo tan ardiente y tirano
de que viviera yo contra viento y marea,
(«por favor, tú tranquila,
no te enfades, no cojas miedo a nada»),
de que saliera al mundo a recorrerlo,
a perderme por él,
a recoger la luz de otras miradas,
la miel de otras colmenas,
el hilo de otros cuentos.
Tú no me dejas ser mujer de Lot,
tú, que me has mantenido
en examen perpetuo de reválida,
tú me mandas vivir, voz de sal y limón,
acogerme impasible al instante presente.
Peleas todavía para que no confunda mi camino
con los atolladeros que me hacen regresar
a la cueva mefítica y sombría
de donde no se sale.
Me dices: «hay camino, sal, no le cojas miedo»;
me obligas a mirarlo blanquear
y a fijarme en la gente atribulada
que circula por él, en todos los que lloran.
Recojo las señales de tu lejano Morse,
tranquila, duerme en paz.
En eso —te lo juro por mis muertos—,
en eso no te voy a defraudar.
Carmen Martín Gaite: Después de todo. Poesía a rachas (1996)
Versións:
Carmen Martín Gaite: Lo juro por mis muertos; Poemas; 2000; Pista 33
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