Sólo sentado en la canción de un grillo
frente al ruinoso rancho sin alero,
trenza en su trenza el trenzador guasquero
tiempos y sueños de invisible ovillo.
Fue peón de estancia, alambrador, tropero;
y en las patriadas gauchas fue caudillo
hizo patria en la paz con su tordillo
y en la guerra quiso patria con su acero.
Hoy trenza guascas sin abrir la boca
mientras hablando para adentro evoca,
aquél enhiesto mocetón morocho
mimado por las hembras y la fama.
Iba agregando del tiento de su drama
a la maravillosa trenza de ocho...
Emilio Carlos Tacconi: La voz del ciprés y otras voces (1980)
Versións:
Amalia de la Vega: El guasquero; Manos ásperas; 1978; Lado 2, Corte 2
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