A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos peleles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.
En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.
A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.
A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.
A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
Gabriel Celaya: Poemas de Juan de Leceta (1961)
Versións:
Ismael: A solas soy alguien; Ismael en España; 1969; Pista 3
Neocantes: A solas soy alguien; Neocantes; 1973; Pista 6
No hay comentarios :
Publicar un comentario