miércoles, 17 de abril de 2013

Albada

Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Por los montantes de la galería
          llega el amanecer,
con su color de abrigo de entretiempo
          y liga de mujer.

Despiértate pensando vagamente
que el portero de noche os ha llamado.
Y escucha en el silencio: sucediéndose
hacia lo lejos, se oyen enronquecer
los tranvías que llevan al trabajo.
          Es el amanecer.

Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros –cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
          después de amanecer.

Acuérdate del cuarto en que has dormido.
Entierra la cabeza en las almohadas,
sintiendo aún la irritación y el frío
          que da el amanecer
junto al cuerpo que tanto nos gustaba
          en la noche de ayer,

y piensa en que debieses levantarte.
Piensa en la casa todavía oscura
donde entrarás para cambiar de traje,
y en la oficina, con sueño que vencer,
y en muchas otras cosas que se anuncian
          desde el amanecer.

Aunque a tu lado escuches el susurro
de otra respiración. Aunque tú busques
el poco de calor entre sus muslos
medio dormido, que empieza a estremecer.
Aunque el amor no deje de ser dulce
          hecho al amanecer.

-Junto al cuerpo que anoche me gustaba
tanto desnudo, déjame que encienda
la luz para besarse cara a cara,
          en el amanecer.
Porque conozco el día que me espera,
          y no por el placer.

Jaime Gil de Biedma: Moralidades (1966)

Versións:
Luis Emilio Batallán: Albada; Tu retrato; 2007; Pista 7



Alejandro Martínez: Albada; Que te voy a enseñar un corazón infiel. Alejandro Martínez canta a Jaime Gil de Biedma; 2010; Pista 4

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