muriendo de mi mal hiciste enmienda,
nos libre de tu ira, y nos defienda.
Mira, Padre amoroso,
cuánto es tenaz esta mundana liga,
y cómo el engañoso
contrario con mil lazos nos obliga,
y el dulce con que cubre su enemiga;
por donde, si acontece que nos prenda
tu blanda piedad a esto atienda.
¿Quién hay que no confiese,
Señor, que son sin fin nuestras maldades?
Mas si culpa no hubiese,
¿a dó demostrarías tus piedades?,
¿en quién relucirían tus bondades?
Las cuales, por que el hombre las entienda,
no tomes a despecho que te ofenda.
Tú, Padre, nos lanzaste
en este mar, y tú nos saca a puerto;
y si ya nos amaste,
cuando el suelo te tuvo vivo y muerto,
ámanos también hora, y nuestro tuerto
a tu dulce perdón no ponga rienda,
mas siempre más copioso en nos descienda.
Fray Luis de León: Obras propias, y traducciones latinas y griegas y italianas, con la parafrasi de algunos psalmos y capítulos de Iob. Sacadas de la librería de Don Manuel Sarmiento de Mendoça, canónigo de la Magistral de la santa Iglesia de Sevilla* (1631)
Versións:
Enrique Morente: Gloria**; Misa flamenca; 1991; Pista 2
*[Primeira edición dos poemas de Fray Luis de León que fixo Francisco de Quevedo.]
**[A versión musical de Enrique Morente alterna o poema de Fray Luis de León con fragmentos do Gloria (De Angelis) Modo V, cantados polos coros a xeito de estribillo.]
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