Me desperté soñándote aquel día
en que estrenó mi corazón latido,
y le puse tu nombre y tu apellido
al cielo, al sol, al mar y a la alegría.
Poco después, cuando la tarde fría
se echó a morir privada de sentido,
supe que, con la luz, tú te habías ido
y que jamás la luz retornaría.
Pero hoy mi corazón incontenible
siente otra vez brotar, como una fuente,
el ávido reclamo de la vida.
¿Por ventura es aún todo posible,
o es que el dolor prepara, reincidente,
con pasos de paloma su embestida?
Antonio Gala: Sonetos de la Zubia (1987)
Versións:
Clara Montes: Me desperté soñándote; Vuelvo a Antonio Gala; 2013; Pista 11
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