El tiempo había volado como las golondrinas,
y el mundo volvió al cauce designado,
ya nadie recordaba la corona de espinas,
ni el madero, ni el tajo en el costado.
La Mater dolorosa,
la Madre de Jesús, la triste rosa,
con su tremenda soledad y el ruego
de su amor maternal,
observaba el bullicio de unos niños en juego,
que era un tropel de abejas alrededor de un panal...
Y vio a su lado la cabeza anciana
de una mujer, con hambre en las pupilas,
que miraba a los niños salpicar la mañana
con granitos de risas y voces intranquilas.
Sus ojos eran lagos de maternal codicia;
!Ese mirar de madre que arrulla y acaricia!
María, comprendiendo aquel dolor humano,
la tomo de la mano, y dijo dulcemente:
—Yo se la sensación que tu alma siente,
es un afán indefinible y fijo,
como el hambre más honda o la sed más ardiente;
y se como calcina como brasa tu mente,
pues como tú, también yo perdí un hijo—.
—Y era mi hijo tan bello!
Rosado y suave como flor de grana,
rubio-castaño, como ese destello
que contra el monte quiebra la mañana.
Y había una mansedumbre en su mirar,
y un místico heroismo...
y su palabra era severa cual la lumbre…
que acuchilla la sombra en el abismo!...
—¿Dime, del tuyo?— pregunto María.
—El mio, era rosado como el día
cuando en el cielo el sol prende su broche,
fresco como un botón entre el ramaje,
su mirada era oscura cual la noche,
y su voz era un trino en el follaje.
Sus bucles eran barbas de maizales
maduros, en las luces otoñales,
sus manecitas, tenues y sedosas,
eran dos avecillas armoniosas;
no había nada en el mundo como el diáfano encanto
del sonar de su risa a través de su llanto.
Y al mirar estos niños, me revienta en el seno
la imagen de mi niño pelirrojo y moreno".
—Fácil es comprender —María le dijo—
el hondo cause de tus penas mudas,
¿Quién eres tú, la madre de tan hermoso hijo?
Y respondió la otra:
—Soy la madre de Judas...
José Antonio Dávila: Vendimia (1940)
Versións:
David Ortiz Anglero: Bíblica; Cien años de amor; 1998; Pista 8
Alberto Cortez e David Ortiz Anglero: Bíblica / A mi madre*; Madres; 2000; Pista 8
*[Recitativo de David Ortiz Anglero seguido da versión musicada do poema Últimos ayes de un bardo, de Sebastián Alfredo Robles, interpretado por Alberto Cortez]
Exelente poema donde nos presenta el Duelo de estas Dos mujeres y como la Vida las reune y nos sorprende quines son y Sus Lazos que las Unen las lleva a un Fin INESPERADO querido LECTOR COMO TU HUBIESE ACTUDO ANTE LA SITUACION
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