Una paloma
cantando pasa:
—¡Upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa;
ni el cocodrilo
ni la yaguaza,
ni la culebra,
ni la torcaza...
Coco, cacao, cacho, cachaza, ¡upa, mi negro, que el sol abrasa!
Negrazo, venga
con su negraza.
¡Aire con aire,
que el sol abrasa!
Mire la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa...
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa...
¡Que muera el amo,
muera en la brasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa.
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Versións: Nicolás Guillén: Canción de cuna para despertar a un negrito; Nicolás Guillén dice; 1965; Pista 6; Ediciones “La rosa blindada”, Buenos Aires
Mercedes Sosa: Canción de cuna para despertar a un negrito; Para cantarle a mi gente; 1967; Pista 12
César Isella: Canción para despertar a un negrito; América joven; 1969; Lado 1, Corte 2
César Isella: Canción para despertar a un negrito; Popular; 1972; Lado 2, Corte 5
(Reedición da versión do disco América joven, do ano 1969.)
Los Lobos: Coco cacao; Vientos del pueblo; 1972; Pista 5
Claudina e Alberto Gambino: Canción de cuna para despertar a un negrito; Canciones del amor amado; 1975; Pista 8
Amparo Ochoa: Canción para despertar a un negrito; El cancionero popular, vol.1; 1975; Pista 10
Ana Belén: Canción de cuna para despertar a un negrito; La paloma de vuelo popular; 1976; Pista 12
Amparo Ochoa: Canción para despertar a un negrito; El cancionero popular de México (Recopilación); 2000; CD1, Pista 11
(Reedición da versión do disco El cancionero popular, vol.1, do ano 1975)
César Isella e Daniel Homer: Canción para despertar a un negrito; 60. Todas las voces todas; 2016; Pista 9
La carita de Aída
tiene un antojo
que los ángeles pintan
con estrellinas de oro,
con estrellinas de oro
sujeticas al cielo,
en los labios perdidos
se tropiezan los besos;
se tropiezan los besos
entre mil arreboles,
mientras la niña ríe
los pucheros que pone,
los pucheros que pone
llevan todos regalo,
en los suaves hoyicos
de su rostro rosado;
de su rostro rosado
brillan cristales,
los ojitos de Aída
acunan los aires.
Lo más cómodo es
llorar desde Madrid
al que muere en Bolivia
(¡quién tuviera un fusil!)
Lo más cómodo es
no tener un fusil,
no luchar en Bolivia
y llorar en Madrid.
Lo más cómodo es
no luchar ni en Madrid,
llorar muertes lejanas
y soñar sin fusil.
El cielo es de ceniza.
Los árboles son blancos,
y son negros carbones
los rastrojos quemados.
Tiene sangre reseca
la herida del Ocaso,
y el papel incoloro
del monte está arrugado.
El polvo del camino
se esconde en los barrancos,
están las fuentes turbias
y quietos los remansos.
Suena en un gris rojizo
la esquila del rebaño,
y la noria materna
acabó su rosario.
Caminando, caminando,
¡caminando!
Voy sin rumbo caminando,
caminando;
voy sin plata caminando,
caminando;
voy muy triste caminando,
caminando.
Está lejos quien me busca,
caminando;
quien me espera está más lejos,
caminando;
y ya empeñé mi guitarra,
caminando.
Ay,
las piernas se ponen duras,
caminando;
los ojos ven desde lejos,
caminando;
la mano agarra y no suelta,
caminando.
Al que yo coja y lo apriete,
caminando,
ése la paga por todos,
caminando;
a ése le parto el pescuezo,
caminando,
y aunque me pida perdón,
me lo como y me lo bebo,
me lo bebo y me lo como,
caminando,
caminando,
caminando…
O cabaleiro da pruma na gorra,
meu amigo é!
O cabaleiro do verde tabardo,
meu amigo é!
Ogallá que na guerra non morra,
meu amigo é!
Non de frecha, de asta nin dardo,
meu amigo é!