Por una senda van los hortelanos,
que es la sagrada hora del regreso,
con la sangre injuriada por el peso
de inviernos, primaveras y veranos.
Vienen de los esfuerzos sobrehumanos
y van a la canción, y van al beso,
y van dejando por el aire impreso
un olor de herramientas y de manos.
Por otra senda yo, por otra senda
que no conduce al beso aunque es la hora,
sino que merodea sin destino.
Bajo su frente trágica y tremenda,
un toro solo en la ribera llora
olvidando que es toro y masculino.
Miguel Hernández: El rayo que no cesa (1934-1935) (1936)
Versións:
Amancio Prada: Por una senda; Dulce vino de olvido; 1985; Cara A, Corte 5
Amancio Prada: Por una senda; Escrito está; 2001; Pista 11
Isabel Montero e Santiago Gómez Valverde: Por una senda; La palabra y el tiempo; 2010; Pista 2
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