Yo también puedo tener
de afectos el alma llena,
que donde vive una pena
puede brotar un placer.
Pero en todo hay, a mi ver,
dulzura con esplendor:
el tigre tiene su amor,
su cariño la paloma,
la rosa brinda su aroma,
y hasta el cardo tiene flor.
Tu voz, al decir cantando
lo que tu pecho cultiva,
es una voz que cautiva
y deja el alma penando.
Pero yo, que voy sembrando
el dolor que recogí,
no quiero pagarte a ti
con lo que puedo ofrecerte,
no quiero enlutar tu suerte,
con las penas que hay en mí.
Tú eres el cariño tierno,
yo, la queja lastimera;
tú, la alegre primavera,
yo represento el invierno.
Tú eres el delirio eterno
de las dichas encantadas;
yo, las congojas lloradas
con lágrimas inocentes,
y dos cosas diferentes
deben estar separadas.
Tú eres el lucero hermoso
que en la mañanita asoma,
enamorando la loma
con su rayo cariñoso.
Eres el ángel dichoso
que me viene a seducir;
pero le debo decir
a tu canto enamorado:
ya he sufrido demasiado,
quiero tranquilo morir.
Elías Regules: Versos criollos (1900)
Versións:
Amalia de la Vega: Triste nº5; Amalia de la Vega; 1959; Lado B, Corte 5
Amalia de la Vega: Triste nº5; Señora del folklore; 1963; Lado B, Corte 5
(Reedición da versión do disco Amalia de la Vega, do ano 1959.)
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