Sin mujer, sin amigos, sin dinero,
loco por una loca bailarina,
me encontraba yo anoche en esa esquina
que se dobla y conduce al matadero.
Se reflejó una luz en el letrero
de la calle, testigo de mi ruina,
y de un coche surgió una gabardina
y los ojos de un tipo con sombrero.
Se acercaba, venía a hablar conmigo.
Mi aburrido dolor le interesaba.
Con tal de que no fuese un policía...
<<Somos el sueño de una sombra, amigo>>,
me dijo. Y era Bogart, y me amaba;
y era Paco Arellano, y me quería.
Luis Alberto de Cuenca: La brisa de la calle. La caja de plata (1985)
Versións:
Paco Ortega e Santiago Gómez Valverde: El editor Francisco Arellano, disfrazado de Humphrey Bogart, tranquiliza al poeta en un momento de ansiedad, recordándole un pasaje de Píndaro, Píticas VIII 96; La palabra y el tiempo, vol.2; 2013; Pista 5
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